La vida de la más grande actriz del cine mexicano, María Félix, continúa estando en boca de todos tras el estreno de su serie biográfica, desde que apareció por primera vez en las salas de cine su dura vida se ha hecho notar, y nadie la hizo más difícil que Enrique Álvarez Alatorre.
Poco se sabe del corto y violento matrimonio que “La Doña” vivió con el padre de su primer y único hijo, ya que en aquellos años ella todavía no daba el salto a la fama mundial que traerían sus apariciones en la pantalla, pero algunas de las heridas que marcaron a María se han vuelto de conocimiento popular.
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Cuenta la historia que desde el momento de casarse con Enrique Álvarez, un 10 de enero de 1931, la vida de la joven de apenas 17 años se volvió un suplicio. Cegado por los celos y la belleza de su esposa, él le prohibía salir a la calle y le dejaba encerrada bajo llave.
Cuando María lograba salir un momento para entretenerse, obviamente bajo estricta supervisión de su marido, tenía que entrar a las salas de cine después de que apagaran las luces e irse antes de que las encendieran, para que nadie notara su presencia y evitar que la miraran.
Aún así, lo peor que alguna vez pudieron haberle hecho a María Félix llegaría años después, con el nacimiento de su primer hijo. Cuando ella logró liberarse de su marido por medio del divorcio, él respondió raptando y llevándoselo lejos de su madre.
El pequeño Enrique Álvarez Félix, Quique, tenía apenas tres años cuando su papá, supuestamente haciendo uso de su influencia para quedarse con la custodia, fue a visitarlo a la Ciudad de México, donde vivía con María. En un descuido tomó a Quique y se lo llevó con él a vivir en Guadalajara en compañía de su abuela paterna.
Una María Félix igualmente destrozada y enfurecida por ser apartada de su hijo, cuentan las historias, juró volverse más influyente que su ex-esposo para recuperar a Quique. Mucho se ha discutido si esto era un acto de amor o una venganza por parte de la mujer indoblegable.
Aliada con su nuevo esposo, el cantante Agustín Lara, María Félix contaba ya para 1945 con fama internacional gracias a su carrera artística, y con los recursos necesarios para recuperar a Quique, y eso hizo, adaptándolo de nuevo.
Las separaciones hicieron daño al hijo de María Félix
Así, siendo apenas un niño, Enrique Álvarez Félix ya había vivido dos raptos traumáticos debido a la guerra que existía entre sus padres. Con María Félix, de un día a otro pasó del hogar amoroso que tenía con su abuela y su padre, que le trataba mucho mejor de lo que alguna vez trató a su mujer, y comenzó a vivir la vida solitaria propia de los hijos de una celebridad de la época.
Poco tiempo después la actriz recibió su oportunidad para irse a actuar a España, pero en lugar de llevarse a su hijo decidió enviarlo a un internado en el extranjero donde pasaría los siguientes 12 años sin apenas ver a su familia.
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Las heridas del abandono acompañaron a Enrique Álvarez Félix por el resto de su vida, algunos dicen que una de las razones por la que nunca se casó fue el temor a repetir la misma historia trágica de sus padres. En una entrevista declaró una vez que de haber tenido un hijo jamás se habría separado ni un momento de él.
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