La pandemia no sólo ha afectado la salud de miles de hermosillenses y actividades económicas, sino también otras que son elementales para que la ciudad no se ahogue, como lo es la reforestación.
La capital sonorense tiene un déficit de reforestación del 60%, pues debería de haber por lo menos 10 metros cuadrados de árboles por manzana, pero no se cumple, pues el Ayuntamiento de Hermosillo tiene la meta de reforestar con 20 mil árboles al año, pero cada persona necesita el oxígeno que generan por lo menos 22 árboles.
Luis González, miembro de Caminantes del Desierto, grupo ambientalista que realiza eventos de reforestación, mejora de áreas verdes y concientización sobre la importancia del cuidado de la naturaleza, detalló que debido a la pandemia por Covid-19 se vieron en la necesidad de interrumpir casi todos sus proyectos de este año.
“Nos quitó muchos de los planes que teníamos para este año, el año pasado participamos en muchísimas actividades de reforestación propias y ajenas, pero este año de plano actividades de reforestación no hicimos ninguna, porque no se pudo”, señaló.
Pico de la pandemia vs temporada de reforestación
Lo que más afectó es que para tener un mejor éxito de sobrevivencia de los árboles, se debe de trasplantar previo a la temporada de lluvias y aunque este año no hubo precipitaciones, de haberse presentado tampoco hubieran podido, porque fue justo durante los picos más altos de la pandemia y con el confinamiento domiciliario.
No sólo tuvieron que detener las reforestaciones, sino también otros proyectos como el Cinturón Verde, un proyecto de delimitación de la zona natural, que comienza en el Cerro Johnson, continúa por la Sierra del Espinazo Prieto y concluye en el rancho La Caridad, cercano a la mina Nyco; donde a lo largo de 10 kilómetros se hace un sendero de metro y medio, para que funcione como un límite de hasta donde debería de llegar la urbanización, pero sólo alcanzaron a hacer entre 1 y 2% del trabajo.
“También dentro del Cerro Johnson teníamos pensado hacer contenciones de suelo en donde se han formado arroyos por las lluvias y que van arrastrando la tierra, hace hundimientos en el cerro y esa tierra termina en colonias aledañas, eso también lo comenzamos y lo tuvimos que parar, porque son trabajos que requieren de la participación de las personas muy juntas, es trabajo de ayudar a cargar y se necesita el contacto”, expuso.
Paró trabajo de concientización a niños
También frenaron trabajos de concientización con niños, en los cuales hacían caminatas por el Cerro Johnson, en donde los asistentes llevaban a un niño de no más de 10 años para explicarles sobre la importancia del medio ambiente, la flora y fauna, pero sólo alcanzaron a hacer alrededor de cinco caminatas, pues no quisieron arriesgar a los menores.
“Las reforestaciones apenas íbamos a planearlas y pues ya no alcanzamos ni a planearlas, el año pasado hubo muchas colaboraciones, fácilmente hubo entre 10 y 15 que se planeaban de manera masiva, sin contar los que eran de ayuda a plantar dos o tres arbolitos, también algunas plantas nativas, pero la mayoría fueron árboles, que es lo que hace más falta, porque es lo que más necesitamos por el medio ambiente”, apuntó González.
El Colegio de Sonora realizó un estudio que arrojó que 40% de las mandas de la ciudad no alcanzan a tener ni 10% de áreas verdes, lo que genera islas de calor y aumenta la temperatura, la calidad del aire puede ser riesgosa, pero estos deben ser nativos.
En algunos eventos de reforestación, participaron alrededor de 100 personas voluntarias, quienes alcanzaron a plantar hasta aproximadamente mil 500 árboles, en algunos inclusive arbustos que además de dar belleza al paisaje, ayuda a la proliferación de polinizadores.
No todo fue pérdidas para el medio ambiente
Algo que ayudó al medio ambiente, fue el propio confinamiento, y el que no hubiera tantas personas en la calle y automóviles en circulación, además de que dio la oportunidad a los grupos ambientalistas de capacitarse de manera virtual.
“Se han estado realizando otro tipo de actividades, más del tipo académico, capacitaciones y proyectos y a la mejor no lo hemos hecho a gran escala, pero sí en solitario hemos hecho algunas actividades que teníamos pendientes”, indicó.
Ejemplo de ello es un sendero en el Cerro Johnson de alrededor de cuatro Kilómetros, donde la maleza lo había cubierto, pero fue limpiado por miembros de los caminantes en etapas de forma individual.
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Gran parte del trabajo de los ambientalistas se vio forzado a parar, aunque no todos los grupos pararon, pero sí se vieron afectados, por lo que las autoridades y la comunidad en general deberán de retomar estas actividades para hacer de Hermosillo un mejor lugar para vivir.