El ayudar a que la gente esté sana, fue la razón que motivó a Marcio Pérez Batista a convertirse en médico general, cuya profesión resalta su lado humano al atender a diario a decenas de personas que presentan complicaciones en su salud.
Recordó que fue en 2016 cuando egresó de una universidad en la Ciudad de México, a donde se mudó por más de cuatro años para cursar dicha carrera, contó a El Sol de Hermosillo, por lo que ya son más de ocho años de ejercer como galeno.
"Tomé la decisión de estudiar Medicina porque me gusta ayudar a la gente, es una satisfacción el poder contribuir en su bienestar, porque a los consultorios u hospitales se va solo cuando se está enfermo y es ahí cuando hacemos las valoraciones y les indicamos qué tratamientos seguir para que se mejoren", explicó.
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También el conocer el cuerpo humano fue otro factor que lo llevó a interesarse en esa actividad, la cual le ha dejado muchas historias positivas, principalmente cuando los pacientes le agradecen por sus servicios.
Desde un principio optó por poner su propio consultorio ubicado al sur de la ciudad, con la finalidad de atender a grupos vulnerables a bajos costos, pues entiende que no todas las personas tienen acceso a instituciones de seguridad social.
Dijo sentirse satisfecho con su labor, más si en el marco del Día del Médico que se celebra este 23 de octubre en México, lo pasa haciendo lo que más le gusta: trabajando y comprometido con brindar sus conocimientos para asistir a quienes presenten complicaciones en su salud.
A sus 33 años se mantiene en constante capacitación para estar a la vanguardia en los nuevos males que aquejan a la sociedad, pues desde que finalizó la pandemia del Covid-19, la cual le dejó una gran enseñanza, ha elevado su nivel de conocimientos más de lo que tenía antes del 2020.
"En la pandemia hubo mucho trabajo porque hospitales no se daban abasto, atendí a mucha gente con síntomas respiratorios, mucha gente con otras enfermedades que no podían ser atendidos y eso me dejó una lección, nunca es suficiente lo que sepas, siempre hay que esforzarse por aprender más", remembró.
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Una anécdota que recuerda con especial importancia fue hace unos años, cuando llegó a su consultorio una mamá con su hijo, preocupada por la alta fiebre y dificultad para respirar del menor, a quien logró canalizarlo para que pudiera ser trasladado a un hospital, cuyo desenlace fue positivo, pues días después se enteró que se había recuperado satisfactoriamente.
"Sé que tengo una gran responsabilidad en mis manos, el tratar de poner sana a la gente, la cual asumo con todas sus letras, por ello siempre haré lo que esté a mi alcance y facultades para que así sea", finalizó.
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