Áreas comerciales desoladas y empolvadas por el tiempo que llevan cerradas, así como el ingenio de algunos para poder vender sus productos a domicilio, es lo que se puede notar en las zonas comerciales del poblado Miguel Alemán.
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En un recorrido hecho por la principal zona comercial del poblado Miguel Alemán, ubicada a lo largo del Bulevar Alicia Arellano, se pudo observar que los giros comerciales no esenciales para la vida, como lo estipula el Decreto de Emergencia Sanitaria que hizo el Gobierno del Estado por el Covid-19, al parecer sí son respetados.
Esto sucede al interior de la también llamada Costa de Hermosillo, donde los negocios como tiendas de ropa, barberías, estéticas, expendios de cerveza, entre otros, estaban cerrados al momento de recorrer las calles de este sector rural de la capital sonorense.
Jorge Pérez, es un comerciante que desde hace 23 años atiende su ferretería El Molinito, ubicada en la principal zona comercial, en Bulevar Alicia Arellano entre Calle Presbítero Ramón Arvizu y Bulevar Alicia Arellano; uno de los pocos que se encontraban abiertos.
Este comerciante señaló que él, al igual que los compañeros que pudieron abrir sus puertas al público, toma las medidas pertinentes para evitar contagios y poder seguir en operaciones.
Explicó que se ha notado una baja en las ventas y que sólo los fines de semana es cuando suben un poco, pero en general no ha sido una gran época para dedicarse al comercio.
"Estamos cuidándonos, aprovechando que nos dieron chanza de chambear. Sí se ha notado que los fines de semana nomás sube un poquito la venta", apuntó Jorge.
A simple vista se puede observar que las tiendas que cerraron sus operaciones han buscado alternativas, pues han colocado letreros con sus números de teléfono o redes sociales para atender a domicilio.
"Ahí los he visto batallando, ahí a los que les cerraron el negocio, pues no han podido abrir, ahí le están haciendo la lucha para vender, por teléfono, por Facebook, ahí como pueden entregan a domicilio", puntualizó.
Finalmente el comerciante comentó: "Soy de Sonora, pero tengo 45 años de vivir en este pueblo, 23 con el negocio y nunca en la vida me había tocado algo como esto".