No quería abrir los ojos… mis manos temblaban mientras sujetaban las sábanas de mi cama con tanta fuerza que empezaba a hacerme daño. Mi cuarto permanecía a oscuras y se sentía un vacío que me aprisionaba. Tenía miedo… y ese miedo era más fuerte que mis ganas de levantarme de la cama y abrir la puerta de golpe para encontrarme con quien fuera que estuviera haciendo esos ruidos.
Sabía que no era nadie de mi familia porque ya todos habían subido a sus habitaciones, incluso papá, que es quien siempre sube al último y hace ruido al sujetarse del barandal de la escalera; lo había escuchado minutos atrás cuando subió. La ventana de mi cuarto, que da justo a las escaleras, me permitió escucharlo. Pero en la cocina había ruidos…
Alguien o algo estaba arrastrando una de las sillas del comedor, y después escuché muy claro el tintineo de dos vasos de cristal que se encontraron, como si alguien los hubiera recogido de la mesa.
Lee también: ¿Se nos apareció un fantasma? Durante una sesión de fotos, "algo" nos sacó un susto
Pude haber pensado que se trataba de un ladrón, pero la sensación que tenía en el pecho me indicaba que se trataba de otra cosa, algo a lo que difícilmente podría darle explicación si hubiera tenido el valor de salir de mi habitación y encararlo.
Pasó la noche, me venció el sueño y a la mañana siguiente pregunté durante el desayuno si alguien más había escuchado los ruidos, mi hermano me dijo que él también. Al parecer fuimos los únicos. Por la tarde papá tuvo que salir de la ciudad, pues le avisaron que su hermana había fallecido.
Un par de días después, cuando ya había regresado a casa retomamos el tema. Pensé que me diría que simplemente había sido mi imaginación y que los fantasmas no existen ni todas esas cosas paranormales, pero no fue así. Su respuesta hizo que volviera a sentir ese miedo que había experimentado aquella noche, pero esta vez con un poco más de fuerza y más sentido.
¿Quieres recibir noticias directo en tu celular? Suscríbete aquí a nuestro canal de WhatsApp
“No me hagas mucho caso, pero se cuenta que, en mi familia, desde hace muchos años, incluso antes que falleciera mi mamá, cuando un familiar va a fallecer se escucha el sonido de dos vasos de cristal, como si se tratara de un último mensaje, un aviso, un anuncio de muerte… probablemente esa noche fue tu tía…”
¡Regístrate y accede a la edición digital de nuestro semanario!
Historia contada por Armando Aguilar.