La sonorense Gloria Copetillo adoptó a la ciudad de Chiba, en Japón, como su hogar desde hace siete años, tiempo en el que se ha desarrollado como una artista, cumpliendo así su tan anhelado sueño desde los 13 años de edad.
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Con cinco exposiciones montadas en Tokio, todas en la galería Design Festa del barrio Harajuku, Gloria se convirtió en una de las primeras artistas sonorenses en encontrar el éxito en Japón y, con una sexta exposición en puerta, busca enlazar sus orígenes con el país en el que reside
Es por ello insólito pensar que hubo un momento en el que Gloria no estaba segura sobre la clase de artista que sería o cómo conseguiría dar el salto de la ciudad del sol al país del sol, sin embargo tomó un lápiz y comenzó a dibujar garabatos hasta que estos tomaron forma.
Dibujó ilustraciones originales de las cosas que le apasionaban, lo cual la ayudó a encontrar un estilo propio, fue en ese momento cuando, a través de Internet, tuvo contacto con la cultura japonesa y el énfasis casi obsesivo esta ponía sobre el arte, con lo cual la joven tuvo una epifanía.
“En ese tiempo mi meta era ilustrar series de mi invención y, aunque esa meta cambió conforme a mi evolución artística, la meta de ir a Japón permaneció”, relató.
Al carecer de estudios universitarios, sus opciones eran limitadas, por lo que cada plan debía ser trazado con mucha precisión, sin embargo junto a su esposo y la ayuda de un maestro al que le expuso los proyectos tanto académicos como artísticos de ambos, la pareja consiguió una oportunidad de residir en el país.
Fue el primero de octubre de 2012 que la joven junto con su pareja tocaron tierra japonesa, después de un arduo año repleto de formas, documentación y burocracia.
Vida Cotidiana en Japón
El periodo de ajustamiento a una cultura ajena a las costumbres occidentales representó otro obstáculo en sí mismo; requirió años de entendimiento y aprendizaje antes de que pudiera adaptarse e incluso encariñarse con el estricto tipo de vida japonés.
“Me gusta seguir las reglas, vivir en lugares tranquilos y la costumbre de siempre pensar en los demás para mantener un buen ambiente social me han dado una vida saludable y tranquila que aprecio mucho”, agregó.
No obstante, el provenir de una cultura donde se incentiva e incluso se celebra la expresión personal como lo es la mexicana, hizo que fuera difícil asimilar que los japoneses buscan ocultar toda emoción, optando por sonreír y ver el mundo por encima de sus intereses -o necesidades- personales.
Hasta este momento, la costumbre de ocultar las emociones representa la mayor dificultad que ha tenido Gloria al momento de adaptarse al estilo de vida allá, pero ese es sólo un pequeño precio por recorrer los templos milenarios y lugares naturales del país, los cuales le han ayudado mucho tanto a su inspiración como a su salud, ofreciéndole felicidad.
Aún así es imposible pretender que no se extraña el lugar de procedencia, lo cual no exenta a la joven artista, quien añora una auténtica y jugosa carne asada así como la visión de un atardecer multicolor como los que sólo el desierto puede brindar.
Ella y Su Estética
El arte de “Shinobu”, como la llaman sus conocidos y amistades cercanas, fue influenciado por las series animadas japonesas de los años ochenta y noventa, e incluso ahora uno de sus proyectos fue inspirado en los escenarios de aquellas series.
“La razón por la que inicié mi aventura en Japón fue un grupo de mujeres ilustradoras llamadas CLAMP, su arte me llevó hasta donde estoy ahora, uno de mis mas grandes sueños se cumplió al ver sus trabajos originales en una galería en Tokio”, manifestó.
La joven reveló que no hay secreto detrás de su proceso creativo y que apenas y hay un proceso como tal, pues ella es el tipo de artista “sentimental”, como define ella misma, que trabaja guiada por sus emociones y necesidades del día; a veces simplemente se trata de tomar un pincel, mirar por la ventana y dejarse llevar.
Si se tuviera qué simplificar, el propósito del arte de Gloria es expresar sus mundos internos de manera que la hagan sentir más satisfecha y, de paso, buscar que el espectador también conecte con ese mundo, que lo interiorice y lo haga suyo.
Con “Pastel Tokyo”, su penúltima exhibición, buscó compartir los cielos de tonos pastel inspirados en los escenarios que veía durante su infancia, en una mezcla entre melancolía y felicidad.
Momentos cotidianos suspendidos en el tiempo, revestidos con colores que evocan nostalgia y tranquilidad, son los que conforman esta colección de 30 obras, mismas que fueron expuestas del 14 al 20 de agosto.
“Muchas personas me han comentado al ver mis pinturas pastel que les han traído recuerdos de otros tiempos o simplemente sin pensar nada les dan mucha paz o alegría, eso es lo que más deseo, que mis pinturas sean ventanas a emociones que desees tener cerca”, puntualizó.
Bajo un Cielo Pastel
El primer gran logro de Gloria Copetillo fue darse a conocer en la escena “lolita” tokiota, una subcultura urbana cuya estética está fuertemente influenciada por la estética victoriana y los estilos del periodo barroco.
Tal reconocimiento le permitió abrir su primera galería en Tokio, así como confeccionar vestidos, lo cual culminó con un libro ilustrado y la posibilidad de que sus piezas fueran exhibidas en diversas galerías en otros países.
Ahora, alejada de la temática “lolita”, el más grande logro de la joven ha sido abrir su propia tienda de arte y, en el proceso, entablar una conexión más profunda con el arte mexicano, mismo que poco a poco ha tomado fuerza en su obra actual.
“Podría decir que mi evolución y crecimiento como artista ha sido mi más grande logro, ya que Japón tiene un gran apoyo artístico en su gente y no sé si hubiera podido desarrollarme tanto o darme el gusto de cambiar y crear tantos proyectos en otro país”, expuso.
Ahora, con una nueva exposición para el mes de septiembre en Harujuku, misma que tendrá por nombre "Colores de México", la artista tiene en su mirada el arte folclórico en su mirada y espera con ello interesar al público japonés en la cultura mexicana.