Poder trabajar desde casa durante la pandemia de Covid-19 ha sido una ventaja que sólo algunas personas han tenido. Y es que, para quienes se dedican al comercio las restricciones sanitarias han supuesto un reto para poder llevar el sustento a sus hogares.
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Al pasear por el centro de Hermosillo es fácil encontrar a comerciantes que se dedican a la venta de productos regionales, como la miel de abeja, los nopales, cacahuates, semillas, especias y demás, quienes día con día salen a las calles a ofrecer su mercancía para ganar unos pesos y poder alimentar a su familia.
Desde hace 22 años, Gisela Berenice atiende el negocio de su suegra, un puesto de nopales, coyotas y especias ubicado por la calle Plutarco Elías Calles. Al hacer un recuento del primer año de la pandemia de Covid-19 en Sonora, señala que han sido meses muy difíciles, donde el miedo, la incertidumbre y la desesperación han estado presentes día con día, sin embargo, se siguen esforzando para salir adelante.
Recordó que durante los primeros meses de cuarentena, la mayoría de las personas permanecieron en casa y un gran número de comercios tuvieron que cerrar, por lo que el centro de la ciudad se encontraba desolado, lo que hizo que cayeran las ventas.
“Parecía que era un pueblo desierto; muy solas se miraban las calles y había veces que salía para comer y había veces que no… fue una experiencia muy difícil”, dijo.
Que nos permitan trabajar
A pesar de las dificultades, lo que más le preocupaba a Jesús Figueroa, también comerciante del centro de Hermosillo, era que las autoridades de salud le pidieran que cerrara su negocio y dejara de vender, pues el puesto que tiene es el único sustento económico para su familia.
“Nosotros vivimos al día. Había veces que veía a los inspectores con dos o tres policías checando el aglomeramiento y preguntándole yo que si no me iban a cerrar, con el miedo que eso provocaba porque de aquí sacamos para comer al día”, comentó.
Aseveró que, independientemente de la situación, las facturas siguen llegando, por lo que no se podía dar el lujo de dejar de trabajar un solo día, pues hay que pagar la luz, el agua, la comida, etc., así que ha hecho su mejor esfuerzo por cuidarse y mantenerse sano acatando todas las medidas de sanidad, como el uso de cubrebocas, la sana distancia y el lavado de manos.
“Tengo tres hijos y mi esposa. Aparte, el negocio es de mi mamá, entonces dependemos dos familias, como 8 personas, de aquí”, dijo.
Por su parte, Gisela mencionó que trabajaban de lunes a domingo, de 8 de la mañana a 4 ó 3 de la tarde, a la hora que les permitieran las autoridades sanitarias.
Durante los primeros meses, su esposo era quien acudía al negocio mientras ella se quedaba en casa resguardándose y al cuidado de sus hijas, pues tenían mucho miedo de que pudieran contagiarse.
“Llegabas a tu casa y te quitabas todo desde fuera con tal de no traer ninguna enfermedad para adentro, ni nada de eso”, apuntó.
No arruinar lo ganado
A pesar de las dificultades, ambos comerciantes han logrado salir adelante durante este primer año de contingencia sanitaria en la entidad y esperan que la situación mejore en el transcurso de este año, sobre todo ahora que ha iniciado la vacunación contra el Covid-19.
Sin embargo, a Gisela también le preocupa otra cosa, el hecho de que las campañas políticas puedan echar por tierra todo lo ganado, y que algunos candidatos hagan de lado la pandemia con tal de obtener votos.
“Que nos vaya mejor, que no nada más sea política. Que no por haber campañas ahorita quieran quitar la pandemia; luego que pasen las elecciones va a volver la pandemia y va a ser mucho peor. Esperemos que todo esto se componga ya”, recalcó.