Cada vez son menos las personas que optan por estudiar una carrera universitaria, al grado de que en Sonora el promedio de escolaridad de la población de 15 años y más es de 10.4, es decir, hasta primero de preparatoria.
En el estado hay un total de 786 mil 36 alumnos pertenecientes a un sistema educativo público y privado según datos de la Dirección General de Planeación, Programación y Educación Educativa durante el ciclo escolar 2021-2022.
De esta cantidad, 396 mil 943 son mujeres y 389 mil 915 hombres, desde la educación inicial hasta una educación superior, ya sea licenciatura o posgrado.
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Dentro de la comunidad sonorense, 2 de cada 100 personas de 15 años y más no tienen ningún grado de escolaridad, mientras que 47 de cada 100 en el mismo rango de edad, tienen la educación básica concluida.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), la disminución de estudiantes se registra en el nivel media superior donde 27 de cada 100 personas de 15 años o más, mientras que 24 de cada 100 concluyeron la educación superior.
En el marco del Día del Estudiante, es momento de hablar sobre los retos a los que la comunidad estudiantil se enfrenta en sentido de las nuevas necesidades de la sociedad y cómo el modelo educativo se ha visto obligado a incorporar nuevos conocimientos para generaciones futuras.
En el caso de la Universidad de Sonora (Unison), la institución educativa ya cuenta con dos nuevas carreras relacionadas al enfoque de la transición energética, como lo es la licenciatura en Química con enfoque de energías limpias y la licenciatura en Semiconductores; mientras que la Universidad Estatal de Sonora (UES) tendrá a disposición un diplomado sobre el litio.
El secretario de Educación y Cultura en Sonora, Aarón Grageda Bustamante, dio a conocer que uno de los más grandes retos es el hacer del Programa de transición energética de nuevas energías, un cambio en el sistema educativo. Para lograrlo, se habla de una colaboración con instituciones internacionales como la NASA, y con la Unison se trabaja con el humedal de La Sauceda para instrumentalizarlo como educación.
“En Sonora tenemos una apuesta muy grande a la educación con perspectiva de Ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, trabajando con el modelo de educatrónica en la primaria alta y en secundaria, a través de modelos de robótica”, indicó.
Esto señala que las futuras generaciones, contarán con habilidades y conocimientos enfocados en las nuevas necesidades de la sociedad desde muy temprana edad, lo que implica la adaptación y restructuración de las carreras universitarias.
¿Qué espera un estudiante de preparatoria?
Hasta el 2020, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, en Sonora el grado promedio de escolaridad de la población de 15 años y más de edad, era de 10.4, lo que equivale a poco más del primer año de bachillerato.
A nivel nacional, la población de 15 años y más tiene 9.7 grados de escolaridad como promedio, es decir, sólo un poco más de la secundaria concluida. En estos datos, influyen diversos factores como el económico pero también se habla de un desinterés por continuar con los estudios.
Actualmente, los estudiantes durante su etapa adolescente, experimentan una gran serie de cambios y adaptaciones debido a las modas que surgen en la sociedad, ya sea con influencers, artistas, gamers y demás.
Aun así, hay jóvenes de preparatoria que deciden darle un seguimiento profesional a su preparación educativa, como Dafne Xtchel Gutiérrez Moroyoqui, quien cursa su último año de bachiller y comparte sus aspiraciones como futura universitaria y los retos a los que se enfrentó al elegir una carrera.
“Fue un poco para mí escoger una carrera ya que tenía contempladas varias opciones, una de ellas fue la licenciatura en derecho y poco después pensé en criminología, ya me había decidido por la segunda pero pensé en las oportunidades de trabajo y una buena plaza, entonces regresé a la primera opción”, expresó.
A pesar de que, en su situación, mantiene una postura decisiva sobre continuar con sus estudios, comparte que varios de sus compañeros decidieron tomar un año sabático e incluso algunos eligieron no estudiar, pues prefieren “no batallar” y comenzar a trabajar pronto.
Las clases virtuales influyeron en el desinterés de jóvenes
Por otro lado, existen estudiantes universitarios que, al estar en proceso de una carrera, se dan cuenta de que no era lo que realmente esperaban y simplemente pierden el interés en continuar con su preparación.
Nikole Javalera y Aarón Fernando Contreras, cursan la Licenciatura en Médico Veterinario Zootecnista en la Universidad de Sonora y expresan que a raíz de la pandemia por Covid-19, se cuestionaron sobre haber elegido esa carrera, pues al no poder realizar prácticas presenciales en diferentes materias, el interés quedó de lado.
“Cuando recién entramos a la uni, estaba muy padre, me gustaba mucho, me encantaba ir a la escuela y las tareas que me dejaban y las clases que me daban, hasta que por pandemia dejamos de hacer lo que nos gustaba y lo llevamos en línea y ya no me agradó”, confesó Nikole.
Al pasar los semestres, la estudiante mencionó que el plan de estudios de la carrera dejó de ser compatible con sus aspiraciones, así como una falta de organización en los horarios de clases. Aun así, decidió terminar la licenciatura, pero asegura que no se siente preparada para ejercer su profesión.
De igual forma, Aarón Fernando, comenta que durante la pandemia sintió que no aprendió lo suficiente, pues se dejaron de lado varios conocimientos a desarrollar que eran pieza clave en su preparación.
“No hicimos prácticas con algunos maestros, pero sí son muy buenos explicando y siempre nos ayudaban en todo, aunque pudiera mejorar principalmente en la logística con los horarios y en los transportes que nos asignan, pero en lo académico no tengo nada que reclamar”, compartió.
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Por su parte, la maestra en psicología dentro de la Universidad de Sonora, Rocío Haydée Arreguín Moreno, asegura que el primer año de universidad, es el más complicado de integración, adaptación y retención del estudiantado.
“Es el de más riesgo y en el que históricamente hemos observado con mayores deserciones y claro que ahora hubo una mayor población de estudiantes en los demás semestres, que decidieron tomarse un descanso porque no les valió la pena continuar o personas que reconfiguraron su plan de vida profesional y decidieron cambiarse de carrera”, finalizó.
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