A partir de la entrada en funciones de la desaladora en Empalme, los residentes de esa localidad y Guaymas mantienen el suministro de agua de forma constante, cuyo proyecto fue financiado por la Banca Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) a través del Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin).
Dicha infraestructura se gestionó desde el 2015, debido a que los pozos terrestres perdieron su capacidad para dotar del recurso hídrico a los ciudadanos, de ahí que tras años de construcción se logró inaugurarla a mediados de julio del 2022.
Dicha estación que convierte el agua de mar en potable tiene una capacidad de 200 litros por segundo, que son inyectados a la red de distribución de esos dos municipios, cuyas familias padecieron durante décadas el déficit de ese recurso natural.
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Para lograr esa planta se aplicaron alrededor de 345 millones de pesos como apoyo no recuperable mediante esa entidad financiera, que equivale al 49 % del costo total del proyecto, mientras que el resto corrió a cargo de la empresa Aqualia que se encarga de la operatividad actualmente.
Representantes de ese consorcio han explicado que del agua del mar se le retira la sal y se potabiliza, para tener líquido dulce que puede ser consumido por cualquier persona a la que se le lleve ese beneficio.
Del 100 % extraído se quedan con un 45 % y el resto del recurso hídrico se regresa al mar. La planta lleva alrededor de 17 mil metros cúbicos diarios a una pila en Empalme donde se concentra para posteriormente ser inyectada en la red potable y distribuirla en las colonias.
Con esta tecnología de innovación, autoridades de distintos niveles han señalado que no solo se trata de llevar agua, sino de crear oportunidad para que las personas se desarrollen en diversos apartados como es la producción de alimentos, servicios y demás.
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Para el especialista en temas hídricos en el Colegio de Sonora, Nicolás Pineda Pablos se requiere de una obra similar en Puerto Peñasco, pero que sea de uso exclusivo de los rocaportenses, dado a que actualmente se desarrolla un proyecto de ese tipo, promovido por el gobierno de Arizona, sin embargo no cuenta con el Manifiesto de Impacto Ambiental, ni con la anuencia del gobierno mexicano, por lo tanto considera que se hace en "lo oscurito".
En el caso de Hermosillo, reiteró que no es necesita una desaladora, ya que hay el agua suficiente, además de que para optimizar su uso se deben aplicar acciones como es enfocarse en el manejo del agua tratada, verificar la calidad de la red para evitar que desperdicie el líquido, así como planear bien la cuenca para establecer qué tanta se le dará a la ciudad y a la agricultura.
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