Las propuestas musicales que tenemos en Sonora, van desde los artistas y cantantes que se cotizan a nivel local, nacional e internacional en cualquiera de los géneros; desde los clásicos hasta los que se encuentran en tendencia.
A lo largo de la historia, hemos de encontrar nombres de artistas sonorenses que han contribuido a la nostalgia, la alegría y la tristeza con su voz y sus propuestas musicales.
En Sonora encontramos cantantes y voces solicitadas en programas de espectáculos, en shows, en restaurantes, bares, camiones y sitios turísticos.
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¿Quién es Rigo Tomar?
Este es el caso de Rigo Tomar, el hombre vestido de vaquero que, acompañado de su vieja guitarra, recorre la playa de Bahía de Kino en busca de clientes, de personas que gusten de la música al grado de pagar por ella a través de interpretaciones personales.
Cada fin de semana, y también en los días feriados, cuando los paseantes se acercan a la playa más cercana y conocida de Hermosillo, Rigo, un hombre de la tercera edad, deja el trabajo en el campo y su casita en el poblado Miguel Alemán para dirigirse a su otra labor.
Bajo una palapa o una carpa, y con más de 500 canciones a cuestas, -más bien, en su memoria- camina por la arena saludando, sonriendo, aguzando la vista a la espera de alguien que quiera musicalizar su estancia.
El trabajo suele llegar pronto, con frecuencia recibe mensajes: “Rigo, andan preguntando por ti”, “Don Rigo, lo buscan al principio de las palapas”; “lo llaman del otro”, y así, entre amigos ocasionales y unos tragos para afinar garganta que le ofrecen quienes lo contratan, Rigo canta y platica.
Bajo la sombra de una carpa, Rigo Tomar asegura “Soy el viudo de los músicos, se me han muerto más de 40”, para referirse a amigos y compañeros de la cantada que ya trascendieron.
Su padre era de Mocorito, Sinaloa; su madre de Álamos, ella le enseñó a cantar y también a tocar la guitarra, de oído. Rigo es analfabeta, nunca ha leído la letra de una canción, esas también las sabe de oído.
Entre una interpretación y otra, se dirige con respeto a las personas con quienes interactúa, platica de su vida, de sus recuerdos, de la nostalgia por su familia. Tiene clientes que ya identifica, aunque hayan pasado meses o años desde la última vez que se vieron.
Los identifica por sus características físicas, y también por la frecuencia con la que coinciden en el mar, donde la canción dice -por cierto- que la vida es más sabrosa.
También tiene memorizadas las canciones que les gustan, ya sea José Alfredo Jiménez con canciones de amor y dolor, o del cancionero popular local, como Sonora querida, por ejemplo.
Rigo tiene una guitarra que abraza como su fiel compañera, con la que comparte momentos que pueden convertirse en inolvidables para quien gusta de su música y de su voz; el instrumento de madera y cuerdas está gastado.
La usa con un tirante para colgarla en su pecho o su espalda, dice que tiene una guitarra nueva en su casa, pero no le gusta presumir; y se acompaña de esta viejita, de la que ya conoce ‘sus formas’, y a la que cubre modestamente con un parche -parece de cartón- las imperfecciones que van evidenciándose con los años.
Las horas transcurren y pasan otros músicos, saludan a todos porque ellos también se ganan así la vida; con Rigo se dirigen ‘con carrilla’, ‘con cola’: Ah, aquí sigues todavía; y permanece porque la petición de canciones no se detiene, y todas se las sabe.
Llega el momento en que Rigo es uno más del grupo que está bajo la carpa, o la palapa… Quizás pronto esté bajo una sombrilla de las que rentaran para quitar las primeras.
Tarde o temprano llega el momento en que le dicen, que preguntan por él, que lo mandan llamar de otro sector de la playa; él siente pena por irse, termina sintiéndose mal anfitrión, pero hay otra sombra, otro grupo que quiere cantar las canciones que saca desde su voz y con su guitarra.
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Si vas a la playa en estos días de puente, o en la Semana Santa, en la de Pascua, o después; y si quieres tener música en vivo a un ladito tuyo, disfrutándola en buena compañía (sólo así se va a la playa, ¿verdad?), al mismo tiempo que tu piel toma color y el aire te despeina, pregunta por Rigo Tomar, si tienes suerte llegará sonriendo a tu lugar, con la piel curtida por el sol y un amplio repertorio para amenizar tu estancia.
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