Alimentos típicos, una alternativa para subsistir durante crisis por Covid-19

Marisela y Moisés, han logrado sobrellevar la pandemia con su esfuerzo diario y con la receta familiar de las coyotas, las cuales han tenido una gran demanda en estos tiempos difíciles 

María José López y Náncy Álvarez | El Sol de Hermosillo

  · sábado 8 de agosto de 2020

Mike Acosta | El Sol de Hermosillo

Platillos tradicionales para subsistir

Innovar para salir adelante durante la contingencia sanitaria, ha resultado una buena idea para la pareja formada por Marisela Reyna Castro y su esposo Moisés Camacho Barreras, quienes decidieron poner en práctica una receta casera de su familia para vender coyotas, además de otros productos sonorenses.

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Marisela es docente en Educación Especial y Moisés es maestro y publicista, tienen una pequeña de un año y medio, ambos corren con los gastos diarios del hogar como la comida o algún otro servicio. Desde que inició la pandemia en Sonora, decidieron entrar en el mundo de las ventas para obtener recursos y subsistir.

“Empecé haciendo coyotas con una receta de mi mamá, lo empecé a hacer para mi esposo y amistades y noté que les gustaron mucho, me dijeron que sí están vendibles, entonces con todo esto de la contingencia me animé a hacer para pagar algunos gastos; han tenido muy buena respuesta porque son distintas a las tradicionales”, contó Marisela.

La empresaria quien es originaria de Ciudad Obregón, Sonora, explicó que uno de los toques esenciales es la lechera en cocción, además de la masa tan peculiar y única que le enseñó a hacer su mamá, pero también tiene coyotas sin azúcar para las personas con algún problema de salud, como la diabetes.

“Siempre me ha gustado la repostería, sé hacer flan, chocoflan, cupcakes, pastel de galleta María, y las coyotas; cualquier postre que me pongas se me facilita. Después haré coyotas de piloncillo, porque la verdad están teniendo muy buena respuesta, me hablan de varios sectores de la ciudad”, mencionó.

Asimismo, con la venta de este postre sonorense han logrado contar con un poco más de apoyo económico para los gastos diarios y subsistir durante una emergencia sanitaria y confinamiento social, pero además, hacen hielitos de distintos sabores y Moisés vende mercancía artesanal como nopales deshidratados y productos para el cuidado personal.

“Mis dos trabajos son muy demandantes, pero cuando tengo la oportunidad salgo a vender hielitos con una hielera a las 12:00 de mediodía y me voy a cinco talleres mecánicos que hay por la colonia, todos me compran, afortunadamente. Es importante perder la pena, porque estás haciendo un bien a tu familia, quitarte los límites de la mente y atreverte a hacer cosas diferentes”, dijo Moisés.

A inicios de su matrimonio con Marisela, cuando su niña Helen estaba recién nacida, él recorría campos y talleres de la ciudad para vender hielitos, con el propósito de llevar algunos pesos a su hogar; afortunadamente hoy tiene dos trabajos, sin embargo, la situación sigue siendo difícil.

“Hubo un momento en el que nos mudamos del lugar en donde vivíamos y ahí estaba más difícil la situación económica, fue en ese momento cuando cobró la fuerza por la venta; la necesidad nos llevó a esto y esa hielera que hoy uso, la utilicé con anterioridad, cuando estábamos recién casados. También somos muy creyentes en Dios, tenemos nuestra fe puesta en él al 100%, pero no solamente nos sentamos a creer y cruzarnos de brazos, pues muchas de las coas que te pasan son decisiones propias”, recordó.

La familia de Moisés es tu motor de cada día, pues menciona que han sido la mayor fortaleza para él, pues aunque en uno de sus trabajos redujeron la nómina por consecuencia de la pandemia, para Moisés no fue un limitante, pues mejor optó por seguir adelante y entrar al mundo de las ventas, al igual que Marisela.

“Muchos límites de nosotros sólo están en nuestras mentes, siempre hay oportunidad de trabajo, no pasa nada si vendemos algo extra y somos profesionistas en alguna carrera. Yo vendía desde que estaba soltero hielitos, pero con esta contingencia sanitaria en uno de los trabajos se me vio reducida la nómina pues tuvimos que echarle ganas a la venta por redes sociales de los productos que ya vendía y unos nuevos.

Cabe mencionar que Marisela cuenta con gran experiencia en terapia de lenguaje, y también como maestra sombra para los niños con necesidades especiales, por lo que brindará clases desde su casa una vez que se estabilice la ciudad y los contagios por Covid-19 disminuyan.

“He estado como maestra sombra, pero estoy más especializada en el área de lengua, incluso daba clases en escuelas, pero cuando me casé y tuve a la niña lo he hecho desde casa. De hecho actualmente estoy tomando un diplomado en Terapia de Lenguaje Clínico, ojalá que pasando la contingencia pueda continuar a domicilio; también he estado en escuelas privadas, y he dado conferencias de inclusión en la Escuela Normal Superior”, compartió.

