Ramoncita Rosales nació en pleno Día de Trabajo en el año de 1940 en Baja California, todos los años su padre participaba en la marcha del 1° de mayo, pero ese año fue la excepción, pues el nacimiento de su hija cambió los planes y decidió luchar por la vida de su pequeña.
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Un día como hoy, pero del año 1940, Leonardo Rosales participaba en el tradicional desfile de Día del Trabajo, mientras su esposa Adelayda Gil estaba a punto de dar a luz a Ramoncita una de sus hijas más pequeñas. Leonardo era agricultor, y como como cada año, en compañía de otros obreros, exigía el respeto a sus derechos.
Adelayda era tarahumara, vivía en Ciudad Obregón cuando conoció a Leonardo. Tiempo después, decidieron mudarse a Baja California, a un ejido cerca de Mexicali, llamado República Mexicana, para iniciar una nueva vida juntos y tener hijos.
“Mi papá siempre le ayudaba a la partera cuando mi mamá iba a tener a los bebés, cuando nacían mi papá, Leonardo, los bañaba, los envolvía en una sábana, acomodaba a mi mamá y le ponía al niño por un lado”, señaló Ramona Rosales, en entrevista para El Sol de Hermosillo.
Las esperanzas de vida para aquella bebé eran pocas, justo antes de nacer Leonardo llegó para presenciar la llegada de su hija, pero la partera le tenía malas noticias, pues la niña se había ahorcado con el cordón umbilical, pero le sugirió a la familia encomendarse a San Ramón Nonato, el santo patrono de los partos, los niños y las embarazadas.
“Mi papá se levantó muy temprano para irse a desfilar y lo mandaron a llamar porque mi mamá ya iba a parir: ándale, ándale vete a tu casa que la Adela ya va a parir’ y a las puras siete de la mañana nací, hubo algunas complicaciones, pero mi mamá le pidió a Dios y a San Ramón por mí y comencé a respirar”, mencionó Ramoncita, como la llaman de cariño.
Cada año recuerda con nostalgia su llegada al mundo, el cariño incondicional de sus padres y el tiempo que compartió en especial, con don Leonardo, quien falleció a los 112 años.
“Cuando festejaba la Navidad con mi familia, mi papá arreglaba el arbolito, le ponía cositas y traía regalos, también compraba una botella como a él le gustaba y decía: esta botella es para mi Ramoncita y yo, porque nos la vamos a tomar. Yo era la única que lo acompañaba, cuando ya se tomaba algunas copas se ponía bien risueño y luego se iba a dormir”, relató.
Hoy, Ramoncita Rosales celebra sus 80 años de vida, su hija Myrna le compro un pastel, le pintó el cabello, le compro ropa y la va a maquillar para su gran día y siempre recuerda sus quince años como una fecha especial porque le hicieron una sesión de fotos con su vestido y disfrutó de una comida con sus seres queridos.