El legado de Francisca González Gil, o Francis, como le dicen sus amigos, inició en las calles de Hermosillo hace 27 años, cuando salía vestida como chola para buscar a su hijo y traerlo de vuelta.
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Fechas en las que recuerda, los adolescentes de secundaria y amigos que no lograron entrar a las escuelas comenzaron a formar pandillas, lo que provocaba contiendas entre jóvenes de Hermosillo.
“Lo que pasa es que en ese entonces era una moda pues. Que usaban los pantalones flojos los muchachos y se empezaban a reunir en las plazas de sus colonias, pero ya después se vino mucha gente de Estados Unidos, muchos repatriados que ya traían el rollo de las pandillas de allá. Que ya ellos se habían organizado con pandillas fuertes en Los Ángeles, California, Nueva York y eran jóvenes que tú los veías que venían bien vestidos, con sus buenos carros, muy bien pues estaban trabajando y ganaban lo que aquí no ganaban, entonces vinieron y deslumbraron a muchos jóvenes de aquí y empezaron a formar también las pandillas pero después se vino la ola fuerte de las drogas y ahí fue cuando empezó a descomponerse ese grupo social. Entonces ellos se empezaban a agrupar y la mayoría venían de familias desintegradas y la mía era una de ellas”, confesó Mamá Chola.
Sin embargo, fue cuando uno de sus hijos se involucró, lo que puso en marcha a Francisca y dejó de esperar a que volviera su descendencia cada noche sobre la banqueta de su hogar.
“¡A mí me daba miedo!, yo esperaba a mi hijo en la banqueta a que volviera y no volvía el chamaco y me metía ya me daba la luz del sol y ya después, cuando yo consideraba que no venía en la noche me iba a buscarlo, entonces fue como yo conocí este movimiento de los cholos que había de las pandillas y que para poder entrar a ese círculo yo me empecé a vestir de chola”, dijo.
Los problemas y cambios que logró
A pesar de que su hijo, dejó el pandillerismo y logró seguir con su vida, Francisca no dejó de mostrar el afecto de una madre para ayudar a niñas, niños y adolescentes que se reunían en estos grupos.
Si bien, en un principio sólo hablaba con las adolescentes y menores para escuchar sus problemas familiares, al conocer cada pandilla formada en Hermosillo y así, apoyar o aconsejar a las generaciones desde 1994.
Mientras que los años transcurrieron, Francisca González Gil logró integrarse en la Secretaría de Seguridad Pública para organizar competencias deportivas, baile y rap en las juventudes.
“Aprendí a cantar rap y hacer rimas, hice mis propias canciones y grabé, ahorita tengo grabadas cinco canciones porque traigo un proyecto para las escuelas, pero se nos atravesó la pandemia y pues ya no hemos podido seguir”, comentó La Mamá Chola, al indicar que durante la pandemia ha tenido problemas para mantener en funcionamiento su fraternidad.
La cual comenzó desde 1997, al ser consolidada como Jóvenes Mexicanos en Fraternidad, una institución de asistencia privada al cual asisten niños y adolescentes para recibir pláticas, talleres y actividades artísticas, con apoyo del escritor Cipriano Durazo y también el artista y escribano, además músico Tonatiuh Silva.
Su nombramiento y reconocimiento en México
Francis, hoy a sus 62 años de edad, aún dice que ella entró solamente para ayudar a los jóvenes y eso, le llevó a ser invitada por una organización de Quintana Roo, la cual formaba parte de la Organización de Naciones Unidas para una conferencia y al Estado de Aguascalientes.
Donde fue nombrada La Mamá Chola, en 1997 por los adolescentes y participó con muchos en la creación de un mural representativo en blanco y negro, identificándose con otras pandillas.
Las cuales ahora menciona como La 8, proveniente de Los Ángeles, Barrio 13, Copa 13 que apoyaron en esta actividad artística.
Por otra parte, en la reunión de Quintana Roo señaló que se había preparado.
“Pues estuve ahí dando una conferencia, me preparé muy bien para esa conferencia pues no era más que platicar lo que estaba haciendo con los muchachos, ya después los organicé para que hicieran sus torneos de basquetbol, futbol, pero ya de ahí mucha gente empezó a hacer lo mismo, entonces yo me fui más por el arte y veía que con el arte los jóvenes se entretenían mucho y echaban a volar su imaginación, también grupos de estudio”, aclaró.
Hasta la fecha La Mamá Chola aún apoya a los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en problemas en Hermosillo, ahora sin salir de calle por cuestiones de edad y por la actual pandemia por Covid-19.
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“Ahora es diferente, sí existen las pandillas todavía están los 500 y los quinientitos del Coloso, todavía existe y otras pandillas que la juegan al macizo como dice la chaviza pero no se ve el problema más fuerte, están más organizados pero de otra manera”, finalizó.