La joven pareja creativa es resiliente y bastante trabajadora, por lo que invitan a consumir las coyotas, hielitos y los productos naturales que venden a través de las redes sociales, las cuales han sido una valiosa herramienta en estos tiempos de contingencia sanitaria.

“Las coyotas en Hermosillo están súper posicionadas, las que hay aquí es un postre típico en la región, sin embargo, mi esposa y yo les presentamos una opción distinta porque la textura y el sabor son diferentes al resto, nosotros solamente les presentamos otra opción que esperamos que sea de su agrado”, puntualizó.


Ofrecen servicio de panadería a domicilio

A finales de agosto de 2019, Romeo Hernández llegó a la Ciudad del Sol para trabajar como chef ejecutivo en un nuevo restaurante ubicado en una reconocida plaza comercial del municipio de Hermosillo.

Romeo tiene 24 años de edad y es originario de Chihuahua, la empresa restaurantera decidió traerlo a Sonora para cubrir un puesto importante en la cocina del lugar, ya que el desempeño del joven en su trabajo era bueno y podía cumplir con el cargo.

Debido a la contingencia, a finales del mes de marzo el restaurante cerró sus puertas por lo que mandaron a los trabajadores a descanso y éstos a su vez dejaron de generar un ingreso para sus hogares.

“A partir de ahí estuvimos un tiempo sin hacer nada, hasta el momento no nos han dado fecha para la reactivación de actividades, así que decidí hacer algo para ganar dinero durante este tiempo”, manifestó.

El chef compartió la idea con sus compañeros de cocina Alexander y Octavio para trabajar en equipo durante los días de la contingencia y llevar un sustento a sus casas. Así fue como nació Blé Panadería Artesanal, una microempresa que ofrece ocho tipos de pan dulce y los llevan a domicilio.

“Somos un grupo de tres amigos, los conocí trabajando en el mismo restaurante, todos trabajamos en el área de cocina por lo tanto se nos facilita, a mí siempre me ha gustado el pan desde chiquito y ahora que nos quedamos sin trabajar se me ocurrió hacer pan dulce para vender a domicilio y les compartí la idea a mis dos amigos y los dos estuvieron de acuerdo en unirse”, señaló.

Hace apenas unas semanas comenzaron a hacer las pruebas, todos apartaron sus ideas, prepararon el pan, pensaron en un nombre, precio, horario, entregas, entre otras funciones. El nombre Blé significa trigo en francés, así que consideraron llamarlo así porque es un ingrediente importante del postre.

“Todos nos dimos a la tarea de diseñar nuestra propia panadería con las habilidades de cada uno, Alexander se encarga de redes sociales y diseño, de todo lo que tiene que ver con la imagen, fotos y publicidad, también es repartidor por la mañana y Octavio junto conmigo elabora el pan y es repartidor por la tarde”, agregó.

El pasado 20 de julio lanzaron la publicidad en redes sociales, martes y miércoles fueron fundamentales para alzar la marca y promocionar su producto, para que el jueves 23 de julio comenzaran con las entregas a domicilio.

Para iniciar ofrecerán un paquete completo con 8 piezas a elegir entre donas de azúcar, conchas, cuernitos, trenzas, muffins de manzana, roles de canela, hojaldre y panqué de chocolate con un precio de 80 pesos y el costo de envío 20 pesos.

“Hemos estado comentando cuáles son las más buscadas por el público, muchos piden los roles de canela, las donas de azúcar y los muffins, entonces pensamos que son los posibles panes más pedidos por la gente”, mencionó.

El pan es elaborado en casa por los cocineros, las entregas se hacen en algunos puntos de la ciudad entre la zona Centro, Sur y algunas partes del Norte en un horario de 6:00 a 23:00 horas.

“Empezamos vendiendo a los amigos, conocidos y ellos mismos van pasando la voz, ha habido muy buena aceptación por parte de ellos, mis otros dos amigos que son de aquí son los que han hecho publicidad, gracias a Dios tenemos muchos pedidos para los tres próximos días”, expresó Romeo.

El joven compartió que les gustaría seguir con el proyecto después de la contingencia y hacer su propia empresa de venta de pan dulce artesanal, hecho como en casa y que siga creciendo por todas partes de Hermosillo, asimismo invitan a la comunidad a seguirlos en sus redes sociales como Blé Panadería Artesanal.

“Espero que se den la oportunidad de probar este pan artesanal, hecho en casa, está muy sabroso, no se van a arrepentir, también los invitamos a que no salgan de su casa, que tenemos la facilidad de llevárselo a su domicilio cubriendo la mayor parte de Hermosillo y tomando las medidas de higiene requeridas”, finalizó.


