La ilusión de mantener su negocio en pie no ha sido arrebatada por la pandemia que azota a todo el mundo en la actualidad, ya que Érika Lorenia Miles Rodríguez, al igual que otros emprendedores hermosillenses, es un claro ejemplo de perseverancia, pues es la fe es lo último que se agota ante las adversidades.
Hace 19 años comenzó con este negocio llamado “Minipay”, al inicio solo vendía sus productos, principalmente sus pequeños pays, en abarrotes de distintas colonias, llegando a diferentes tiendas de conveniencia con el tiempo hasta incursionar, desde hace 14 años en eventos con mesas de postres, lo cual, según la propietaria, ha sido el método más rentable y su preferido.
“Mesas de postres, bocadillos, carnes frías y después fuimos incorporando lo que te va pidiendo el cliente y la verdad que, en los eventos, las mesas son nuestro fuerte por así decirlo, es lo que más nos deja y es lo que más nos gusta, a mí en lo personal me encantan las mesas, los eventos, porque te deja crear, es muy padre”, contó.
Tras el confinamiento y los nuevos protocolos establecidos por la pandemia, destacó que actualmente cuenta con el apoyo de una chef, el chofer y una empleada más, no obstante, apostará a que las cosas puedan marchar mejor, ya que durante esta contingencia aumentaron sus ventas a través de Internet, por lo que ahora es más conocida.
Asimismo, mencionó que hace tres años comenzaron con la pastelería, que no era un punto de venta para sus productos, sino que fungía como su oficina y la cocina del negocio durante 15 años, y el lugar donde sus clientes podían hacer la contratación de sus servicios.
Tanto esta sucursal, que se ubicaba en el bulevar Luis Encinas, a un costado de Telmex, al igual que la segunda, con la que tenía poco más de un año, ubicada en Justo Sierra, enfrente de la Prevo, fueron cerradas el pasado 26 de marzo debido a la llegada de la contingencia sanitaria por el Covid-19, pero esto no impidió que siguiera con su proyecto.
“Yo decido cerrar porque la cosa estaba fea, fue el temor de todo mundo y todos empezamos a cerrar. Hace poco más de dos meses decidí no volver abrir en Luis Encinas, porque no teníamos eventos, porque no teníamos para cuándo y allá era muy grande lo que tenía”, explicó.
Érika narró que al lado de su casa tiene un local que anteriormente rentaban, cuando el inquilino de ese momento lo dejó, ella optó por mudarse a ese lugar, luego de vender todo lo que tenía en su primera sucursal para adaptarse y contemplar las herramientas suficientes para un nuevo espacio laboral, con el cual continuarán en la nueva normalidad.
“No tengo bodega, no tengo nada, aquí hicimos mi oficina, la cocina y le decimos ‘La eventería’, porque es donde está todo lo de los eventos, la cristalería, los pasteleros, las flores, todo eso que es decoración para mis mesas”, comentó.
Está en sus planes abrir su segunda sucursal, ubicada en Justo Sierra, declaró, a pesar de las dificultades que tendrá que enfrentar, como el pago de los servicios y la renta del inmueble, resaltó que seguirán fortaleciendo su labor con el fin de mantener su proyecto a pesar de la pandemia.
“Hay que seguir luchando y no rendirse, creo que después de la tempestad viene la calma y yo creo que debemos estar bien positivos a que algo bueno debe pasar y va a pasar después de casi medio año de estar así, creo que hace más el que quiere, que el que puede, es una frase que siempre uso”, finalizó.