/ lunes 31 de agosto de 2020

Cytrar, 300 mil toneladas de tóxicos bajo tierra en Hermosillo

Este lugar fue epicentro de protestas ciudadanas para exigir su cierre; aún se desconoce qué tanto afecta la salud de los habitantes del sur de la ciudad

Como si se tratara de un camino abandonado del “Viejo Oeste”, con plantas rodadoras, maleza crecida y una entrada que ahora recuerda los cercos de las rancherías, así se encuentra lo que hace más de 20 años era conocido como Cytrar.

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Sin embargo, esto está muy alejado de lo que se vivía por el año de 1998, cuando en un predio en medio del monte, en el kilómetro 15 de la carretera federal número 15, tramo Hermosillo-Guaymas, decenas de personas de grupos ambientalistas, se manifestaban por fuera del tiradero tóxico para exigir su cierre.

Actualmente el sitio luce abandonado y con los estragos del tiempo, sin embargo, es difícil su acceso, no por la inerte cerca de palos y alambres de púas que ahora fungen como puerta, así caseta abandonada que en su momento albergó a guardias que impedían el paso, sino por lo retirado del lugar de confinamiento, pues hay un largo camino de alrededor de 3 kilómetros, hasta llegar a unos cerros, custodios que permanecen firmes en el lugar.

Información proporcionada por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) señala que los residuos confirmados son de materiales generados en industria automotriz, polvos de fundidoras, materiales sólidos contaminados con solventes y aceites, tierras contaminadas, filtros de aceite, recipientes vacíos, adhesivos plásticos, diversa basura industrial, remanentes sólidos de pintura, lodos de plantas de tratamiento, residuos de tintas, balastras, rebabas, selladoras, uretatos, aserrín, tierras diatomeaceas, entre otros.

Antecedentes del basurero tóxico Cytrar

Durante cinco años, de 1989 a 1996, este confinamiento fue operado por el Parque Industrial de Hermosillo, así como el Ayuntamiento de Hermosillo; pero en 1997 y 1998, pasó a manos de la empresa Técnicas Medioambientales, S.A. de C.V. (Tecmed), misma que adquirió las instalaciones a través de una licitación que hizo el Ayuntamiento de Hermosillo.

Sin embargo, el 25 de noviembre de 1998, mediante el Oficio No. DOO.-800-6232 el Instituto Nacional de Ecología negó la renovación del permiso al Cytrar, por lo que se fue a un litigio internacional ante el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a la Inversión (Ciadi), mismo que el Gobierno de México perdió y la sentencia lo obligó a indemnizar a Tecmed con poco más de 5 millones 533 mil dólares, más intereses anuales hasta saldar el pago total.

El pago finiquito se hizo hasta el 29 de febrero de 2004, por el monto de 7 millones 200 mil dólares, con lo que se hicieron los trámites legales de entrega-recepción del confinamiento por la Comisión de Avalúo y Bienes Nacionales (Cabin) y su posterior entrega a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Ya en el 2007 la Semarnat firmó un convenio con el Gobierno estatal para que se hiciera una evaluación de riesgo ambiental, el cual entre Estado y Universidad de Sonora realizaron con fondos de la dependencia federal. Del estudio se concluyó lo siguiente:

"La transferencia de los contaminantes es factible sólo por vía eólica y para eliminarla es necesario realizar el cierre técnico de las celdas 1 y 2, del ex confinamiento, evitando así problemas de salud humana y contaminación del medio ambiente", señala el estudio, según los datos de Profepa.

Posteriormente la Semarnat realizó el proyecto ejecutivo de obras de ingeniería civil y ambiental para el cierre técnico de las celdas 1 y 2, para lo cual se hizo un recubrimiento superior con el sistema multibarrera y sistemas auxiliares. Ya para el 2009, se efectuó el cierre técnico, cuyo resguardo y monitoreo quedó a cargo de Semarnat.

La lucha ciudadana contra el Cytrar

Aunque el confinamiento tóxico, está fuera de la mancha urbana, está cercano al llamado "Cerrito de la Virgen", lugar de culto católico al que acuden miles de personas anualmente, además de que la urbanización ya daba tintes por el año de 1998 de extenderse hacia el Sur, lo cual preocupó ciudadanos y grupos ambientalistas.

