Hace 61 años Monika Ejerhed salió de Suecia para vivir en la ciudad de Hermosillo, donde con el paso del tiempo ha estado construyendo y decorando su casa con arte, vegetación de la región y materiales reutilizables.
La artista contó para El Sol de Hermosillo que ella trabajaba en Italia cuando conoció a un sonorense, con quien terminó casándose y formando una familia en la capital sonorense, específicamente, en la colonia Modelo.
Durante mucho tiempo fue maestra de idiomas en el Instituto Mexicano Americano de Relaciones Culturales (Imarc), así como en el Cbtis número 11, pasando por varias generaciones de alumnos.
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“Fui maestra de idiomas principalmente, en muchas partes, empecé en el Imarc, yo no me formé como maestra, pero creo que fui buena maestra, era una forma de adquirir dinero, porque yo llegué con mi maleta y 50 pesos”, señaló.
En todo momento utilizaba bicicleta, pues en ella se trasladaba a los planteles escolares, además de que la aprovechaba para transportar comida, gallinas, ladrillos y todo lo que necesitara para hacer su casa.
“Cuando yo llegué aquí, esto era aeropuerto, nosotros vivíamos con mi suegra, cuando yo cumplí 21 años me dieron la herencia de mi papá y con esa herencia compré este lote, aquí habían como cinco casas nada más, Hermosillo terminaba aquí”, relató.
Poco a poco se empezó a edificar la casa, priorizando la presencia de vegetación y la reutilización de todo tipo de materiales; hoy en día su hogar es considerada por muchos un museo natural y de arte.
Varias paredes de la casa de hasta 11 departamentos están decoradas con vidrio, además de botellas que cumplen con la función de tragaluces.
Cuenta con una alberca para el disfrute de ella misma y de sus huéspedes, la cual es rodeada por árboles que dan mangos, plátanos, naranjas, guanábanas, entre otras frutas.
Con sus propias manos Monika creó un estanque con una relajante cascada, donde nadan libremente varios peces de color naranja, mientras que en el segundo piso tiene su propia siembra de hortalizas.
“Me gusta hacer las cosas, siempre he sido muy práctica, lo decía mi papá, me gusta construir, me gusta pintar, la primera parte sí lo hizo un constructor, pero cuando empecé a agrandar la casa, yo pegaba los ladrillos, todo era de segunda mano, yo arreglaba la plomería, la electricidad, todo eso, y como soy un poco hiperactiva, no podía sentarme a ver televisión”, abundó.
Monika mencionó que también cría gallos y gallinas, por lo que la recolección de huevos es una actividad que realiza frecuentemente.
El agua que desechan los aires acondicionados caen en las macetas o en el jardín, además en el techo tiene un canal que sirve para encauzar el líquido vital en un recipiente, para después aprovecharlo.
Cuenta con paneles solares, techo verde para evitar en mayor medida el calentamiento de la casa, así como calentones solares hechos con manguera negra.
“Suecia es un país chico y no hay muchos recursos, no es un país rico, todos somos iguales allá y estamos muy acostumbrados a reutilizar y remendar, etcétera, eso ya lo traigo, además estaba muy cerca la naturaleza, lo sentimos, porque es muy fuerte”, apuntó.
Su casa es una exposición de arte
Otra cosa a destacar de su hogar es que cuenta con cuartos destinados al esparcimiento y recreación, con rompecabezas, juegos, libros, y máquina para hacer ejercicio.
Además de que tiene en exposición varias piezas de arte y pinturas, tanto de su autoría como de artistas que son mundialmente conocidos.
En unos cuartos tipo cabaña tiene una colección bastante amplia de casetes de todo tipo de música, varias esculturas, fotografías, trabajos manuales, y una amplia decoración que propicia al huésped una estancia más amena.
En cuanto a la idea de que su hogar sea visto como un museo, ella opinó que en cierta forma quiere dejar un legado, de cómo poder vivir con poco dinero, aprovechando lo que la naturaleza ofrece y la reutilización de materiales, que en la mayoría de las ocasiones terminan en el bote de basura.
“Es un espacio ecologista, de arte, de ecología y de muchas cosas, es un término, lo que pasa es que en cierta forma quiero dejar un legado y no sé cómo hacerlo, ahora surgió la palabra museo, bueno, pero no quiero hacer algo lucrativo, sino quiero compartir más bien, de cierta forma estoy corriendo la voz para que me sugieran cosas, porque sí quiero compartir lo que tengo, lo que he hecho”, expresó.
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Por último, la escultora sueca, lo que más le gusta de la vegetación de Sonora son los árboles que florecen en la sierra durante la primavera, pues a su consideración es un espectáculo ver los colores que yacen en las laderas de las cerros.
“Me gusta mucho jugar con los espacios, es muy divertido, jugar con los materiales, me gusta crear, hacer, convertir. De aquí de Sonora me gustan los árboles que florecen en la sierra en primavera, las laderas de las montañas que se ponen de unos colores preciosos, los cactus son fuertes, hay tanta variedad”, externó.
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