Luis Ángel Carlin, el reportero de redes sociales que hacía enlaces en vivo por toda la ciudad de Hermosillo, murió la tarde del 5 de septiembre.
Con su voz, inconfundible, en las transmisiones en vivo que realizaba las veces que fueran necesarias durante una jornada diaria, “El Carlin” -como era popularmente conocido-, narraba las situaciones que vivían los hermosillenses que lo buscaban para este fin.
Sensible, profesional, ocurrente e impulsivo, así era el reportero de la red del que todos estábamos pendientes.
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¿Cómo fue su carrera en los medios informativos?
Parte de su trabajo en los medios de comunicación transcurrió en las cabinas y micrófonos de Uniradio, donde lo escuchábamos en los cortes informativos de la cadena de noticias, cada hora. También era operador de noticieros matutinos.
En ese tiempo, a la par, trabajaba como lo que conocíamos como “programador” o DJ en un bar del Bulevar Rodríguez y luego en otro que tenía temática de deportes, ubicado en el Bulevar Kino.
En 2016 dio el salto que lo catapultó: Carlin se convirtió en reportero; su facilidad de palabra (¡y esa voz!) y la habilidad frente al micrófono y luego frente a la cámara -de un teléfono celular- lo hicieron acercarse al ámbito informativo, de una nueva forma, sorprendiendo a todos.
Fue en Proyecto Puente, donde Carlin debutó como reportero de diario: nota de color, de servicios, policiaca; una de sus primeras transmisiones en vivo fue durante el saqueo de una cadena de tiendas al norte de la ciudad.
Entonces, mientras hablaba y hablaba, narrando lo que sucedía, también daba indicaciones a su pequeña hija para que estuviera agazapada en el interior del carro, en el que iban a hacer compras al súper, cuando inició la acción. Ya nada ni nadie lo detuvo. Ni siquiera cuando dijo en vivo: “¡Oh, una piedra!”.
Para este mismo medio, en una ocasión narró la historia de una pareja que vivía en la indigencia estando la mujer embarazada. El Tigre, que era una de las maneras con las que abordaba a las personas, le dio seguimiento a este caso, y no paró hasta que la familia, con un recién nacido, tuvo apoyo de la comunidad, y una casa dónde estar a salvo.
En otra ocasión, cerca de la Central Camionera, Carlin lo hizo de nuevo: transmitía la escena de un hombre que amenazaba con quitarse la vida; el suicida se movía entre los autos del Bulevar Luis Encinas con un arma punzocortante en una mano y, sin dejar de hablar, Luis Ángel Carlin se abalanzó sobre él; lo despojó del arma, lo echó al suelo, pero también le salvó la vida.
En su breve, pero exitosa carrera periodística, Carlin obtuvo reconocimientos en lo individual y en equipo, como el Premio Nacional de Periodismo, por el seguimiento a la cobertura del desastre ecológico en el Río Sonora.
Hace un par de años tuvo un fuerte tropiezo con su salud, estuvo grave, “no la contaba”, y salió adelante. No se dobló. Quizás no fue el tiempo deseado, pero tuvo una segunda oportunidad para ver y disfrutar más a sus hijos, por quienes moría de amor, y así lo compartía en sus redes sociales. Su hija más pequeña cumplió tres años recientemente.
Después de este severo episodio de su salud cambió de cachucha, de sombrero más bien. Estaba en las filas de El Mitotero cuando la línea de su vida y su corazón se detuvieron para siempre.
Su funeral se lleva a cabo este día, 6 de septiembre, en la Funeraria San Martín (de Luis Encinas y Juárez) en la Capilla A2.
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Desde esta trinchera enviamos nuestras condolencias a sus familiares y a los amigos y colegas con quienes coincidió en su paso por la vida. Descansa en paz, Tigre. Te recordaremos.
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