Rosa Maria O’Leary Franco, fue una de las activistas que se opuso fervientemente a la operación del Cytrar y a la empresa de origen española Tecmed, a quienes les hicieron plantón alrededor de 50 personas por fuera del confinamiento para exigir el cierre inmediato y estudios ambientales.

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

"En 1996, 1997 empezamos a darnos cuenta que estaban trayendo basura tóxica de Estados Unidos, el ingeniero Juan Manuel Llano denunció cómo estaban entrando góndolas sin ningún cuidado, góndolas del tren abiertas y camiones que venían todos los días del Norte hacia Hermosillo", recordó.

Una vez que se dieron cuenta de la gravedad del asunto y sin el apoyo de las autoridades, que por aquellos años eran a nivel municipal Gastón González Guerra, en el Estado Manlio Fabio Beltrones y en la Federación Carlos Salinas de Gortari, iniciaron con la lucha contra la contaminación.

"Era un tiradero, nomás iban y tiraban, vaciaban las góndolas sin ningún cuidado para los trabajadores, los trabajadores en traje de ranchero. Nosotros estuvimos ahí un mes, en las puestas del Cytrar hasta que nos quitaron los del GOES (grupo de la Policía Estatal), después estuvimos siete meses en la Plaza Zaragoza, nos desalojaron esa vez el 15 de septiembre", lamentó.

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Sin embargo, había juicios que habían iniciado, encabezados por el abogado Domingo Gutiérrez, hasta que lograron que se cerrara el confinamiento, pero sólo evitaron que se abrieran siete celdas más, las cuales eran de gran tamaño.

"Había juicios, interpusimos hasta la Comisión de Cooperación Ambiental, que era con el Tratado de Libre Comercio en Canadá, agotamos todos los recursos y en noviembre de 1998 se cerró el Cytrar, pero se quedaron ahí casi 300 mil toneladas de tóxicos que Semarnat en contubernio con varios investigadores y Profepa, dijeron que no había problema que ahí se quedara", aseguró.

Actualmente cómo lo señalan las autoridades, ya no se reciben desechos tóxicos, pero se quedaron los que ya estaban bajo sellos confinados y con un monitoreo que no ha sido renovado con nuevos estudios, por lo que se desconoce si hay un riesgo para la flora, fauna y para las miles de familias que ahora viven en colonias como Villas del Sur, Haciendas del Sur, Agaves Residencial, entre otras.

Como si se tratara de un camino abandonado del “Viejo Oeste”, con plantas rodadoras, maleza crecida y una entrada que ahora recuerda los cercos de las rancherías, así se encuentra lo que hace más de 20 años era conocido como Cytrar.

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Sin embargo, esto está muy alejado de lo que se vivía por el año de 1998, cuando en un predio en medio del monte, en el kilómetro 15 de la carretera federal número 15, tramo Hermosillo-Guaymas, decenas de personas de grupos ambientalistas, se manifestaban por fuera del tiradero tóxico para exigir su cierre.

Actualmente el sitio luce abandonado y con los estragos del tiempo, sin embargo, es difícil su acceso, no por la inerte cerca de palos y alambres de púas que ahora fungen como puerta, así caseta abandonada que en su momento albergó a guardias que impedían el paso, sino por lo retirado del lugar de confinamiento, pues hay un largo camino de alrededor de 3 kilómetros, hasta llegar a unos cerros, custodios que permanecen firmes en el lugar.

Información proporcionada por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) señala que los residuos confirmados son de materiales generados en industria automotriz, polvos de fundidoras, materiales sólidos contaminados con solventes y aceites, tierras contaminadas, filtros de aceite, recipientes vacíos, adhesivos plásticos, diversa basura industrial, remanentes sólidos de pintura, lodos de plantas de tratamiento, residuos de tintas, balastras, rebabas, selladoras, uretatos, aserrín, tierras diatomeaceas, entre otros.

Antecedentes del basurero tóxico Cytrar

Durante cinco años, de 1989 a 1996, este confinamiento fue operado por el Parque Industrial de Hermosillo, así como el Ayuntamiento de Hermosillo; pero en 1997 y 1998, pasó a manos de la empresa Técnicas Medioambientales, S.A. de C.V. (Tecmed), misma que adquirió las instalaciones a través de una licitación que hizo el Ayuntamiento de Hermosillo.

