Todos tenemos la capacidad de escuchar, sin embargo, tener las palabras correctas en los momentos difíciles es toda una tarea y un don. Para el padre Martín Gerardo Hernández Moreno, Dios obra a través de él para darle aliento a quienes sufren las difíciles etapas de vida.
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Muestra de ello es el haber empezado, hace doce años, con una sola persona a quien apoyó escuchando y dándole una retroalimentación que sanó su corazón y alma, hoy en día son una comunidad muy sólida.
“Yo empecé con una persona que llegó, perdió a un hijo, la escucho, ya después empezamos a seguir platicando sobre su situación, ella invita a otra persona que también había perdido a un hijo, esa otra persona invita a otra y se va haciendo un grupito de padres en esta situación hasta que el grupo fue creciendo y continuamos con ese acompañamiento”, explicó en entrevista con El Sol de Hermosillo.
Hoy en día existen varios grupos de apoyo a personas en duelo, grupos de ayuda mutua y recientemente, con la contingencia sanitaria, se abrió otro espacio para las personas que perdieron a un ser querido por Covid-19.
“También me toca servir a los enfermos a los hospitales Covid-19, con un grupo de sacerdotes, la presencia de la Iglesia de Hermosillo en los hospitales, somos cuatro sacerdotes que estamos yendo, de ahí surge otro grupo de apoyo en el cual ya tenemos un año”, agregó.
Para el padre Martín Gerardo, cuando las personas se acercan para descargar sus emociones, él considera que Dios hace su labor a través de él “yo tengo la convicción de que el Señor comienza su labor de una manera muy misteriosa, porque yo no pensaba en esto y aunque había estudiado psicología no había pensado en esto del duelo, pero para mi son los caminos de Dios”.
Además de ello, el párroco de la iglesia en Catedral, considera que el solo hecho de poder escuchar a las personas ya es un gran apoyo para ellos en momentos de dolor ante la pérdida de un ser querido o los momentos difíciles de dolor o tristeza que están pasando “yo la verdad creo que es el Señor el que sostiene en esos momentos, la disposición de poder estar frente al enfermo o al doliente, es nada más escuchar y que el otro se sienta escuchado en un espacio muy sagrado para él, son espacios que no se puedan localizar en otros lugares donde no son escuchados”, expuso.
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Aunque la pandemia les ha impedido formarse físicamente para estos grupos de apoyo mutuo, lo cierto es que la labor permanece latente a través de medios virtuales, lo que ha sido un gran soporte para muchos que lo necesitan.
