Salirse un poco del “código de vestimenta” y la heteronorma que imperaba en la sociedad hermosillense de los años 80 era un riesgo que nadie quería tomar, pues se exponían a la crítica, los juicios e inclusive el desprecio de algunas personas y círculos sociales, así lo recuerda Héctor Maldonado.
El fotógrafo conceptual y productor artístico decidió tener la suficiente honestidad con sus padres durante su adolescencia para expresarles que era homosexual, algo que no era para nada bien visto durante aquella década, debido a los prejuicios y la falta de información acerca de orientaciones sexuales y expresión de género.
“Yo llegué aquí a Hermosillo en 1980, estaba en secundaria. En aquel tiempo había los bailes rancheros y todo mundo andaba de mezclilla y botas y no podías salir de ese cliché, inclusive si te atrevías a vestirte un poco diferente, usar short o ponerte algo un poco más a la moda, eras discriminado, literalmente, y recibías insultos en la calle y cosas así”, confesó en entrevista con El Sol de Hermosillo.
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Durante aquellos primeros años, dijo, la situación era muy compleja para quienes pertenecían a la comunidad LGBTQ+ pues, tanto en los núcleos sociales como en los familiares “era trágico que un hijo o una hija se declarara gay”, por lo que permeaba el miedo, la incertidumbre y, en gran medida, la soledad.
“Era dolorosísimo porque, desde niño pensabas que eras el único en el mundo que se sentía así; no había nada de información, nadie hablaba del tema, al contrario, era una constante recriminación y burla y te hacían sentir como una persona pues, prácticamente anormal, como que tú tenías un defecto infranqueable que te separaba del resto del mundo”, apuntó.
La lucha por intentar “ser normal”, dijo, era una constante para quienes buscaban una aceptación y no ser objeto de ataques, de burlas e inclusive de despidos o un rechazo total por parte de sus familiares; se convertía pues, en una cuestión meramente de supervivencia.
“En aquel tiempo era muy notorio cómo te quitaban las oportunidades laborales, y de expresarte, te desacreditaban totalmente. Incluso los sueldos... te casabas y te subían el sueldo o, ya en cuestiones familiares, las herencias, muchas personas eran desheredadas. Entonces, definitivamente hay un elemento de supervivencia muy fuerte”, expresó.
Crecer sin espacios seguros y con el miedo al VIH
Para Héctor, la desinformación se acaba con la llegada de la pandemia de VIH-Sida, cuando las instancias de salud se vieron obligadas a brindar información sobre el nuevo virus y sobre la homosexualidad, aunque los primeros artículos estuvieron plagados de prejuicios e ideas retrógradas.
“El primer reportaje que salió al respecto, el que yo leí fue en Newsweek, y venía responsabilizando 100% a la comunidad homosexual. Todavía recuerdo extractos de ese artículo y pues eran unas aberraciones tremendas y un desconocimiento total. Aparte de ser discriminados por la naturaleza de ser, empezaron a ser discriminados por ser los portadores de una enfermedad mortal, entonces, de alguna manera nos criminalizaron, y eso fue muy duro”, dijo.
Aunado a la falta de información, estaba la falta de espacios seguros para la comunidad LGBTQ+en la capital sonorense, pues eran comunes las redadas policiacas en los bares, cantinas, discotecas, parques e inclusive podían ser detenidos en las propias calles, bajo el cargo de faltas a la moral.
No fue sino hasta finales de la década de los 90, principios del 2000, que en Hermosillo comenzaron a surgir algunas discotecas y bares abiertamente gay, donde las personas con diversidad sexual podían sentirse libres y seguras, sin el miedo a ser perseguidos o señalados.
La dicha de ver la evolución
Para Héctor Maldonado, con sus 57 años de historia, ver los avances que ha tenido la comunidad LGBTQ+en su lucha por el respeto y la libertad es algo que lo llena de orgullo, y que le inspira a continuar apoyando desde su trinchera a todos y cada uno de los movimientos y, principalmente, a la Marcha del Orgullo.
“Es una gran alegría y es una felicidad esa serenidad que uno tiene, esa paz de poderse expresar sin temor a ser agredido. Yo creo que el poder gozar de esa libertad de ser, de esa libertad de expresarnos, pues es un regalo de Dios. Vivir con serenidad, vivir con paz, vivir sin temor, vivir sin inseguridad por la orientación sexual, sentirte seguro de poder ser tú y que nadie te va a agredir, no tiene precio”, dijo.
A pesar de que, en algunas ocasiones, las personas adultas que pertenecen a la diversidad sexual son un grupo poco visible, Héctor se siente pleno, dichoso y rodeado de amor, tanto por parte de su familia como de sus amigos y, dijo, no es un caso que se dé únicamente en la comunidad LGBTQ+, sino en la sociedad en general, aunque en gran medida se debe a que las personas adultas tienen otros estilos de vida y otras cosas en mente, pero siempre se puede seguir creciendo y aprendiendo de todos.
“A mí me gusta rodearme de gente de todas las edades, creo que todos tenemos algo que aportar. Me alimento mucho de las pláticas que tengo con los jóvenes porque me hacen evolucionar; el hecho de que uno esté ya más viejo no significa que no sigue uno creciendo, que no sigue evolucionando, eso espero que nunca se acabe, ese deseo de conocer más. Y pues, como una persona de más edad verdaderamente se encuentra uno muy cómodo”, mencionó.
Aunque actualmente está soltero, Héctor no está cerrado a la idea de enamorarse nuevamente, pues compartió su vida durante 17 años con una pareja, de quien tiene un buen recuerdo y ahora se convirtió en uno de sus mejores amigos.
“Es una relación que se transformó en una amistad muy profunda que conservamos hasta la fecha, ya más de 30 años. Ahora me dicen que debería tener una pareja nuevamente, y a lo mejor, cuando llega, llega, esas no son cosas que uno provoca; uno conoce gente y pues si se da el amor, qué bueno”, expresó.
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Para los jóvenes, el mensaje de Héctor Maldonado es claro, que no dejen de luchar por conservar todos los avances que se han logrado en los últimos años, y que se mantengan firmes en sus convicciones, y orgullosos de ser quienes son.
“Que estén muy pendientes de no perder los derechos que ya hemos ganado como comunidad. Creo que hay muchos movimientos muy conservadores a nivel mundial ahorita, que están intentando retomar espacios que la comunidad ya había ganado, y creo que es muy delicado eso, hay que defender nuestros espacios, hay que defender nuestros derechos, hay que defender el derecho a ser uno mismo, sea como sea”, finalizó.
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