En 1881 se inauguró el primer tramo del ferrocarril entre Guaymas y Hermosillo, siendo las primeras líneas ferroviarias instaladas en Sonora que marcaron un precedente para el establecimiento de la modernidad en la entidad y cuyos vestigios históricos todavía persisten en algunos puntos de la capital sonorense.
Ignacio Lagarda Lagarda, cronista municipal de Hermosillo, indicó que para finales del siglo XIX, en la época del Porfiriato, la instalación del ferrocarril al noroeste de México comenzó con la intención de conectar las vías de Estados Unidos con el puerto de Guaymas, pasando a través de la frontera con Nogales, lo que permitiría la entrada y salida de diferentes mercancías en la entidad.
“El 4 de noviembre se inauguró en 1881 ese tramo, que lo hizo una compañía norteamericana en una concesión. De ahí, se hizo el tramo de Hermosillo a Nogales, entonces ya estaba conectado Guaymas con Nogales, y ya las mercancías de los barcos pasaban al tren y pasaban la frontera y se iba a Benson, Arizona y Long Beach, California; luego se conectaba al este hasta Nueva York”, relató.
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De tal forma, detalló el historiador, cuando las vías del ferrocarril llegaron a Hermosillo, estas pasaban por un puente que cruzaba el río San Miguel, hoy a la altura de la presa Abelardo L. Rodríguez, que en aquel entonces era no más que un puente de madera; mientras tanto, en lo que ahora se conoce como la colonia La Metalera, las vías giraban hacia el poniente para entrar a la ciudad, antes de seguir su camino hacia Nogales.
“Entraban las vías del ferrocarril de Hermosillo a la estación localizada en la calle Juárez y Luis Encinas, como se conocen hoy en día. Esas vías entraban a la ciudad y había lo que se llamaba la pera del ferrocarril, que era una curva que hacía el tren al llegar desde El Ranchito a donde se metía dando una vuelta completa y se regresaba para formar la silueta de una pera para estacionarse ahora hacia el oeste, daba vuelta para salir de regreso a Nogales”, explicó.
Lagarda Lagarda afirmó que las vías del ferrocarril duraron por un largo periodo de tiempo al interior de la capital sonorense, hasta 1957, cuando se instaló la estación del ferrocarril en la salida a Nogales, al norte de Hermosillo, por lo que la estación fue retirada, sin embargo algunas partes de las vías todavía pueden localizarse en las inmediaciones del centro de la capital.
“Las vías del ferrocarril continuarán ahí por muchos años, como a principios de los años 90, porque entraban para sacar la harina que se producía, y se sigue produciendo en el molino harinero ubicado entre Revolución y Luis Encinas, llamado el molino La Fama. Pero ya se clausuraron los rieles y ahora entran tráilers para llevarse la harina”, agregó.
Sin embargo, las vías y la estación del ferrocarril al interior de Hermosillo sirvieron también como un punto de encuentro para los sonorenses y foráneos de antaño, pues gracias en buena parte a su cercanía con el Jardín Juárez, fue el punto de reunión predilecto para las familias que esperaban a sus seres queridos o para los viajeros que esperaban abordar uno de los vagones del viejo tren.
Por eso el bulevar Luis Encinas también es conocido como bulevar “Transversal”, por su forma oblicua, ya que cuando se retiraron los rieles, la vialidad pasó a denominarse como calle Ferrocarril y más tarde como el bulevar Luis Encina; mientras tanto, los terrenos donde se ubicaba la llamada “pera” del ferrocarril, rápidamente pasaron a urbanizarse y se convirtieron en más lugares del emblemático centro de Hermosillo, contando con sitios como la Plaza 16 de Septiembre, por Gastón Madrid y Garmendia, mientras que aparecieron hoteles, plazas comerciales y consultorios que hoy abundan en el primer cuadro de la capital.
Asimismo, es importante destacar que la diversificación en el uso del ferrocarril oscilaba entre pasajeros y traslado de mercancías, lo que duró durante varias décadas, entre viajes que iban desde Nogales hacia Guadalajara o desde Hermosillo a Mexicali, con trenes de pasajeros de diferentes categorías.
“Esto fue hasta los años de la presidencia de Ernesto Zedillo, cuando se vendieron todos los ferrocarriles del país y dejaron de ser trenes de pasajeros, desconozco la causa y si era o no negocio, porque en el mundo hay muchos trenes de pasajeros todavía, como Japón y Europa, con instalaciones modernas. Pero en toda América Latina, los trenes dejaron de ser de pasajeros, desde México hasta Argentina”, señaló el cronista.
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De esa manera, la privatización provocó que ahora las vías del ferrocarril solamente transportaran mercancías, salvo el tren turístico Chepe, que va de Los Mochis, Sinaloa, a Chihuahua, Chihuahua; así como el tren turístico Tequila Express, que va desde Guadalajara al pueblo de Tequila, en Jalisco.
Por ello es importante aclarar que, según datos de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), las vías del ferrocarril en Sonora son un paso importante para bienes e insumos esenciales para las actividades agropecuarias y la producción de alimentos; también para el cruce de autopartes y vehículos terminados para la industria automotriz; así como para importaciones y exportaciones de diferentes productos de consumo para el comercio e insumos para la industria cervecera de exportación.
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