El Día de Todos los Santos, celebrado el 1° de noviembre, es la fecha en que la iglesia católica rinde tributo a los santos y santas que conforman su galería: aquellos hombres y mujeres que siguieron a Jesucristo en la fe; discípulos y discípulas y amaron al prójimo.
El padre Armando Armenta explicó que los santos son, hasta cierto punto, modelos de conducta que representan los valores y aspectos específicos de la devoción, por lo que son dignos de ser elogiados.
“Los santos son sobre todo testigos del amor; hay cientos de santos en la iglesia a través de los mil años de la iglesia y hay un día para ellos en el cual se da gracias a Dios por la santidad, la cual es el amor, el servicio, la misericordia y perdón al prójimo”, expuso.
Las actividades que se llevan a cabo durante el Día de Todos los Santos son litúrgicas: la eucaristía; misa y oraciones a diversas horas son una parte representativa de la celebración, misma que muchas veces pasa desapercibida a favor de Halloween y el Día de Muertos.
Armenta también mencionó que hay una tradición insipiente de esta fecha, particularmente en parroquias donde es notoria la presencia de niños, la cual es vestir a los menores de santos; sin embargo, debido a las condiciones actuales de la pandemia por Covid-19, esto no será posible este año.
El 1 de noviembre no hace distinción entre santos, tanto puede ser celebrado a San Oscar Arnulfo Romero, padre asesinado por defender los Derechos Humanos en El Salvador en 1980 y beatificado hace dos años, como figuras de fe más encriptadas en la cultura popular como San Antonio de Padua.
Diferencia con Día de Muertos
Mientras que el Día de Todos los Santos celebra a aquellos individuos que dejaron su marca en la historia del catolicísimo y fueron canonizados por ello gracias a la Iglesia católica, el Día de Muertos festeja a los difuntos; a los individuos comunes.
El padre Armenta hizo la observación de que, esencialmente, el Día de Todos los Santos involucra actividades litúrgicas tales como el rezo y la oración casi de forma exclusiva, mientras que el Día de Muertos es más bien una celebración.
“Tal como el Día de Todos los Santos e incluso Halloween, se desconoce a ciencia cierta cómo se creó esta celebración, pues, aunque hay indicios de ser una festividad prehispánica, también hay individuos que argumentan que su introducción al folclor mexicano fue más bien instituida en el siglo XX”, acotó.
El Día de los Fieles Difuntos, como se le conoce oficialmente en el calendario católico, sigue una serie de prácticas particulares como la construcción de altares para los fallecidos, mismos que son adornados con velas, comida, fotografías y flores.
De acuerdo con el párroco del templo de San Judas Tadeo, más que celebrar la inevitabilidad de la muerte, el Día de Muertos celebra más bien la vida de las personas que abandonaron el mundo pidiendo por su descanso y diversión en la otra vida.
Aunque tradiciones específicas varían según la localidad, el propósito del evento siempre es el mismo: celebrar a personas ordinarias que en sus familiares y amigos dejaron un vacío extraordinario.
Diferencia con Halloween o Día de Brujas
En Estados Unidos y Canadá, el Día de Todos los Santos se celebra en conexión con Halloween, aunque las festividades estén más bien limitadas al 31 de octubre.
Ambas fechas comparten el espacio en el año litúrgico para recordar a los muertos, incluidos los santos, mártires y los fieles que fallecieron a la espera de la resurrección de Cristo, sin embargo, son fundamentalmente distintas.
Diversas teorías apuntan a que la “Noche de Brujas” y sus tradiciones se originan en festivales de cosecha celtas, entre ellas la celebración pagana de Samhain para el tiempo de cosechas, incluso se especula que Halloween es la versión cristianizada del festival de Samhain.
Durante el 31 de octubre, los niños acostumbran disfrazarse e ir de puerta en puerta pidiendo dulces a través de la práctica conocida como “dulce o truco”, mientras que los adultos realizan otras actividades como realizar fiestas de disfraces o ver maratones de películas de terror.
La Arquidiócesis de Hermosillo, sin embargo, considera incompatible la celebración de Halloween con la fe católica debido a su asociación con rituales paganos y, en general, connotaciones negativas referentes a la celebración.
El arzobispo Ruy Rendón Leal manifestó que celebrar Halloween no es pecado, pero la Iglesia no lo ve bien porque está ligado a los fantasmas, brujas y el terror, por lo que se apuesta a las tradiciones de la cultura mexicana, las cuales no se oponen a la fe.
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"La Iglesia recomienda las tradiciones que nacen de nuestro pueblo, como recuerda a los difuntos y se tiene una fiesta por ellos, es entremezclar la cultura mexicana y la religión", apuntó.