Han pasado 10 años ya desde el triste 5 de junio de 2009, 10 años que a decir de muchas personas han sido el testimonio de la ignominia y la inacción de las autoridades para dar un merecido descanso, con honra y dignidad, a la memoria de 24 niños y 25 niñas que no debieron morir.
Cerca de las 17:30 horas ya había varias personas conglomeradas en Calle Mecánicos y Periférico Sur, junto al edificio que albergara la guardería, ahí, 24 banderas azules y 25 rosas representaban a esas 49 almas infantiles, esas 25 vidas que se vieron truncadas por la tragedia.
Padres, madres, tíos, hermanos, amigos, toda una sociedad molesta, triste, frustrada por la falta de acción de las autoridades, se arremolinaba en torno al punto que desde hace una década ha sido cede del encuentro de una comunidad que sigue exigiendo una respuesta, una sentencia, una justicia que pese a los cambios de gobierno, pese a las promesas no llega.
La marcha inició en punto de las 16:10 horas, Patricia Duarte, madre de una de las víctimas, dio el mensaje de entrada a estos primeros 10 años de lucha y afirmó que el gobierno debería mostrar más sensibilidad, irritada por la premura que la presión mediática imprimió a la figura presidencial, la cual acorralada invitó a los padres a acudir a la ciudad de México para la audiencia que tanto han solicitado con las autoridades del nuevo régimen.
“Es responsabilidad del Ejecutivo Federal venir a Hermosillo, donde sucedió la tragedia más grande en la historia de México que es el 5 de junio de 2009, le solicitamos al presidente Andrés Manuel López Obrador que se dé unos días y que se programe para venir aquí a Hermosillo y que nos atienda después de varias solicitudes de audiencia que hemos hecho y que no hemos tenido respuesta, no aceptamos una reunión que se haya visto forzada meramente por fines mediáticos”, afirmó Patricia Duarte.
Tras esto, inició la marcha, banderas, globos, banda de guerra, todos enfilaron por el periférico sur hacia el poniente, después al sur sobre el Vildósola hasta la primera parada en el templo de San José. Ahí, como cada año, 49 campanadas recordaron la memoria de 49 niños que ya no están con nosotros y algunos globos blancos ascendieron, como lo hicieran esas pequeñas almas, hacia las alturas.
Tras la solemne parada, siguió el recorrido, una parada más frente a la Fiscalía General de Justicia recordó la lucha por que se cumpla con castigar a los responsables pero, como la esperanza de que se dé una verdadera resolución al caso, la parada fue breve.
Así, entre anécdotas, charlas entrecortadas en el contingente, banderas, consignas y mucho calor, fueron uniéndose más personas, hasta formar un grupo de poco más de 3 mil miembros, quienes arribaron a las escalinatas del Museo de la Universidad de Sonora, donde la fueron recibidos por la comunidad artística y universitaria, misma que se ha encargado, desde su trinchera, a preservar la memoria e impedir que este triste capítulo de la vida en la ciudad quede en el olvido.
Ahí, ente una explanada llena, se dio una vez más el pase de lista y, después, volvieron a volar los globos.