Chayanne habla y ellas gritan, sonríe y vuelven a gritar, baila y el ruido es ensordecedor. Con este hombre de 50 años que es puro carisma, voz y ritmo las más de 10 mil personas, en su mayoría mujeres, que llenaron el primero de los cinco conciertos que programó en el Auditorio Nacional, viven una catarsis musical que las lleva de la euforia de Torero al romanticismo de Dejaría todo.
Él no para de bailar y ellas no dejan de mostrarle su afecto, se quita la chamarra y vuelven los gritos de la sinrazón, como si el efecto Chayanne las trasladara a una etapa adolescente.
Su conexión no es sólo con la música y las palabras, Chayanne también utiliza la mímica. Así manda besos a las cámaras de los celulares que registran su actuación, hace corazones con las manos, sonríe coquetamente y hasta se toma selfies.
También dedica un set acústico que provoca suspiros. Y por supuesto, convierte en realidad el sueño de muchas al elegir a una sola para bailar Tiempo de vals, aunque la elegida prefirió colgarse a su cuello y no hubo nada, ni nadie, que por unos segundos, la quitara de ahí.
En una hora y 50 minutos, miles se transportan a un mundo en el que el baile es rey, porque para Chayanne "si sabes caminar y sabes bajar las escaleras... entonces saber bailar".