La terrorífica historia de una madre que perdió a sus tres hijos en un día

Esta es una leyenda urbana de la que quizás hayas conocido a sus protagonistas o hayas sido testigo ocular de la desgracia

Francisco Hernández | El Sol de Hermosillo

  · viernes 23 de octubre de 2020

Cuando era tan sólo un niño (hoy tengo 67 años), en las calles de Hermosillo de aquel entonces, corría una leyenda que mis padres me contaban. Como en todas, había personas que aseguraban su veracidad pero al ser yo pequeño, la verdad, saber si era cierto o no, estaba lejos de mis necesidades.

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Sin embargo, era un hecho que nos contaban aquella historia con regularidad, pues la llegué a escuchar algunas veces. Durante aquellos años la ciudad no era tan grande y saber cosas, era común en los vecindarios.

Ser madre no es cosa fácil, mucho menos de tres hijos, pero creo que nadie se espera lo que le sucedió a aquella señora ese día, nadie nos prepara para cosas de ese estilo.

Aquella tarde todo parecía normal, la mujer bañaba al menor de los tres en una pequeña tina, la misma donde lo bañaba casi a diario y probablemente haya bañado a los niños más grandes.

El pequeño era tan sólo un bebé, así que lo bañaba con la delicadeza que sólo una madre podría darle en el cuidado a su hijo.

Mientras el bebé jugaba un poco con el agua, ella probablemente sonreía pensando en lo rápido que los hijos crecen, quizá también en qué haría para comer, pero será trágico el destino y curioso en cómo opera.

El baño estaba casi completo, cuando la voz de su hijo mayor le dice unas palabras poco utilizadas en su vocabulario hasta ese día.

―Mamá, le corté los testículos a mi hermanito.

Un aire tan frío como el invierno le recorrió la espalda, haciendo que volteara aturdida por aquellas palabras que parecían ser más una broma de mal gusto que algo real.

Cuál fue su horrible sorpresa al ver que de una de sus manos cerrada en forma de puño goteaba sangre y en la otra unas tijeras, también manchadas de ese líquido rojizo.

Nublada por la situación, corrió hacia el cuarto de los niños, vio cómo su hijo se retorcía de dolor sobre la cama, llorando y con las manos en sus partes íntimas, de las cuales brotaba sangre.

Desesperada, tomó al pequeño en los brazos, salió de la casa y se apresuró a subir a su coche… Cuál sería su sorpresa tras dar marcha y escuchar un grito de dolor, mientras el auto pasaba encima de algo bastante grande.

Al bajar del coche, la desesperación que sintió era más que abrumadora, pues bajo el coche y agonizando, se encontraba el mayor de sus hijos, aplastado y lleno de sangre.

Si te lo estás preguntando… Así es, el bebé murió ahogado en la tina, siendo encontrado por los vecinos que salieron a auxiliar a la mujer que lloraba desconsoladamente con las manos en la cabeza.

Ese día, ese peculiar día donde todo parecía tan normal y rutinario como todos los anteriores en un barrio de Hermosillo, una madre no sólo perdió a uno, sino a sus tres hijos.

Han pasado los años, la ciudad ha crecido, mis padres se han ido y yo he envejecido, pero siempre he tenido en cuenta esta historia que me contaron de niño; nunca sabré si fue algo que ocurrió de verdad o era un invento de ellos buscando dar alguna moraleja de la época.

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Pero de algo estoy más que seguro, entre todas las leyendas que he escuchado a lo largo de mi vida, la leyenda de la mujer que perdió a sus hijos el mismo día y terminó enloqueciendo, es la que siento más real y la única que me perturbó durante años, sobre todo cuando tuve a mi primer hijo.