La incursión de Sonia Valle Paredes al mundo del diseño de modas se remonta a cuando tenía tan sólo 9 años, pues desde esa edad comenzó a utilizar la máquina de coser de pedal, bajo la enseñanza de su abuela.
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Durante su adolescencia realizó sus “pininos” al hacer su propia ropa y arreglar prendas de sus amigas, hasta que un poco más grande comenzó con la profesionalización al tomar clases de importantes diseñadores de modas.
“En el 88 empiezo a estudiar con mi primer maestro, un sastre, y ya con la experiencia que tenía, pues empecé con mi escolaridad de un año, aprendí muchas cosas. Yo pienso que ahí fue donde yo me formé, porque a parte de que ya traía nociones tuve un muy buen maestro, Carlos Medina, ahí inició mi pasión por hacer trabajos bien hechos”, contó.
Su preparación continuó durante los siguientes años, encontrándose con maestros como lo fue el reconocido diseñador de modas Pedro Contreras, quien le ayudó mucho para poder perfeccionar su técnica.
Ya para el año 2000 inauguró una boutique junto a una socia, Norma Romero, quien es una gran diseñadora de Torreón. Sin embargo, con el tiempo tuvieron que tomar distintos caminos.
“Me quedé sola, ella se tuvo que ir, yo me fui a vivir a Irapuato 10 años, allá tomé clases de dibujo, de artística, pintura, fui ampliando más mi conocimiento, dentro de lo que va mi profesión”, apuntó.
Una vez que regresó a Sonora, Sonia fue invitada a participar como diseñadora en el concurso de Nuestra Belleza, donde hizo vestuarios para las participantes de los distintos municipios.
Sin embargo, luego de ese importante evento, tuvo que tomarse un tiempo de descanso debido a complicaciones en su salud, encontrando en su esposo Rafael Santiago Limón Corbala, el apoyo que necesitaba para salir adelante.
“Tuve un periodo de enfermedad, momento difícil por el que tuve que tomar la decisión de dejar de echarle tanta carrilla de todo y nunca tener un lapso de descanso, entonces tuve que tomar un descanso, el cual me sirvió mucho porque vuelvo a reiniciar con fabricar ropa de venta, ya de talla en serie y aparte involucrarme con otro tipo de diseño”, manifestó.
Al volver a las actividades Sonia comenzó a trabajar en una importante marca de moda, en donde realizaba vestuarios para artistas internacionales de la talla de Emmanuel.
Adecuarse en pandemia
El trabajo iba “viento en popa” pero con el inicio de la pandemia por el Covid-19 el proyecto tuvo que ser suspendido, por lo que se quedó sin empleo y tuvo que reinventar su trabajo.
Por medio de su página de Facebook “Tzanda Diseños Textiles con Arte y Moda” comenzó a vender cubrebocas con diseños personalizados, mismos que llegaron a varias partes del país e incluso a Estados Unidos.
“Gracias a las habilidades, conocimiento y ganas de salir adelante y tener esta profesión tan noble, empecé con los cubrebocas económicos, de paquete y eso me ayudó mucho a levantarme mas y crecer un poquito más durante la crisis por la pandemia”, señaló.
Posterior a ello, Sonia comenzó a ser instructora de confección textil en el Centro Comunitario del ejido El Tazajal, donde da clases a varias jovencitas, que como ella en su momento, están adentrándose al mundo del diseño de moda.
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Su actual trabajo ha sido apoyado por el propio delegado de la comunidad y por el proyecto Buenos Vecinos, además que Icatson comenzó a participar al certificar el curso que ella está ofreciendo.
“Muy bonita experiencia también, ahí compartiendo con alumnas de todas las edades también, inculcándoles ese entusiasmo de que todo se puede, de que hay que echarle ganas, vamos a hacer equipo, empezar a vender, hay algunas que tienen un trimestre y ya están haciendo sus trabajos”, externó.
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