Un plato de comida caliente y la compañía de los amigos hechos en su viaje, es todo lo que Martín desea para esta Navidad que migra hacia Estados Unidos.
Mientras come su plato de arroz con frijoles y fruta en medio del comedor para migrantes, Martín asiente con firmeza al aceptar que las mejores cenas navideñas son las que se viven en familia, pero está consciente de que no será posible este año, que viaja desde su natal Honduras.
Su travesía ha sido larga y llena de obstáculos, se observa en sus manos que lucen cansadas, y en su mirada. Se ha enfrentado a lo duro de las carreteras, al calor, al frío, al hambre, y al hecho de saber que ha dejado a su familia en casa, en espera de su regreso, pero con la promesa de que tendrán mejores condiciones de vida.
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“Con el favor de Dios yo espero llegar pronto. De aquí pienso llegar a otro comedor, para poder comer y de ahí generar dinero y de ahí chance de cruzar para el otro lado (Estados Unidos)… ahorita no sé cómo estarán (su familia) porque hace rato que me vine, pero yo espero que se encuentren bien”, comenta tras llevarse un trozo de pan a la boca.
A pesar de la distancia, afirma que nunca deja de comunicarse y siempre procura que no les falte nada, pero tiene claro que debe continuar su viaje para lograrlo. La falta de oportunidades en su país, así como la violencia lo ha empujado a tomar una de las decisiones más difíciles de su vida, dejar a su familia, pero con el objetivo de buscar la manera de darles lo mejor y que tengan una vida digna.
De su hogar extra muchas cosas, pero, sin duda, estas fechas lo ponen nostálgico, dijo, pues son fiestas que suelen pasarse en familia, con amigos, con los seres queridos, en el calor del hogar, pero este año será diferente.
“Extraño el pavo y todo eso para cenar, lo mejor claro que sí, y si Dios quiere sí me va a tocar (volver a estar en familia) porque es muy grande (Dios)… He tenido compañeros que vienen de El Salvador y muchos de Culiacán, pero ya andan más arriba”, agregó.
Mientras continúa su camino hacia la frontera norte, donde pretende cruzar por Nogales hacia Estados Unidos, recuerda que, realmente no ha estado solo en esta travesía pues, como él, son cientos y cientos de personas que se aventuran a cruzar todos los caminos y recorrer los miles de kilómetros, a pie, en tren, de aventón, el algún autobús cuando las condiciones lo permiten.
Martín ha hecho amigos en su viaje, quienes le han brindado palabras de aliento, un abrazo, un plato de comida, algún consejo, todo sirve, dijo, todo cuenta y todo se lleva guardado en el corazón.
Con frío, con miedo y cansancio, pero con mucha determinación, Martín se prepara para continuar con la aventura que ha emprendido, esperando pronto encontrarse en una situación mejor, con un trabajo bien remunerado y con la seguridad de saber que su familia se encuentra bien, a pesar de la distancia.
“Está muy helado, pero yo espero, extraña uno a su familia, pero imagine gente que viene de más lejos, todavía la extrañan más, es normal. Algunos me han dicho que si no llegan a cruzar se van a devolver para atrás”, agregó.
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De acuerdo con información del Instituto Nacional de Migración (INM), al tercer trimestre del 2023, a Sonora han ingresado más de 19 mil migrantes de 71 nacionalidades diferentes, principalmente de África y Asís, con destino a la frontera con Estados Unidos.
Recientemente, el 4 de diciembre, las autoridades estadounidenses cerraron el cruce fronterizo entre Lukeville, Arizona, y Sonoyta, Sonora, debido al creciente flujo de migrantes y para redirigir personal a otras áreas de la frontera.
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