Debido a que forman parte del patrimonio histórico y cultural de Hermosillo, las estructuras antiguas que están en el primer cuadro de la ciudad, son protegidas, ya que son manifestaciones que expresan la obra material de otro tiempo y son una parte importante para la ciudad.
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Martha Martina Robles Baldenegro, arquitecta programador en la sección de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Centro Sonora, dio a conocer que el patrimonio construido que tiene una ciudad, es un elemento que nos ayuda a diferenciar las etapas de desarrollo de una sociedad.
“La arquitectura en sí misma, no sólo son objetos edificados, pues en su momento pertenecieron a una sociedad o están vinculados con distintas formas de habitabilidad de quienes los han utilizado, quienes lo construyeron y quienes hoy en día los utilizan”, apuntó.
Mencionó que todos estos elementos que se han conservado a lo largo del crecimiento de la ciudad, son las casas que en algún momento formaron parte de la vivienda del siglo XIX.
Cabe señalar que a través de la investigación y valoración de estas edificaciones, expresan cómo vivía la gente en esta ciudad a lo largo de la historia, cuáles eran sus ritos, creencias y cómo utilizaban un espacio habitacional.
“Muchos pensamos o estamos conscientes de que muchas de ellas representan un peligro, son arquitecturas que han perdurado a lo largo de la historia de nuestra ciudad y forman parte del patrimonio cultural edificado de Hermosillo”, dijo.
Con base a la actualización del inventario del Catálogo de Inmuebles Históricos realizado por el INAH, en el año 2010, arrojó que eran alrededor de 500 edificaciones de este tipo, en la zona histórica, sin embargo, ha habido una pérdida importante en cuanto a su conservación; la mayoría de estas, se encuentran en el primer cuadro de la ciudad, además del barrio de Villa de Seris.
“Hay edificios o sectores pequeños que son zonas aisladas que conforman un entorno, como la antigua capilla de San Antonio, que está dentro de la ciudad de Hermosillo es un edificio histórico aislado, así estaba en el siglo XIX era una capilla de una ranchería”, comentó.
De igual manera, podemos encontrar otros edificios que están en las periferias, como el Molino Harinero, ubicado en Luis Encinas y Jesús García, la cual era la zona industrial del Hermosillo del siglo XIX, mismo que estaba conectado con las vías del ferrocarril, medio de comunicación de carga y descarga que utilizaban en ese entonces, al igual que algunos de los edificios aledaños a este.
Otro de los edificios aislados dentro de los contextos históricos de Hermosillo, es la escuela Cruz Gálvez, la cual se encuentra fuera de la zona delimitada como histórica.
Daños en las edificaciones históricas
Por otro lado, comentó que la mayoría de las afectaciones de estos edificios tienen que ver con la corresponsabilidad, sobre todo, de los mismos propietarios de los inmuebles, con los que el INAH trabaja para regular sus intervenciones, señala los riesgos o problemas en su conservación, para que la autoridad municipal, a través de sus instancias como Protección Civil coadyuve en acciones de protección.
Otro tipo de corresponsabilidad, tiene que ver con aquellos edificios de carácter público, como los templos, donde el Instituto tiene una intervención más cercana para su conservación, ya que existen mecanismos para su protección para resarcir sus daños.
“El Instituto lleva a cabo gestiones de colaboración, ya sea con los municipios o con el propio Estado, hemos intervenido en algunos edificios de Sonora, templos como San Ignacio de Loyola, en Ónavas, la capilla de San Antonio aquí en Hermosillo, entre otras”, agregó.
Explicó que en el caso de la escuela primaria Bartolome Salido, en Álamos, tuvo problemas por las intensas lluvias en el 2019, el INAH, junto al Gobierno del Estado y el Gobierno municipal, realizaron un proyecto de conservación, donde se hizo una inversión importante para la restauración de las cubiertas del inmueble.
Robles Baldenegro agregó que hay logros en cuanto a la conservación, sin embargo, existe mucha falta de interés y voluntad, sobre todo, de la corresponsabilidad privada, por mantener estas edificaciones y conservar los inmuebles como un legado material, más allá del valor económico que estos pudieran tener.
Patronato asegura que son inmuebles riesgosos por su deterioro
Por su parte, Miguel Ángel Figueroa Gallegos, presidente del Patronato Pro Obras del Centro Histórico, declaró que estas edificaciones se convierten en una zona peligrosa para la ciudadanía, debido a la falta de mantenimiento que atraviesan.
“También en ocasiones las aprovechan personas en indigencias que invaden este tipo de construcciones, hay unas que habrían de reconsiderar qué se tiene qué hacer porque están a punto de derrumbarse”, aseguró.
Asimismo, mencionó que pueden ser un patrimonio cultural, sin embargo, estas pueden provocar un accidente con resultado con mayores consecuencias, por lo que hace un llamado a las autoridades correspondientes para analizar y notificar cuáles son los daños que presenta.
Manifestó que uno de los ejemplos es el Mercado Municipal, el cual ha presentado diferentes derrumbes, sin embargo, mucha parte de su estructura se encuentra dañada y no pueden ser reparados por los requisitos que deben cumplirse ante el INAH.
Figueroa Gallegos hizo un llamado a las autoridades correspondientes para agilizar los trámites para sus reparaciones y tener una respuesta más rápida al momento de presentarse algún riesgo en estos sitios.