Si bien el Senado aprobó por unanimidad un proyecto de decreto para prohibir castigos corporales como golpes y otras agresiones físicas como método correctivo o disciplinario a sus hijos menores de edad, en Sonora la propuesta para ese mismo fin permanece inmóvil.
Esta iniciativa se presentó en el Congreso local noviembre del año pasado sin que hasta el momento las comisiones responsables le hayan dado solvencia, se trató de la “Ley Anti-chancla” propuesta por el diputado Miguel Ángel Chaira Ortega.
El legislador de Morena justificó su propuesta argumentando que el origen de la violencia es en los hogares y este no puede ser confrontado con más violencia, pues debe acabarse el lema de “una nalgada a tiempo corrige todo”.
La iniciativa reforma el artículo 317 del Código de Familia, para que “las personas que tienen al hijo bajo su patria potestad, incumbe la obligación de protegerlo y educarlo con amor y respeto sin usar violencia familiar”.
“Los padres que incurran en actos de agresión hacia sus hijos por cuestiones de disciplina podrían perder la patria potestad de los mismos, es necesario que se detenga esa práctica violenta contra los niños”.
Sin embargo, la iniciativa de Chaira Ortiz fue turnada a la Comisión de Justicia y Derechos Humanos para su análisis y posterior dictamen, sin embargo ha permanecido en el limbo legislativo por cerca de un año sin ningún tipo de novedad.
'ley antichancla' es necesaria: Sipinna
Las reformas que se hicieron a la Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes, son para proteger su integridad física y su correcto desarrollo emocional, para evitar que la violencia continúe como método disciplinario.
Blanca Camacho Sosa secretaria ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) en Sonora, explicó que malamente se le ha llamado "ley anti chancla" y se ha malentendido el fondo que tiene.
Enfatizó que no se trata de quitar atribuciones a los padres para corregir a sus hijos, sino protegerlos de la violencia desmedida, la cual muchos menores viven a diario en sus casas, por lo que se tenía que hacer algo.
"Es una ley que más que nada es preventiva para todos aquellos niños que son muy golpeados, muy lastimados, no estamos hablando de que no puedes llamarle la atención a tus hijos o que no puedes de repente darle una llamada de atención", indicó.
Sipinna a nivel nacional ha dado a conocer datos de impacto como el que al menos 6 de cada 10 niñas, niños y adolescentes han experimentado métodos de disciplina muy violentos, que tienen que ver con castigos corporales y humillantes como métodos correctivos.
Durante el 2020, casi mil 800 niños han sido asesinados en lo que va del año en México, el 55% de ellos son homicidios culposos, el 45% son dolosos, es decir hubo una intención clara de acabar con sus vidas.
También casi 10 mil niñas, niños y adolescentes han tenido que ser internados en algún nosocomios del País por medio es provocadas por violencia, de esos alrededor de 2 mil 500 por violencia sexual, el 95% son niñas; y no hay una investigación de porqué están lesionados, lo que normaliza las agresiones.
Camacho Sosa, recordó que el dirigente nacional de Sipinna, Ricardo Burcio, ha detallado que estas reformas establecen que madres, padres, tutores o cuidadores en escuelas, centros deportivos, iglesias, entre otros, deberán de abstenerse de ejercer un castigo corporal y humillante hacia los menores.
En castigo corporal se define como golpes, uso de fuerza física, empujones, pellizcos, nalgadas, tirones de pelo, ponerlos en posiciones difíciles, golpearlos con objetos, hacerlos ingerir alimentos muy calientes, entre otros.
En lo que se refiere al trato humillante está todo lo que puede provocar dolor, molestia, amenazas, burlas, gritos, ridiculización, acusaciones sin fundamento, entre muchos otros.
Detalló que Burcio ha explicado que hay muchas de estos tipos de expresiones físicas y verbales, parte de la cultura en México y por eso se da la prohibición, que en realidad no es otra cosa que aplicar lo que dice la ciencia, pues hay efectos negativos en términos físicos y daños directos a la vida de los niños, como dolores de cabeza, estómago, colitis, incontinencia urinaria; pero también en las dimensiones cognitivas, pues empiezan a tener problemas de retención, se ve afectada su memoria, desarrollo escolar.
Por si fuera poco también hay daño emocional que se traduce en hiperactividad, miedo, hostilidad, agresividad, ansiedad, angustia, entre otras cuestiones que afectan la relación del menor con otras personas y altera su conducta, afecta la relación interpersonal, puede disminuir su autoestima, además de que es un factor para iniciar en el consumo de drogas o sexualicen sus relaciones con los demás, así como tendencias suicidas.
"Se debe de entender que no es que no le puedas llamar la atención a tus hijo, es que hay padres que han avisado en el maltrato, han avisado en el grito hacia sus hijo, entonces eso los hace vulnerables, indefensos, inseguros y puede ser una réplica el día de mañana en la edad adulta", apuntó Blanca Camacho.