Sin embargo, el 25 de noviembre de 1998, mediante el Oficio No. DOO.-800-6232 el Instituto Nacional de Ecología negó la renovación del permiso al Cytrar, por lo que se fue a un litigio internacional ante el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a la Inversión (Ciadi), mismo que el Gobierno de México perdió y la sentencia lo obligó a indemnizar a Tecmed con poco más de 5 millones 533 mil dólares, más intereses anuales hasta saldar el pago total.

El pago finiquito se hizo hasta el 29 de febrero de 2004, por el monto de 7 millones 200 mil dólares, con lo que se hicieron los trámites legales de entrega-recepción del confinamiento por la Comisión de Avalúo y Bienes Nacionales (Cabin) y su posterior entrega a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Ya en el 2007 la Semarnat firmó un convenio con el Gobierno estatal para que se hiciera una evaluación de riesgo ambiental, el cual entre Estado y Universidad de Sonora realizaron con fondos de la dependencia federal. Del estudio se concluyó lo siguiente:

"La transferencia de los contaminantes es factible sólo por vía eólica y para eliminarla es necesario realizar el cierre técnico de las celdas 1 y 2, del ex confinamiento, evitando así problemas de salud humana y contaminación del medio ambiente", señala el estudio, según los datos de Profepa.

Posteriormente la Semarnat realizó el proyecto ejecutivo de obras de ingeniería civil y ambiental para el cierre técnico de las celdas 1 y 2, para lo cual se hizo un recubrimiento superior con el sistema multibarrera y sistemas auxiliares. Ya para el 2009, se efectuó el cierre técnico, cuyo resguardo y monitoreo quedó a cargo de Semarnat.

La lucha ciudadana contra el Cytrar

Aunque el confinamiento tóxico, está fuera de la mancha urbana, está cercano al llamado "Cerrito de la Virgen", lugar de culto católico al que acuden miles de personas anualmente, además de que la urbanización ya daba tintes por el año de 1998 de extenderse hacia el Sur, lo cual preocupó ciudadanos y grupos ambientalistas.

Rosa Maria O’Leary Franco, fue una de las activistas que se opuso fervientemente a la operación del Cytrar y a la empresa de origen española Tecmed, a quienes les hicieron plantón alrededor de 50 personas por fuera del confinamiento para exigir el cierre inmediato y estudios ambientales.

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

"En 1996, 1997 empezamos a darnos cuenta que estaban trayendo basura tóxica de Estados Unidos, el ingeniero Juan Manuel Llano denunció cómo estaban entrando góndolas sin ningún cuidado, góndolas del tren abiertas y camiones que venían todos los días del Norte hacia Hermosillo", recordó.

Una vez que se dieron cuenta de la gravedad del asunto y sin el apoyo de las autoridades, que por aquellos años eran a nivel municipal Gastón González Guerra, en el Estado Manlio Fabio Beltrones y en la Federación Carlos Salinas de Gortari, iniciaron con la lucha contra la contaminación.

"Era un tiradero, nomás iban y tiraban, vaciaban las góndolas sin ningún cuidado para los trabajadores, los trabajadores en traje de ranchero. Nosotros estuvimos ahí un mes, en las puestas del Cytrar hasta que nos quitaron los del GOES (grupo de la Policía Estatal), después estuvimos siete meses en la Plaza Zaragoza, nos desalojaron esa vez el 15 de septiembre", lamentó.

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Sin embargo, había juicios que habían iniciado, encabezados por el abogado Domingo Gutiérrez, hasta que lograron que se cerrara el confinamiento, pero sólo evitaron que se abrieran siete celdas más, las cuales eran de gran tamaño.

"Había juicios, interpusimos hasta la Comisión de Cooperación Ambiental, que era con el Tratado de Libre Comercio en Canadá, agotamos todos los recursos y en noviembre de 1998 se cerró el Cytrar, pero se quedaron ahí casi 300 mil toneladas de tóxicos que Semarnat en contubernio con varios investigadores y Profepa, dijeron que no había problema que ahí se quedara", aseguró.

Actualmente cómo lo señalan las autoridades, ya no se reciben desechos tóxicos, pero se quedaron los que ya estaban bajo sellos confinados y con un monitoreo que no ha sido renovado con nuevos estudios, por lo que se desconoce si hay un riesgo para la flora, fauna y para las miles de familias que ahora viven en colonias como Villas del Sur, Haciendas del Sur, Agaves Residencial, entre otras.

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