A las afueras de la ciudad de Hermosillo se encuentra un espacio, en medio de la naturaleza, donde se realizan equinoterapias, un tipo de terapia integral por medio del caballo.
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Mayra Pelallo Barragán, fisioterapeuta especializada en equinoterapia, se ha dedicado por dos años al diagnóstico y realización de terapias a niños con parálisis cerebral, síndrome de down, autismo, trastorno de déficit de atención, con problemas de conducta, de lenguaje, entre otros, es por esto que fue de su interés especializarse en la terapia integral, lo que significa trabajar diferentes áreas de una persona, ya sean físicas o psicológicas.
En el Hipódromo de Hermosillo, la fisioterapeuta abrió un espacio en donde aprovechó el entorno natural y el desapego con la actividad urbana para un mejor desarrollo de las terapias; también esta zona es el hogar del caballo con el que se trabaja. Las sesiones se consideran terapéuticas por los beneficios que brindan como el calor, el impulso rítmico y el paso del caballo.
A pesar de que ha trabajado con personas de hasta 24 años, Mayra menciona que desde el principio de su especializad, fijó dedicarse a la realización terapias para menores.
“Decidí trabajar con niños porque se está viendo una concentración muy rápida en el estado de Sonora de incrementos de diagnósticos de autismo, de trastorno de déficit de atención e hiperactividad, entre otros problemas de conducta, además con los niños se nota más rápido el avance”, menciona.
Las características fisiológicas del caballo dan la oportunidad de poder trabajar al mismo tiempo distintos aspectos físicos y psicológicos de una persona. No es necesario tener algún trastorno para tomar terapia, ya que éstas también ayudan a controlar el estrés de la vida diaria, tener más confianza, concentración, se libera carga emocional y genera adrenalina, considerándose así una actividad recreativa.
El beneficio en los niños se ve reflejado en aproximadamente dos meses. En niños con autismo, por ejemplo, ayuda a aumentar la socialización porque se crea un vínculo entre el terapeuta y el niño, después entre el pequeño y el caballo, también al momento que el caballo va caminando produce sonidos y esos sonidos les llama la atención a los menores, es ahí cuando empieza a desarrollar el habla.
Danitza Fuentes, quien ha llevado durante casi dos años a sus dos hijos a equinoterapia, recomienda ampliamente estas actividades, no solo para niños con trastorno, si no a las personas en general que deseen mejorar su actitud.
“Es impresionante como han mejorado, han desarrollado más la paciencia, perdieron el miedo, el equilibrio y mejoraron el habla”, menciona la mamá de dos de los pequeños.
La joven fisioterapeuta trabaja actualmente con 16 niños y tiene como plan a largo plazo crear consultorios que tengan equinoterapia junto con otros tipos de terapia en el mismo lugar, para fortalecer lo que ya se trabajó en el caballo con precios accesibles y así llegar a más personas.
“A los padres les diría que se den la oportunidad de si están llevando a niños a otras terapias o a cualquier niño al que le quieran incrementar una actividad en su vida cotidiana, prueben la equinoterapia, sobre todo que le den la oportunidad al niño de convivir con la naturaleza que tenemos aquí a afueras de la ciudad, ya que es para su beneficio el estar en áreas naturales”, concluye la terapeuta.