Al ser frontera con Estados Unidos, la ubicación geográfica de Sonora la vuelve uno de los puntos más concurridos para el arribo de migrantes que vienen desde el Sur de México, así como desde otros países de América Latina, pues según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de 2017 a 2020 migraron alrededor de 75 mil 302 personas.
De acuerdo con los datos del último Censo de Población y Vivienda 2020, a Sonora llegaron a más de 75 mil personas de diversas partes del país, como Sinaloa, Oaxaca, Chiapas, Baja California, Chiapas y Oaxaca, donde el 39% afirmó que migró para reunirse con su familia, 22.8% fue para buscar trabajo, 15.6% por cambio de trabajo u oferta laboral, entre otros motivos.
Sin embargo, también se registró el ingreso de migrantes provenientes de países sudamericanos, como es el caso de Venezuela, los cuales llegaron a la entidad por huir de la violencia e inseguridad que azota al país, motivo que dio 1.8% de las personas migrantes.
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En ese sentido, Gloría Ciria Valdez, coordinadora del Seminario Niñez Migrante de El Colegio de Sonora, destacó la importancia de recordar esta situación durante el Día Internacional del Migrante (18 de diciembre), para lo que es necesario atender esta problemática mediante una política integral para atender a la población que llega al Estado por situaciones que vulneran sus derechos humanos.
“Estamos hablando de miles y miles de personas desplazadas en todo el mundo por diversas razones, por pobreza, desastres naturales, pobreza, etcétera; en México el paradigma ha cambiado, ya no somos un país en tránsito, sino un país de destino. Las cifras actuales hablan de que más de 120 mil personas, en este año que está terminando, han solicitado refugio para quedarse en México, especialmente de Centroamérica”, comentó.
Asimismo, destacó que todavía hay una gran cantidad de personas que esperan en la frontera con Estados Unidos que su solicitud de asilo político sea resuelta, por lo que están siendo recibidas a cuenta gotas, a los que se suman los migrantes que transitan por el país en busca de cruzar al país vecino del Norte por otros medios, ya que se debe recordar que las movilizaciones humanas de este tipo no son actos fortuitos, sino que ocurren en procesos que impactan a toda la familia.
“En este Día del Migrante, hay que recordar que impera la urgencia de contar con una política migratoria integral y transversal para implementar y gestionar programas de apoyo para que los niños, niñas y adolescentes, que es la población más vulnerable en el fenómeno, sigan contando con su derecho a recibir educación, salud, comida, servicio médico, techo, etcétera; es un llamado a que países como México implementen medidas son de securitización de las fronteras, sino una política integral basada en derechos humanos”, dijo.
En el caso de Sonora, afirmó que es necesario pasar de una visión en la que se estigmatiza a las personas en situación de migración, por lo que reconoció que hasta hace pocos meses se formó el Consejo Estatal de Atención al Migrante, prevista en la Ley de Protección y Atención al Migrante, aprobada en 2007, por lo que tardó más de 15 años.
Mientras tanto, aseveró que la entidad cuenta con todo para ser un ejemplo nacional del trato hacia las personas migrantes, pues los integrantes de la sociedad civil organizada, académicos interesados y albergues tienen la disposición de atender la problemática, por lo que solamente hace falta contar con voluntad política para llevar a cabo mejoras sustanciales a las condiciones con las que se reciben a los migrantes.
Asesorías escolares para migrantes
Niñas, niños y adolescentes migrantes son recibidos en el Seminario Niñez Migrante, provenientes de diversos albergues, entre los cuales, el 85 por ciento son menores de edad provenientes de Centroamérica, principalmente de Guatemala, Honduras y Venezuela, inclusive de Ecuador o Nicaragua, los cuales buscan reunirse con sus familiares en Estados Unidos o esperan una oportunidad laboral mejor a la que podrían aspirar en sus lugares de origen.
Sin embargo, también se atiende a personas que han sido repatriadas desde Estados Unidos, es decir, que a consecuencia de las políticas migratorias del país vecino del Norte, han tenido que emigrar hacia su país de origen, una cuestión que para muchos pasa de manera inadvertida, pero que conlleva una importante serie de consecuencias negativas, especialmente para los hijos de migrantes que nacieron en la nación de las barras y las estrellas.
Rubén Flores, originario de Hermosillo, Sonora, vivió durante 10 años en Phoenix, Arizona, donde sus hijos nacieron y crecieron en Estados Unidos; sin embargo, hace cinco años que las cosas cambiaron drásticamente para su familia cuando tuvo que retornar hacia México, siendo sus hijos los principales afectados de la repatriación, dado que, a pesar de que ambos hablan español, ninguna había vivido en esta parte de la frontera, lo que acarrea un choque cultural importante.
“Mi hijo de 15 años batalló más para el español, los dos batallaron mucho, pero especialmente él; para mi hija, que es más pequeña, quizá por eso mismo se le hizo más fácil adaptarse. La cuestión cultural ha sido difícil para ambos pero hemos tratado de aminorar… Mis hijos son americanos, pero son menores de edad, y se les dificulta, pero eventualmente la idea es que regresen”, comentó.
Mientras tanto, la familia Flores ha tenido que lidiar con los diferencias del sistema educativo mexicano, ya que el mayor de los hijos padece de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), enfermedad que no es tratada de la misma manera en las escuelas de este lado de la frontera, por lo que el rendimiento escolar se vuelve cada vez más difícil.
Asimismo, a pesar de que los hijos de Rubén tienen ascendencia latina, siendo hijos y nietos de mexicanos, eso no ha sido ningún impedimento para las burlas en el salón de clase, donde han sido apodados como “gringos” o “gabachos”, lo cual pudiera no parecer un acto discriminatoria, pero conlleva un señalamiento que termina por aislar a ambos de su entorno.
A pesar de lo anterior, los ánimos de Rubén porque sus hijos tengan un futuro mejor nunca han menguado, por lo que sus hijos fueron aceptados en el Seminario Niñez Migrante, donde han recibido tutorías escolares para ayudarles a mejorar su rendimiento escolar, además de que pueden conocer a otros jóvenes en situaciones muy similares a las de ellos, creando mejores redes de apoyo.
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“Esto no es realmente comprendido por la sociedad, a lo mejor los mexicanos o sonorenses estamos familiarizados, todos conocemos a un familiar o amigo que se ha ido a Estados Unidos o que quiere irse, entonces no somos ajenos a la emigración, pero la inmigración, sobre todo de repatriados mexicanos, es muy diferente, sobre todo en menores. Gracias a este programa se facilita la transición, y aun así es difícil”, relató.
Por tanto, reflexionó sobre el fenómeno de la migración y de sus consecuencias, destacando que es un problema milenario y, a pesar de todo, la humanidad no parece haber encontrado una solución digna al problema, pues ya sea por violencia, inseguridad, falta de empleo, entre otras cuestiones, muchos deben dejar a sus familias y amigos en busca de mejores oportunidades, a pesar de que la xenofobia, las bandas criminales y el racismo, hagan que esto sea cada vez más difícil.
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