Barragán Maldonado, un estudioso de José Alfredo Jiménez,publicó recientemente “Entre Dolores y Remedios. Tributo a JoséAlfredo”; y su hija Paloma Jiménez Gálvez, realiza elprólogo.
En entrevista con Notimex, el especialista destacó: “El libroya está a la venta en Colima y en Dolores Hidalgo, y el estudioarroja que las letras de José Alfredo Jiménez, se pueden usarcomo terapia para controlar trastornos de carácteremocional”.
El investigador abundó que para esta publicación recopilóexperiencias a lo largo de más de un año de personas conconflictos emocionales, incluyendo al sobrino de José Alfredo, denombre José Azanza Jiménez.
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“Parto desde el punto de vista de la filosofía, norefiero a ningún autor específico, porque José Alfredo con sugran amplitud de horizontes, no podemos encasillarlo en una solaescuela, sino que me apoyo en varios filósofos para deducir laaplicación de la lírica del guanajuatense como ayudaterapéutica”.“Es un trabajo a conciencia, enfocado a trastornos como laangustia, la depresión, la soledad y la tristeza, por mencionaralgunos, que pueden tener alivio en la persona afectada al escucharlas canciones de José Alfredo”.
Leopoldo Barragán Maldonado indicó que el libro fue publicadopor la Secretaría de Cultura del Estado de Colima con milejemplares de tiraje: “Con vistas a una segundo tomo, porque aúnhay muchas canciones que analizar del cantautorguanajuatenese”.
Al respecto, Paloma Jiménez Gálvez, indica que BarragánMaldonado lleva al lector a pensar y soñar, bajo elcuestionamiento ¿Será el dolor la causa eficiente en la búsquedadel remedio?, para luego afirmar que dolor y remedio son un binomioinseparable. Las letras de las canciones de mipadre alivian, consuelan, aportan bienestar y serenidad, mitigan decierta manera la incertidumbre y la desesperanza; funcionan comoantídotos, antibióticos, analgésicos y antidepresivos”.En entrevista, José Alamilla Ríos, habitante de Dolores Hidalgo yguía de turistas, señaló que en el año de 1900, llegó a estemunicipio Don Agustín Jiménez Tristán, papá de José AlfredoJiménez, quien funda la primera botica de la zona, logrando conello un gran reconocimiento con una de sus bebidas, conocida como“Carmelitana”, nombre que le pone en honor a su esposa, CarmenSandoval Rocha.
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Puntualizó que “Carmelitana” era para adultos, por lo queera común escuchar, “vamos a echarnos una Carmelitana”, todavez que la bebida llevaba ciertos grados de alcohol: “Pero másadelante la gente la empieza a ocupar como un remedio infantilcontra el espanto”.
De hecho, afirmó que incluso se desconoce si el padre de JoséAlfredo patentó su fórmula: “Lo curioso es que se siguevendiendo como –Agua contra espanto-”.
Al respecto, José Alfredo Jiménez Gálvez confirmó que suabuelo fue un gran boticario, que logró hacer varias mezclas paraaliviar dolores estomacales, depresiones y tristezas, así comodolores musculares y de cabeza: “Hizo varias infusiones, quehacían curas milagrosas a base de hierbas, agua y alcohol”.
Sin embargo, Jiménez Gálvez destacó que a la muerte de DonAgustín Jiménez, su abuela no supo manejar la botica y se perdióel negocio, que fue retomado por la familia que hoy vende lasfórmulas curativas.