En un rincón del Panteón Yáñez, muy cerca del corazón de la capital sonorense, Pedro García Valdez fue recordado por su familia y amigos este 2 de noviembre como todos los años desde su partida de este mundo en septiembre del 2009, con un altar y al son de la música.
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Desde las primeras horas que sale el sol, sus hijos y la viuda que le sobreviven acudieron a uno de los camposantos más grandes de Hermosillo para celebrar la vida de García Váldez, quien se dedicó a la carpintería y la venta de flores, pues siempre residió justo frente al Panteón Yáñez.
Falleció a la edad de 72 años, y aunque vivió la mayoría de sus días en la capital de Sonora, nació y culminó su vida en Huasabas. Asimismo, sostuvo un matrimonio de 52 años, con cuya mujer tuvo un total de ocho hijos que le veneran con devoción.
“Desde el 2 de noviembre del 2009, todos los años siempre lo recuerdan con la música, llega temprano desde la mañana y hasta la tarde. Se le hace su altar y tratamos de pasar todo el día con él. Fue una persona muy querida”, comentó una de sus hijas.
Así, mientras suena la trompeta y la tarola, retumbando el bombo entre las tumbas del panteón, sus familiares bailan junto a su tumba y destapan otra cerveza, expresan su amor al difunto en un altar y colocan flores de cempasúchil frente a su lápida.
A pesar del aire de celebración, el dolor desde su partida, a más de 10 años de distancia, se refleja en el rostro de sus familiares, que lo recuerdan con una lacrimosa calidez, entre risas y suspiros, con un nudo en la garganta.