Bajo las faldas del Cerro de la Campana en Hermosillo, Sonora, vive Francisco Efraín Romero Cháidez, un personaje icónico de la ciudad que se hizo viral en el año 2017 por ser el protagonista de la famosa frase “¿Se va a hacer o no se va a hacer la carnita asada?”, la cual causó sensación a nivel mundial y sigue siendo utilizado para distintas eventualidades.
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Franciskini, mejor conocido por sus familiares y amigos es habitante de la colonia Hacienda de la Flor, vive con su madre, hermanos y sobrinos. Su infancia se tornó difícil cuando participó en una tragedia que le cambió la vida, pues a sus 9 años de edad fue atropellado y estuvo por más de un mes en coma, lo cual ocasionó su discapacidad intelectual y sufre de crisis de epilepsia.
Sin importar su condición diariamente salía en busca de comida o algunas monedas para llevar un sustento a casa. En la colonia San Juan, aledaña a la Hacienda de la Flor, se encuentra un supermercado y ferretería llamado Super Chicha donde le proporcionaban comida para él y su familia, por tal motivo pasaba el mayor tiempo en el lugar y era reconocido por los vecinos de la colonia.
Fue en el año 2017 cuando Pedro Barceló, dueño del establecimiento le pidió a Francisco que grabara un video haciendo la pregunta “¿Se va a hacer o no se va a hacer la carnita asada?” para compartirla con sus familiares y amigos, pues consideraba que era una frase representativa de los sonorenses y con su forma alegre de expresarla se ganaba el cariño a las personas, lo que nunca imaginaron es que ésta se haría viral no sólo en Sonora, sino también en otras partes del mundo.
La persona que grabó el video y el creador de la frase nunca imaginaron hasta dónde podía llegar ésta, pues al convertirse en tendencia mundial, millones de personas utilizaban la frase para videos personales, para sus negocios, algunos extranjeros se unieron, famosos y hasta escribieron corridos utilizando la expresión sonorense.
Muchas personas han lucrado no sólo con la frase, sino también con el personaje para dar publicidad a sus negocios, sin embargo, han dado una compensación a Francisco por participar con estos establecimientos.
En la vida, Franciskini se ha enfrentado a distintos retos, como el día de su accidente, el sufrimiento de sus padres, pues a pesar de que su familia vive en condiciones vulnerables hicieron todo lo posible por sacar adelante a su hijo.
Después de su recuperación trabajó en unos campos ubicados en Caborca, Sonora, y en una ocasión mientras se dirigía al lugar en un camión que transportaba a trabajadores, éste se volcó y Francisco fue el único sobreviviente.
Fue poco el tiempo que duró la fama del hombre, a pesar de que la frase se sigue escuchando en la televisión, la radio y por las calles, Francisco no obtuvo un beneficio por la creación de ésta, pues sigue trabajando para ganarse la vida y llevar el pan de cada día a su hogar.
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Actualmente se coloca en el semáforo ubicado entre el bulevar Serna y la calle California desde las primeras horas del día hasta el anochecer para trabajar, ya que es buscado por las personas para hacer videos con la famosa frase, tomarse fotos y éstos a su vez le brindan una moneda o comida.