Durante la huida de los acontecimientos violentos ocurridos en Tlatelolco en el año 1968, Francisco Óliver Portilla llegó a Hermosillo junto con un hermano y un primo para instalar la famosa “Súper Taquería Los Ases”, por rumbos del Vado del Río.
Lee también: Cynthia diseña tablas de picar para regalar el Día del Padre
A casi seis años de su partida, su hijo Luis Enrique Óliver Ocaño continúa escribiendo más páginas a la historia de dicho legado, del cual han sido testigos muchas generaciones de varios pueblos de Sonora.
Y es que el joven de 39 años relató para El Sol de Hermosillo que su padre comenzó a vender por la zona donde hoy es el Centro de Gobierno, pues ahí se llevaba a cabo la Expo Ganadera.
“Ahí comenzó mi papá y resulta que ahí cerquita se fueron a rentar un cuartito, se fueron caminando por las calles, a dos calles vivía mi abuelita, le rentó un cuarto a mi papá y ahí conoce a mi mamá”, apuntó.
Posteriormente “Don Pancho” instaló su taquería durante muchos años a un costado del Casino de Hermosillo, donde ofrecía tacos al pastor, huaraches, gringas, quesadillas, tacos de carne asada, tacos de tripa, sopes, lorenzas, guisos, chicharrón, barbacoa, y varios platillos más.
En ese punto de la ciudad la taquería tuvo mucho éxito, ya que además de estar ubicada sobre el bulevar Kino, ésta se mantenía abierta hasta altas horas de la noche, situación que aprovechaban los jóvenes que salían de los antros de aquella época.
“Duró mi papá ahí, los antros estaban alrededor y mi papá siempre fue de que ‘vamos a trabajar hasta la última alma que esté’, y se quedaba ahí hasta la madrugada. Entonces la gente salía de los antros y decía ‘vamos a la taquería Los Ases’”, señaló.
A mediados de los 80 la familia dejó ese espacio y se dedicó a presentarse en las diferentes fiestas regionales, como por ejemplo, se instalaban en Magdalena para el Día de San Francisco, en Guaymas para el Carnaval, en Cananea para las Fiestas de las Flores, así como Sahuaripa, Suaqui Grande y otros pueblos.
Tras esa gira en los distintos pueblos, el fundador de Los Ases se mudó a San Carlos donde vivió los últimos 15 años de su vida, trabajando en todo momento.
“Nosotros somos seis hermanos, los seis tenemos universidad terminada, nos la dio mi papá gracias a la taquería, nosotros estudiábamos de lunes a viernes y el viernes saliendo de la escuela, nos íbamos a donde estuviera mi papá”, mencionó.
Reactivación del negocio
Pasó el tiempo y el joven Luis Enrique se vio en la necesidad de adquirir recursos para tramitar su título universitario, ideando junto con su madre instalar la carreta de tacos en el porche de su casa.
Para ello creó una cuenta de Facebook, publicó el objetivo de la reactivación de la carreta y rápidamente encontró respuesta positiva por parte de personas que conocieron de distintos pueblos, quienes querían probar una vez más los tradicionales tacos.
“Agarré la misma estructura de la taquería de mi papá, publiqué en Facebook, vinieron gente de los pueblos a comer, la gente que conocíamos, yo puse en la publicación que vamos a vender tacos para costearme el titulo”, apuntó.
Tras el éxito en ventas fue invitado a participar en un programa del Ayuntamiento que aglomeraba a distintos comerciantes en los alrededores de la Plaza Alonso Vidal y posteriormente gestionaron un permiso para estar permanentemente vendiendo en la zona.
“Hoy en día llega gente de la edad de mi mamá, que todavía vive mi mamá y me ayuda a trabajar ahí, llegan y dicen, ‘disculpa, ¿es la taquería que estaba enseguida del Casino de Hermosillo?, ahí nos conocimos mi esposa y yo, o que ahí me la llevaba yo de joven cuando salía de los antros’, he estado conociendo todo este tipo de historias que mi papá y mamá me contaban”, externó.
¿Quieres recibir noticias directo en tu celular? Suscríbete aquí a nuestro canal de WhatsApp
Por último comentó que le gustaría seguir con el legado, seguir creciendo ahora que cuenta con una segunda carreta para los eventos de “La Villa”, seguir empleando a jóvenes y llevar a la mesa del cliente los mejores tacos, como lo hacía Don Pancho.
“Ahora yo que tengo la taquería me doy cuenta de lo que batallaba mi papá, las preocupaciones de los permisos, la surtida, conseguir quien trabajara, la mortificación de saber si te va a ir bien o no te va a ir bien, me he topado, recuerdo a mi papá, siento que apenas estoy conociendo a mi papá y ya falleció”.
Mantente informado y síguenos en Google News.