La necesidad de apoyar a su hijo al entrar a la universidad, y el deseo de tener mayor libertad financiera, llevó a Gaby a emprender su propio negocio, luego de mucho esfuerzo y sacrificio.
El gusto de los hermosillenses por los tamales resultó en una buena oportunidad para María Gabriela Gutiérrez, quien desde hace 7 años se dedica a la elaboración de este platillo tradicional, y donde los últimos dos años los ha preparado y vendido en su propio negocio, "Tamales Gaby", ubicado al Sur de la ciudad.
“Cuando yo empecé, nadie creía que yo iba a tener un negocio. Yo trabajaba en la tienda de elotes que está enfrente, pero no me alcanzaba el sueldo para pagar la universidad de mi hijo, y soy de esas personas que no me gusta andar pidiendo, así que me armé de valor. Renuncié un 14 de diciembre, fue domingo, y yo el lunes abrí aquí, el 15, comentó en entrevista a El Sol de Hermosillo.
Lee también: La herencia de las viudas: de San Pedro de la Cueva para el mundo
Mencionó que anteriormente vendía tamales, pero lo hacía sobre pedido, pues con su otro trabajo apenas le alcanzaban las horas del día. Sin embargo, embargo, en muchas ocasiones elaboraba los tamales durante toda la noche, algo que, después de un tiempo le cobró factura en su salud, y en ese momento decidió poner mayor prioridad a su sueño y a sí misma.
“Trabajaba y hacía tamales, hasta que dije, no puedo tener dos trabajos, y elegí dedicarme a lo que me gustaba: hacer tamales”, comentó.
Emprender cuesta, pero los resultados valen la pena
Cuando Gaby decidió emprender su negocio se dio cuenta que sólo las ganas no serían suficientes, pues había muchos sacrificios por hacer, tanto físicos como económicos, sin embargo, no permitió que el miedo y la desesperanza tuvieran más peso que sus sueños.
“Cuando recién empecé aquí yo lloraba porque me dolía la espalda, lloraba porque es muy cansado. Me desesperaba porque venían los clientes y no había, y quería a todos venderles para que nadie se fuera sin tamales. Pero ya, desde que me enfermé dije no, lo que yo pueda hacer es lo que vamos a vender, y hasta ahí”, dijo.
La emprendedora recordó que, al iniciar su negocio había otro similar cerca de su casa, que significaba una competencia directa, pero la receta que ella tenía y la buena sazón le ayudaron para convertirse en la favorita de los clientes en poco tiempo. Aunado a ello, también echó mano de sus propias estrategias publicitarias, algo que en un inicio su mamá le reclamaba.
“Al principio mi mamá se enojaba porque cuando yo recién empecé les regalaba tamales a la gente para que los probaran. Yo le digo a mi amá, un tamal que yo regalo es un cliente que yo gano. La mejor publicidad que puedes tener es de boca en boca, y la gente siempre viene porque le recomiendan mis tamales”, señaló.
La inflación también ha resultado un gran obstáculo y un nuevo reto, pues Gaby señala que día con día le aumentan los precios de los productos e insumos, como la masa, la manteca, los elotes, la carne, etc., sin embargo, ella trata de mantener el precio de sus tamales y, sobre todo, sigue manteniendo las porciones originales, las que ha utilizado desde hace 7 años cuando comenzó a elaborar tamales.
“Me han subido muchas cosas, me ha subido la manteca, el chicharrón, el elote, la masa de elote, todo me ha subido, pero yo sigo haciendo los mismos tamales, yo no le quito nada; estos tamales son caseros”, apuntó.
El reto de hacer tamales a diario
Uno de los secretos del éxito de los tamales de Gaby (además de su propia receta), es el hecho de que los prepara todos los días, sin recalentarlos ni almacenarlos congelados, algo que potencializa el sabor y la textura de estos.
“Estos tamales son diarios. Se hace la carne, se amasa, me sacan las hojas del elote cuando lo jiman, que también se jima diario. Todo es manual, no tengo máquinas ni nada. En el día metemos alrededor de ocho ollas con tamales”, explicó.
A pesar de que algunos clientes le cuestionan por qué no elabora más tamales al día, Gaby se mantiene firme en la cantidad a la que ya está acostumbrada, pues es lo que el cuerpo le permite hacer, dijo. Y es que, su receta ha tenido tanto éxito que, con frecuencia envía tamales a Estados Unidos y Canadá.
“Se han ido a Washington, han ido hasta Canadá. La semana pasada mandé 30 docenas con una muchacha que dice que ella los vende allá. Hemos mandado a Tucson, Phoenix y otras partes del país.
¿Quieres recibir noticias directo en tu celular? Suscríbete aquí a nuestro canal de WhatsApp
Hoy por hoy, Gabriela se siente orgullosa de lo que ha logrado, pues gracias a su esfuerzo ha podido sacar adelante a su familia, principalmente a su hijo, quien está a un año de terminar su carrera de Arquitectura.
“Yo me siento muy orgullosa porque siento que en un trabajo normal no podría pagarle a mi hijo su carrera”, finalizó.
¡Regístrate y accede a la edición digital de nuestro semanario!