Los dogos se adaptan a la pandemia

Si bien es cierto, lamentablemente el confinamiento provocado por la epidemia del Covid-19, ha ocasionado que pequeñas y medianas empresas cuenten con menos clientela, o recortar a personal por la falta monetaria en el negocio.

Aunque los comerciantes independientes de la ciudad han batallado desde hace casi cinco meses, cuando se presentó el primer caso de Covid-19, a la fecha han optado por adaptarse a las recomendaciones sanitarias y salir adelante.

Tal es el caso de Héctor Alberto Badilla, quien es dueño de dos comercios de hot dogs en Hermosillo, llamados “Dogos Beto”, pues aunque la presencia de clientes ha disminuido en ambas sucursales un 40% o más, el joven emprendedor de 26 años ha logrado salir adelante con su esfuerzo y dedicación cada día.

“Sí ha disminuido la clientela porque antes cerrábamos a la 1:00 ó 4:00 de la madrugada, ahora cerramos a las 22:00 horas y eso es lo que nos ha afectado más que nada, pero nos hemos adaptado para seguir adelante”, expresó.

Al llegar a la sucursal ubicada en la calle Huachinera y Guadalupe Victoria, al Norte de la ciudad, se podía percibir, antes de la pandemia, gran cantidad de personas haciendo fila para cenar algún tipo de hot dog, hamburguesa, salchipapas, o boneless, aunque apenas hace una semana, Hot Dogs Beto está volviendo a tener más clientes.

“Siempre ha habido mucha gente, por eso tuvimos que poner letreros que dicen: ‘Tome su Distancia’, para que respeten la sana distancia de 1.5 metros, aunque hay algunas personas que les hemos pedido que tomen las medidas pero no hacen caso, algunas se enojan, aunque la mayor parte de la gente sí es muy consciente porque sí se hace fila”, explicó.

Alberto, con tan sólo 20 años compró su propia carrera de hot dogs a fin de emprender su propio negocio, recordó, pero actualmente, gracias a su dedicación y ganas de salir adelante para él y su familia, ya cuenta con dos sucursales establecidas, un logro que jamás pensó que se cumpliría.

“Desde los 12 años trabajo vendiendo hot dogs, ahí empecé y a los 20 años quise poner mi negocio, pero inicié con una carrera y fui avanzado, incluso no fue idea de mi familia, no es algo tradicional, simplemente fue mi idea, entonces tenía la visión de querer avanzar y poner mi comercio de hot dogs, ya que no es lo mismo una carreta que un negocio”, dijo.

Asimismo, el joven de 26 años comentó que su comercio de “dogos” es el sustento familiar, pues tiene esposa e hijos, además cuenta con nueve trabajadores en ambos establecimientos, por lo tanto la pandemia ha sido una situación difícil de enfrentar, sin embargo, con menos horas de trabajo han logrado mantener los negocios en alto y continuar cada día.

“Cuando empezó todo esto cerré las dos semanas porque pensamos que se iba a componer, pero ya cuando vimos que iba para largo pues vimos que teníamos que abrir y tomar medidas estrictas. Los de Salud e Inspección y Vigilancia nos dieron las instrucciones de que cerráramos a las 10 de la noche”, agregó.

A su vez, expresó que el miedo a enfermarse de Covid-19 cada día está presente en su vida, pero aun así tiene que continuar con su labor y adaptarse a los lineamientos de las autoridades sanitarias, para esto colocó mamparas de acrílico, a fin de que no haya contacto directo entre el cliente y el trabajador.

“Sí tenemos miedo de llegarnos a infectar de Covid-19, pero tenemos que seguir trabajando, aunque todos los días seguimos las medidas, por ejemplo quitamos las mesas, las acordonamos con cinta amarilla para que no se sienten, limpiamos con cloro, jabón y agua todo el lugar, hasta el piso, cosa que hacíamos siempre antes de la pandemia, pues también usamos cubreboca y guantes, pero eso ya lo hacíamos por higiene”, señaló.

Por otra parte, el joven hermosillense tuvo que organizar a los nueve trabajadores que laboran con él en las sucursales, ya que si la cantidad de clientes disminuye, también el pago, sin embargo, comentó que decidió ajustar horarios entre ellos, pues algunos trabajaban nada más los fines de semana.

“También tengo muchos trabajadores, pero nos tuvimos que ajustar, ya que estamos impuestos a una ganancia, pero baja la venta y baja todo, pero ahí va poco a poco, pero sí ha afectado bastante. Hace una semana que la venta ya se quiere componer, pero es muy impredecible, porque de repente se vende bien y luego baja un poco, pero el mes pasado estuvieron trabajando un día sí y otro no, algunos que nomás los fines de semana”, precisó.