Con 95 años de historia, el edificio que hoy es sede de El Sol de Hermosillo resguarda decenas de anécdotas y leyendas que han causado terror a sus visitantes, ya que antes de ser el inmueble de varios periódicos era utilizado como hotel, donde cuentan ocurrieron varios hechos desafortunados.
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Ubicado en la esquina de la calle Manuel González y Profesor Horacio Soria, en pleno Centro Histórico de la ciudad, en 1925 el edificio era conocido como Hotel Moderno, inaugurado por el ingeniero Manuel Cadena y Francisco Luke.
Posteriormente el 18 de septiembre de 1956 se convirtió en el Hotel Femar, que era “La casa de los Naranjeros”, luego en los medios de comunicación “El Nacional” y “El Cambio Sonora”, hasta el 2014 que inició El Sol de Hermosillo.
Por sus extensos pasillos y los dos pisos, además de su terraza, se han manifestado diversos sucesos paranormales o que no tienen una explicación clara y que ex empleados narran como anécdotas de terror.
El baño tétrico de las instalaciones
Como es el caso de esta historia, donde el protagonista prefirió omitir su nombre.
Yo les voy a contar mi experiencia paranormal en el edificio que hoy ocupa El Sol de Hermosillo y que antes fue sede del periódico Cambio Sonora.
Yo era editor en el periódico, y a lo largo de los años que estuve ahí escuché muchísimas historias de las cosas paranormales que principalmente por la noche pasaban ahí. Algunas eran extraordinarias, pero les contaré las que viví directamente yo, las que sé que ocurrieron tal cuál como les contaré.
En una ocasión, era Semana Santa y la mitad del personal trabajaba los primeros días de la Semana Santa y la otra mitad los últimos días de la Semana Mayor.
Cuando a mí me tocó trabajar, por la noche, el periódico estaba casi solo, apenas en la redacción había unas 5 ó 6 personas, y en las demás áreas del periódico no había nadie salvo en la recepción.
Fue así, que intenté ir al baño de la redacción y estaba ocupado, y como me habían dejado llaves de la sala de juntas, que se ubicaba en otra ala del edificio, decidí ir para allá, consciente de que allá no había personal y estaban todas las luces apagadas y oficinas cerradas incluso y por lo tanto el baño no estaría ocupado.
Cuando ingresé con mi llave a la sala de juntas, lo primero que noté fuera de lo normal era que por el contorno de la puerta del baño, ubicado a un costado de la sala, se podía ver que estaba la luz prendida.
Cuando intenté ingresar al baño, no pude, estaba atrancada la puerta, entonces supuse que estaría alguien adentro (lo cual no era normal pero no le di importancia).
Salí de la sala de juntas y volví a recorrer el pasillo que conectaba con la sala de redacción, pero a mitad del camino pensé, más vale que vuelva y le diga a la persona que esté en el baño, desde afuera, que cuando salga cierre bien todas las puertas.
Cuál fue mi sorpresa que al volver al sitio, apenas 10 segundos después, ya la puerta estaba abierta y la luz apagada y yo venía caminando por la única salida por donde alguien podría haber pasado para irse. Es decir, no había nadie más en esa zona del edificio.
Quién o qué estaba adentro de ese baño y prendió esa luz y atrancó esa puerta, jamás lo supe, pero no había duda que no había ninguna persona en esa ala del edificio, porque luego de ese extraño suceso hice una búsqueda exhaustiva en todas las oficinas de esa ala, y no había absolutamente nadie, y yo había ingresado por la única vía de salida y entrada.
La Ouija, el portal a otro mundo
Unos meses después, ya conscientes algunos compañeros de trabajo y yo, que todas las historias paranormales que se contaban del edificio eran reales, nos decidimos a subir al techo del periódico una noche, luego de terminar de editar nuestras páginas y terminar nuestra labor.
Ahí uno de ellos llevó una tabla Ouija, para tratar de hablar con lo que fuera que estuviera ahí. Tras hacer los movimientos para hacer las preguntas a la tabla, nos contestó una persona que decía haber vivido ahí más de cien años antes.
Uno de mis compañeros le preguntó si sabía cuándo moriría otro compañero presente en la sesión, lo que hizo que se enojara y dejara de jugar.
Unos instantes después, una sombra recorrió todo el techo por completo, como cuando una nube tapa la Luna y la sombra recorre lentamente y por completo una zona.
Sin embargo, ese día había luna llena y ninguna nube en el cielo. Todos se asustaron y quisieron dejar de jugar.
Esas fueron mis dos experiencias paranormales en ese edificio, pero supe de algunas mucho más fuertes de algunos compañeros que habían visto a mujeres de vestido blanco que desaparecían en las escaleras, niños jugando en los pasillos, personas tocando ventanas y desapareciendo y hasta una grave voz de hombre que en la oscuridad advirtió a un empleado del área de imprenta que estaba a punto de morir quemado y en realidad eso le sirvió para darse cuenta que estaba recostado sobre una mesa junto a una conexión que estaba haciendo cortocircuito.
La niña que deambula en las oficinas
Por su parte, Carmen relató un suceso que le ocurrió en el inmueble en mayo de 2019:
Trabajaba en El Sol de Hermosillo haciendo la limpieza, llegué y todavía no estaba el personal por lo que estaba limpiando el baño cuando llega una niña de unos 8 ó 10 años.
Se para en la puerta del baño, volteo y le pregunto si quiere entrar al baño y me contesta que no, ‘busco a mi mama’ me dijo, pensé que sería hija de alguien que trabajaba ahí, pero salió corriendo para el de lado de la imprenta.
Como estaba todo oscuro para ese lugar le hablé para que se regresara, no me hizo caso y ya no la encontré, espere a que llegara el personal para preguntar si sabían de quién era esa niña y pues resultó que nadie había llevado a sus hijos ese dia, la verdad en ese momento no sentí miedo fue después que me di cuenta que no era alguien de este mundo.
Llamadas misteriosas del más allá
Luz Enríquez Rodríguez, quien se desempeñó como reportera de Deportes entre 2000 y 2004 compartió otra historia:
Trabajé en Cambio Sonora, hoy El Sol de Hermosillo, del 2000 al 2004, desde la llegada al edificio se impone no sólo por la historia que tiene detrás sino por las situaciones atípicas que ahí se presentan.
La sala de redacción es sin lugar a dudas el espacio donde mayor movimiento, risas y comentarios se generan desde las 8:00 am hasta 23:00 horas o en época de beisbol más allá de medianoche.
El silencio se hace presente y tras la partida del personal de impresión del periódico los únicos que quedan en las instalaciones son los guardias de seguridad, ellos, sobre todo el que está a cargo del edificio principal contaban con anécdotas.
Una es que por las noches ya que el inmueble estaba desocupado las extensiones instaladas en sala de redacción reflejaban sus llamadas en el conmutador instalado en la recepción del periódico, no era una situación cotidiana, pero sí se presentaba cada cierto tiempo haciendo que por supuesto el guardia a cargo del edificio en primer lugar subiera a revisar quién seguía aún en las instalaciones o bien, daba contestación a la llamada sin obtener respuesta alguna.
Esto era una situación que por supuesto generaba comentarios al día siguiente de que aconteciera el hecho, pero sí es una anécdota que está en mente de quienes colaboramos en Cambio Sonora, una de las leyendas que se tienen registradas como aquella de la joven que deambula por las instalaciones y que puede darte una experiencia nada placentera si decide que eres tú ante quien debe de manifestarse.