A 12 años de haber ingresado al Departamento de Bomberos, Damian Erasmo Guerrero Torres sigue con la misma entrega con la que se puso por primera vez el traje de "tragahumo" en esta capital, al ser una labor en la que a diario ayuda a la sociedad.
Fue un 1 de junio cuando obtuvo su empleo como bombero, después de haber concluido con la Academia y posteriormente un periodo como voluntario, cuya responsabilidad la ha atendido con el grado de importancia que requiere, lo que le ha valido a trascender y ser de los elementos más reconocidos.
Aunque el camino no ha sido fácil, pero con preparación ha conseguido cubrir áreas operativas y administrativas, incluso de representación de sus compañeros en el primer Sindicato de Trabajadores que se formó dentro de la corporación, donde fungió como secretario.
Lee también: Accidente en el Cerro Johnson: Senderista cae y es rescatadoLee también
Los primeros siete años de su carrera los realizó como bombero, desde hace casi cinco años asumió el puesto de maquinista, el cual consiste en manejar las unidades hacia los sitios en los que se generaron los reportes, para ello debe llegar temprano a la estación Centro, verificar el estado de ese y otros vehículos, que estén en condiciones de operar para llegar los servicios sin problemas.
"He tenido algunas situaciones que me han marcado, fui siete años bomberos, y desde hace cinco fui maquinista. "Recuerdo un accidente que pasó hace como nueve años en la carretera Hermosillo-Nogales entre varios vehículos, en uno de ellos iba una familia completa, donde una de las víctimas era una niña muy chiquita, quien falleció y quedó en la mitad de la carretera tendida", recordó.
Actualmente cumple con turnos de 24 horas, es decir, entra durante la mañana y sale hasta el día siguiente, al menos dos veces por semana, lo que le da tiempo de convivir con su familia, a pesar de que debe pasar un paro de días a tiempo completo en dicha estación.
Al ser una profesión de riesgo, reconoce que es inevitable sentir miedo en ciertas situaciones, ya que el manejar fuego, explosivos y demás aumentan el peligro de que pueda resultar afectado, pero con la preparación que ha adquirido en más de una década le ha servido para dominar más cada caso.
"Hubo un incendio hace 10 años en Monteverde y Mendoza, el Mercado número 2, se incendiaron varios locales, tenía poco tiempo de bombero. Donde había más fuego estaban varios cilindros de gas, me tocó a mí y a mis compañeros enfriar los tambos, ya que son un riesgo inminente, un jefe nos pidió sacarlos y enfriarlos, me dio miedo, pero gracias a Dios salió todo bien", rememoró el también maestro del Criminalística, quien egresó de una universidad ahora extinta en esta ciudad.
¡Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las noticias directo a tu correo electrónico
Él y su familia saben el riesgo que se tiene en esa actividad, sin embargo tiene claro que debe volver a su hogar, pues así se lo piden su esposa e hijas, a quienes considera su más preciado tesoro.
"Tengo mi esposa y una niña, quienes a diario me dan la bendición para que regrese con bien. Mi hija siempre me desea lo mejor, me despide y me dice: te quiero mucho, papá. Qué te vaya muy bien y eso para mi es un aliciente para cuidarme aún más y tratar de regresar a casa", apuntó.
¡Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las noticias directo a tu correo electrónico