Asus 96 años de edad, mi abuelo conserva una mente extraordinaria que muchos jóvenes quisiéramos tener, ya que recuerda como si hubiera sido ayer su juventud en el Centro de Hermosillo, incluyendo los sonidos, aromas y su gente.
En esta ocasión comparto este texto con él, su nombre es Rodolfo Romo Rodríguez, o mejor conocido como Don Fito, hace más de 70 años fue residente de Las Pilas, en las inmediaciones del Cerro de la Campana y donde fue testigo del crecimiento de la capital de Sonora.
Entre los años 40 y 50 era muy común encontrarse a la gente del barrio en el Centro de la ciudad debido a que ahí se ubicaban la mayoría de las tiendas comerciales, las oficinas de Gobierno, los bancos y las estaciones del transporte, como la Pera del Ferrocarril.
Donde más se aglomeraban las personas era en el Mercado Municipal, un sitio que hoy en día conserva detalles de esos años y que lo transportan a maravillosos recuerdos, hasta de personajes con los que convivía en ese entonces.
Como el caso del Loco Lipe, o Roberto como él le decía, que se la llevaba deambulando con un aspecto de vagabundo, con los cabellos duros, descalzo, con los pantalones rasgados y parecía que no se bañaba.
Siempre se veía caminar por las calles de ese sector, principalmente en las cercanías de la Capilla del Carmen, donde en una ocasión el Loco recorrió toda la vía pública desnudo, desde Las Pilas hasta el Mercado, su situación causó un gran alboroto entre la población que hasta la fecha es recordado por este motivo.
Otro de los personajes característicos del Centro en ese entonces fue el Güero de la Flauta, un músico que interpretaba varias melodías a los comensales y visitantes del mercado, un hombre mayor que a veces únicamente hacia ruidos sin sentido, pero que año anteriores fue un reconocido talento.
En esos años también se podía encontrar en la calle a La Mariquita, una señora bajita, a la cual recuerda maquillada y con la boca muy colorada, pero siempre cargando muchas bolsas, tantas que en ocasiones no se podía apreciar del todo.
En sus bolsas cargaba ropa, bultos de más bolsas y otros objetos, decía que eran sus pertenencias, pero no se puede confirmar con seguridad debido a su situación mental, aunque nunca fue una persona que hiciera daño, sólo se la llevaba caminando.
Además, en esa época era muy conocida la Chagua Menudera, una mujer que vendía menudo en la Pera del tren cerca de lo que hoy es el Jardín Juárez, ahí cada noche instalaba una mesita a un costado dela vía dónde colocaba el caldo que vendería.
Había varios comerciantes que tenían un puesto en esa zona para brindar sus productos a quienes viajaban en el tren o a quien fuera a pasear durante el día y la noche, ya que era un sitio muy conocido por los habitantes de Hermosillo para pasar un momento de convivencia.
Sin duda esos años marcaron la vida de mi abuelo, quien hasta le día de hoy los revive cada vez que puede a través de conversaciones con sus hijos y nietos, ahora por medio de este breve relato con el que busca contribuir un poco en la historia urbana de la ciudad.