Pocos actores tienen la oportunidad de celebrar una carrera de 50 años y mantenerse vigentes en la industria cinematográfica. Sylvester Stallone es uno de ellos. El actor de 73 años estuvo nominado en 2016 por su trabajo como Rocky Balboa en la cinta Creed y ahora está por estrenar Rambo: Last blood, quinta entrega de este personaje que llega a salas mexicanas este viernes.
“¿Puedes creerlo?”, dice con una sonrisa orgullosa cuando se le cuestiona por sus cinco décadas de trabajo. “He pensado mucho en eso, es muy especial porque no soy una persona con un entrenamiento clásico, tengo ciertos temas físicos que me detuvieron”, dijo el actor durante una entrevista con El Sol de México.
Adriana Barraza recibe reconocimiento y se prepara para Rambo V
El estadounidense confiesa que ha sido su trabajo como guionista el que le ha dado oportunidad de trascender, más allá de su desempeño histriónico. “Cuando me decidí a escribir fue cuando mi vida cambió verdaderamente, porque pude escribir piezas que yo podía interpretar y entender a esos personajes”.
“Me di cuenta que no sólo quería hacer un montón de papeles, sino que quería seguir a las personas a través de toda su vida, porque creo que cada década sucede un salto histórico, a veces notable, y cuando te das cuenta ya tienes 70 años”, detalla el actor, quien visitó México hace unos días.
Tanto Rambo como Rocky son dos personajes que para Stallone representan la esperanza, “ambos son perdedores que tuvieron la oportunidad de hacer algo. Rambo, por ejemplo, es alguien a quien si le das un impulso puedes descubrir su otro rostro”, y ambos son dos papeles que según el tres nominado al Oscar ya no tienen la misma cabida en el cine actual como solían tenerlo antes: “La sociedad se ha movido, se ha vuelto mucho más tecnológica”.
Esta fue precisamente la motivación que llevó a Sylvester Stallone a reencontrarse con Rambo tras 11 años de la última película que presentó. “Creo que me sentí solo porque este tipo de personajes simplemente ya no existen, sentí su amor. Es como un amigo al que he visto crecer”, asegura.
Rambo: Last blood se ubica en la frontera entre México y Estados Unidos, donde este hombre vive en un rancho alejado con María (Adriana Barraza) y Gabrielle (Yvette Monreal) dos mujeres que se han convertido en sus seres queridos y a las que quiere proteger de todo daño.
“Esta vez no forma parte de un ejército, no vive solo en la jungla, no está más amargado. Él viene a casa y se encuentra con las personas que heredaron el rancho tras la muerte de sus padres y que se vuelven su familia. Así es que se vuelve sumamente protector”, señala Stallone.
Sin embargo, Rambo vive con “los estragos de la guerra, es por eso que vive bajo tierra, lo cual es un poco extraño, pero es una metáfora de su propio infierno, porque sigue viviendo ahí, pero hace todo lo posible para mantenerse a salvo”, lo que a su vez le da un toque más humano.
En esta cinta, el histrión comparte créditos con la mexicana Adriana Barraza, quien explica que esta cinta “es una muy oportunidad de ver a un héroe en el momento en que ya está envejecido, quebrado por dentro. Me parecía que el espectador podía tener una muy buena oportunidad de ver que este héroe tiene una vida como ser humano”, destaca la nominada al Oscar.
Para Sylvester Stallone, además de mostrar otro lado de este personaje es también una grata oportunidad para celebrar su carrera actoral. “¡Es imposible”, dice sorprendido. “No sé si esto vaya a pasar, pero si la película debuta en el número uno, entonces habré tenido una película en la primera posición durante seis décadas diferentes. ¡Eso es increíble! Es un gran momento”, concluye.