Los jamoncillos de Ures se consideran uno de los dulces o postres más ricos de Sonora, que son degustados por sus propios residentes, como de otras partes del estado, del país y del extranjero, por lo que se puede decir que son de Ures para el mundo.
El Sol de Hermosillo visitó uno de los establecimientos donde se elaboran los jamoncillos más famosos de la región de nombre “Don Cayetano”, donde toda una familia, desde hace muchos años, se dedica a esta actividad.
Al platicar Jorge Armando Duarte Martínez hijo de los pioneros de esta actividad, dijo que desde las 5:00 horas empieza el proceso de producción que va desde el cocimiento de la leche, preparación de las mesas, fruta y de más recipientes que se utilizan para su empacado final.
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Manifestó que desde muy chico empezó a ver cómo sus padres empezaron con este negocio, previo a que anteriormente era de un tío, hermano de su mamá, que trabajo en una refresquería con unas personas de origen japonés que llegaron como comerciantes.
“Bueno los jamoncillos aquí son muy tradicionales, que empezó mi mamá y que ya es la cuarta generación y yo desde pequeño veía toda la elaboración y que hoy después de 54 años de trabajo, yo estoy al frente del establecimiento”, expresó.
Producen hasta 10 mil jamoncillos al día
En ese sentido, la producción que se tiene diaria es de unas 10 mil piezas con 600 litros de leche y muchos kilos de azúcar, que es todo lo que se necesita y hacer el punto para su elaboración.
Jorge Armando recordó que viene mucha gente de muchas partes del estado, así como de todo México, como es Guadalajara, Yucatán y hasta Chicago, entre otras más.
Dijo que ahora hasta un museo de Japón se tiene aquí en Ures, por la hermandad que se tiene con esa nación, al ser hace muchos años una persona de esa parte del mundo, quien dejó aquí el legado de los jamoncillos y que por cuestiones políticas y de la guerra tuvo que irse.
Jamoncillos, un legado de los japoneses en Ures
Por su parte la señora, María Luisa Martínez Olivarría, recordó que el negocio de los jamoncillos Don Cayetano, surge primero con la llegada de los japoneses, una familia que eran don Ignacio y doña María Tanaka, se dedicaron a la elaboración de dulces entre ellos el jamoncillo, pero que al cabo del tiempo tuvieron que irse y dejar el negocio alrededor del siglo IXX.
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“Los japoneses hacían muchos dulces, como el jamoncillos, obleas y ponteduros, donde trabajó un tío y mi papa, donde después en 1944 ya empezó a trabajar solo”.
Después de eso que se fueron los japoneses, las familia se quedó con el negocio, por lo que a la fecha sigue adelante, lo que representa una tradición, con responsabilidad y atención, a la vez que se brinda trabajo a otras personas.
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