Después de 77 años de “Clandestinidad” en la producción del Bacanora, desde el decreto No. 1 de 1915 firmado por el Gobernador de Sonora, Plutarco Elías calles, donde se prohibió su producción y distribución, fue el año 2000 que en la ley 119, firmada como iniciativa de la administración de Manlio Fabio Beltrones Rivera, que se termina con la prohibición, haciendo legal su producción y reconociendo al Bacanora como la bebida regional que identifica a los sonorenses.
El Museo del Bacanora se inició en el periodo del Presidente Municipal Víctor Encinas (2009-2012) en el municipio que da a esta bebida su nombre; en el primer periodo de Belisario pacheco Galindo se restructuro y poco a poco con el pasar de los años se ha ido formando hasta llegar a ser lo que es ahora.
La producción de bacanora se ha desarrollado en el estado bajo un proceso que inició siendo clandestino y hasta que desde 1992 se encuentra regulado para asegurar su seguridad y calidad. Fue en el 2000 cuando el Instituto Mexicano de la Propiedad otorgó el reconocimiento de denominación de origen a 34 municipios de Sonora, incluyendo Bacanora donde hoy se encuentra el museo que resguarda la historia de este producto.
Este recinto mantiene en su interior piezas fundamentales de la creación de esta bebida tradicional como las herramientas que se utilizan para su fabricación desde la época de clandestinidad, hasta la actual.
Para obtener el licor se realiza un procedimiento similar al del mezcal: se jime el maguey, se cuecen las piñas por 48 horas, se extrae el jugo, se fermenta en barricas y se destila, pero con calor, y se genera un producto con hasta 55 grados de alcohol.