Las garzas, son aves fáciles de identificar debido a su particular morfología y gran tamaño. En la ciudad de Hermosillo, específicamente en las lagunas de oxidación, ubicadas en Paseo Rio Sonora y Quiroga, es común observarlas y nunca pasan desapercibidas para los que son curiosos y voltean a ver al cielo de vez en cuando, por lo general se les ve volando casi siempre en grupos pequeños y a baja altura.
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Solo los más afortunados las habrán escuchado "graznar" mientras estas vuelan rozando los postes de electricidad. Estas aves pertenecen la familia Ardeidae y suelen procurar cuerpos de agua donde se alimentan, construyen nidos y reproducen. Suelen de crustáceos, peces, anfibios, insectos e incluso serpientes.
Los cuerpos de agua que habitan pueden ser ríos, pantanos o bahías costeras de baja profundidad y se anidan en árboles o arbustos cerca del agua e incluso en el suelo cuando no hay depredadores, las garzas nidifican al inicio de la primavera y es común que construyan sus nidos muy cerca de otras especies de garza o incluso otras aves que compartan nichos ecológicos similares.
Carlos Tadeo Ruiz López, integrante del Club de Ornitología de la Universidad de Sonora, informó que las garzas, garcetas y garcillas pueden traer consigo distintos beneficios ecológicos para la capital sonorense, pues son aves que se alimentan de varias especies, lo que ayuda a controlar especies invasoras.
"Las garzas en general son muy importantes para controlar la cantidad de ictiofauna, es decir, los peces crecen mucho en su población y ellas se encargan de controlar la sobrepoblación, también algunas garzas ayudan a prevenir la propagación de enfermedades al alimentarse de animales muertos", explicó.
Tambien conocidas como “ardeidas”, las garzas tienen una muy amplia distribución geográfica y muchas de sus especies alrededor del mundo suelen migrar durante el invierno.
En la ciudad de Hermosillo pueden observarse 11 especies de garza y solo 3 de ellas son migrantes; como son los casos de la Garza ganadera (Bubulcus ibis), la Garza Azul (Egretta caerulea) y Avetoro menor (Ixobrychus exillis) que suelen llegar a la ciudad de Hermosillo en temporada de invierno y en ocasiones se puede observar especies que según el registro histórico de distribución no deberían estar en la ciudad de Hermosillo; dos ejemplos: Garza tricolor (Egretta tricolor) y Garza rojiza (Egretta rufescens).
La ciudad de Hermosillo cuenta con grandes lagunas de oxidación al Poniente, dichas lagunas son un foco de infección para el humano, pero son un tipo de “oasis en el desierto” para la garzas, garcetas y garcillas y muchas otras aves limícolas que frecuentan estos lugares en busca de alimento y protección.
En las Lagunas de oxidación las garzas más comunes de observar son Garza Blanca (Ardea alba), Garza Ganadera (Bubulcus ibis) y Garza Dedos Dorados (Egretta thula). En ocasiones los más observadores pueden localizar entre los mezquites una pequeña garza de enormes ojos rojos y cabeza verde oscuro observándote nerviosamente para irse volando antes de que te des cuenta que estaba ahí, la Garza Nocturna Corona Negra (Nycticorax nycticorax).
Por otro lado, mencionó que la "Cotorra Argentina" o como muchos la conocen Cotorra monje, es una especie de perico que suele ser vista en parques de Hermosillo. Se trata de un ave exótica nativa de Sudamerica y con gran potencial de convertirse en especie invasora o incluso una plaga en la región Sonorense.
Pudiendo alcanzar los 31 cm de largo y un peso entre 120 y 140 gramos, es un ave de tamaño medio si lo comparamos con otras especies de perico que suelen tener los hermosillenses como mascotas.
Son animales muy inteligentes y se aspatan muy bien a casi todo tipo de climas, incluyendo el cálido clima de Hermosillo. Se piensa que la cotorra argentina llegó a México en los 90´s como parte del comercio de animales exóticos, pero no fue hasta 2003 cuando en Ciudad de México se empezaron a registrar los primeros avistamientos del ave totalmente libre y en grandes parvadas.
La Cotorra Argentina llegó a Hermosillo hace aproximadamente 12 años y también llegó a la ciudad como parte del comercio de mascotas exóticas. En esta ciudad, es muy común verlas pasar volando en parvadas de 4-6 ejemplares o incluso pueden ser escuchadas mientras vuelan o están posadas sobre algún árbol.
Es mucho más común observarlas en las mañanas y en las tardes cuando salen a buscar alimento y así evitar los fuertes raros de luz solar. Se aliemntan de semillas, frutas y estas aves hacen sus nidos en conjunto con otros miembros de su especie, por lo que muchas veces pueden observarse grandes nidos en las copas de los árboles. En Hermosillo suelen anidar en palmas, eucaliptos o palmas de dátiles.
"Es una especie invasora, mucha gente las empezó a soltar, creyendo que le harían un bien a esta especie, pero en realidad se empezó a reproducir hasta convertirse en una plaga, se adapta muy rápido a cualquier región, aquí en Sonora, llegó hace 13 años y se adaptó muy bien", señaló.
La cotorra argentina compite con las aves nativas por alimento y espacio y no exiate evidencia hasta el momento que confirme que esta ave invasora este desplazando o diezmando las comunidades de aves nativas.
Algo que hay que tomar a consideración es que esta ave daña la infrestructura de la ciudad, ya que muchas veces construye sus nidos en postes y torres eléctricas, además de los ataques a cultivos, pues uno de los problemas que puede acarrear esta ave exótica-invasora es que puede arrasar con grandes siembras y cultivos, lo que provoca grandes pérdidas económicas al sector agrícola.