El sonorense participará este 29 de julio en la ronda clasificatoria de salto de altura; a pesar de no poder acompañarlo debido a la pandemia, su familia le desea el mejor de los éxitos

Para doña Alejandra Morales y don Luis Rivera, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 son la culminación de un gran esfuerzo, dedicación y sacrificio, así como años de entrenamiento, por parte de su hijo Édgar Rivera.

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Y es que, los padres del atleta sonorense, quien competirá en la ronda clasificatoria de salto de altura este jueves 29 de julio, se dijeron emocionados y nerviosos, pero con mucha fe en que su hijo tendrá una gran participación.

“Nos sentimos emocionados y muy felices de ver a Édgar otra vez cumpliendo su sueño de estar en su segunda Olimpiada; verlo así tan contento nos hace muy felices”, expresó don Luis Rivera, en exclusiva para El Sol de Hermosillo.

Recordó que Édgar recibió una beca para entrenar en un centro de alto rendimiento de salto de altura, en Alemania, donde radica desde hace cinco años, por lo que espera que todo ese esfuerzo y sacrificio que ha puesto su hijo durante este tiempo le sean recompensados en la justa olímpica, llegando a alcanzar, quizá, una de las medallas.

“Muchos han sido los sacrificios; ha sido mucho esfuerzo, pero gracias a Dios se ha logrado llegar a los resultados y las metas y los sueños que se han tenido, así que nada ha sido en vano”.

Una vida en el deporte

El salto de altura fue la disciplina que Édgar Rivera eligió desde temprana edad. Don Luis comentó que el profesor de educación física de la primaria detectó rápidamente las aptitudes de su hijo, por lo que decidió entrenarlo y enfocarlo en ese camino, algo que le agradecen mucho pues para Édgar se convirtió en una pasión que le ha permitido participar en un sinfín de competencias nacionales e internacionales, llegando a cumplir su mayor sueño en 2016 al representar por primera vez al país en los Juegos Olímpicos de Río.

“De chiquito siempre hizo salto de altura, intentó también con el salto triple y le fue bien, ganó plata en una Olimpiada Nacional, pero su fuerte siempre ha sido el salto de altura porque desde muy chico fue a eventos internacionales y siempre le ha ido muy bien ahí”, compartió su hermano Adrián Rivera.

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Si bien Édgar no logró hacerse de una medalla en Río 2016, la experiencia fue de mucho aprendizaje, tanto para él como para su familia y fue un gran motor para prepararse mejor para la siguiente justa olímpica, señala su madre Alejandra.

“Siento que en aquella ocasión fue la emoción misma de haber estado en los Juegos Olímpicos, ese era su sueño de toda la vida y muchas veces la emoción de llegar ahí y los nervios hacen que no se logre la marca deseada. Esta vez tenemos más confianza de que le va a ir mejor porque ya son sus segundas Olimpiadas y en el ranking él está muy bien, de los saltos que han hecho este año él está como en sexto o séptimo lugar, entonces lleva muy buena marca y esperemos con el favor de Dios que le vaya muy bien”.

Por su parte, don Luis mencionó que planean reunirse, toda la familia, en casa de su suegra, para observar desde ahí la competencia y enviarle toda la buena vibra a su hijo y celebrar a la distancia sus victorias.

Apoyo incondicional

La familia de Édgar ha tratado de acompañarlo siempre en todas sus competencias, mostrando su apoyo y su entusiasmo en cada ocasión, sin embargo, la pandemia de Covid-19 planteó un nuevo escenario para la justa olímpica, con un sinfín de medidas y protocolos sanitarios para proteger a los atletas y demás participantes, por lo que en esta ocasión tendrán que limitarse a observar las competencias desde casa.

“La verdad nos sentimos muy tristes porque la vez pasada lo acompañamos a Río, también a su hermano y ahora esta vez de plano no se pudo y sí nos puede mucho porque es la emoción de que las dos partes ponen su granito de arena; él haciendo lo que tiene que hacer y nosotros aguantar su ausencia porque no es tan fácil, es difícil saber que se encuentra tan lejos y es pesado”, comentó doña Alejandra.

Apuntó que, independientemente de los resultados, para ellos su hijo ya es un triunfador por el simple hecho de haber llegado hasta dichas competencias, aunque mantienen la fe en que se logre el sueño de obtener una medalla.

“Al final de todo lo que se busca siempre es una medalla, él si va es porque quiere una medalla y si la obtiene nos vamos a sentir inmensamente orgullosos, pero también es muy triste no estar con él en un momento tan importante”.

Por último, el consejo de don Luis para los padres que tienen hijos que están comenzando en el deporte, el atletismo o cualquier otra disciplina es que los apoyen incondicionalmente

“Es un camino bastante difícil y bastante duro, se necesita mucho esfuerzo, dedicación y perseverancia para poder lograr las metas. Yo les aconsejo que estén al 100 con sus hijos apoyándolos en lo que ellos decidan, estar con ellos, siempre apoyarlos porque es la mejor manera”.

Refirió que el papel de los padres es muy importante en el desarrollo de los hijos, pues muchas veces los pequeños tienen talento e inclusive dedicación, sin embargo, si los padres no les brindan el apoyo necesario terminan por dejar sus sueños de lado.

“Por eso yo creo que lo principal es el apoyo de los padres. Creo que es la mejor vitamina, la mejor energía que podemos darles a ellos para salir adelante”.

Édgar Rivera es originario de Agua Prieta, Sonora, y durante su carrera ha participado en distintas competencias nacionales e internacionales, siendo entre los más importantes los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2014, celebrados en Veracruz; también los que se llevaron a cabo en Barranquilla, Colombia en 2018, además de los Juegos Panamericanos Perú 2019.

Durante su participación en los Juegos Olímpicos Río 2016 logró colocarse en la posición 35 de la ronda clasificatoria del Grupo B.