Hermosillo cambió el 5 de junio de 2009. Alrededor de las 2:45 de la tarde, comenzó el incendio de la Guardería ABC, al sur de la ciudad.
La noticia corrió como hilo de media, al ver salir humo de las instalaciones, los vecinos y personas que pasaban por el lugar comenzaron a ayudar. Todo era confusión en la escena dantesca que se prolongó por varias horas, dejando una profunda herida colectiva.
La guardería estaba subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, y no cumplía con los protocolos para proteger la integridad y la vida de los niños que tenían bajo su resguardo.
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¿Cómo inició el incendio de la Guardería ABC?
Las familias confiaron lo más preciado en ese bodegón que ha quedado como un testigo de la corrupción y la injusticia. Ahí, frente al Cerro Akiwiki, a un lado de una gasolinera y una llantera, y “pegadito” a una bodega de la Secretaría de Hacienda del Estado, murieron 49 niños y se contabilizan alrededor de cien con lesiones y secuelas de este hecho.
Los peritajes, varios que se han hecho, aseguran que el incendio comenzó en la bodega y que de ahí pasó el humo y el fuego a donde los bebés, niñas y niños dormían la siesta.
¿Quién atendió a los niños de la guardería?
Ahí comenzó el horror, y la movilización para sacarlos y ponerlos a salvo. No se logró para muchos. La gente corría, se oía el llanto, los gritos, la desesperación; los padres se enteraban vía telefónica y por los medios de comunicación de lo ocurrido.
El uso de redes sociales no era tan común ni tan inmediato hace 14 años.
Llegaron bomberos en activo, también los que estaban fuera de turno; la ambulancias no se daban abasto y, como muchas personas, “lloraban” recorriendo la ciudad para trasladar a los pequeños a los hospitales.
Pero también fueron llevados en patrullas y en autos particulares para que fueran atendidos en esta emergencia. Los servicios médicos no colapsaron, pero también fueron rebasados por la magnitud de la desgracia.
Los padres, madres y familiares de los niños llegaban asustados, incrédulos ante la magnitud de lo que ocurría; los más afortunados encontraron a sus hijos en una casa -donde fueron depositados en el porche-, conforme los iban sacando los voluntarios, héroes anónimos que también pusieron en peligro sus vidas, solo por ayudar.
Con el afán de ayudar, un joven golpeó con la parte posterior una pared de la guardería para abrir un boquete y que saliera el humo mientras alguien entraba también para sacar niños.
¿Y los dueños?
Sandra Lucia Téllez Nieves, Antonio Salido Suárez, Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella y de Alfonso Escalante, eran… Son los dueños de “la Guardería ABC de Hermosillo”, como se le conoció mundialmente tras la desgracia más grande de la historia de Sonora y de México.
En ese momento, Felipe Calderón era el presidente de México, su esposa, Margarita Zavala era la primera dama, hoy es diputada federal y prima de Marcia Matilde, una de las dueñas de la guardería.
Los propietarios del lugar, que no cumplió con requisitos de protección civil, por el que murieron 25 niñas y 24 niños; 106 resultaron con lesiones, algunos de ellos de por vida, no han sido alcanzados por la justicia.
También hubo personal de la guardería con lesiones, de ellos casi no se habla; algunos, así como exfuncionarios, también han pagado con cárcel por lo sucedido. Los dueños no. Todavía.
En la guardería había alrededor de 170 niños inscritos; unos no asistieron ese inolvidable 5 de junio; otros fueron recogidos antes de la hora fatal.
Pese a que no cumplían con los requisitos de operación del servicio de guardería del IMSS, en mayo de 2001 se les concedió el permiso para operar por cinco años; en 2007 obtuvieron otro, que vencería en 2009.
No obstante, en julio de 2005, la guardería fue inspeccionada por el IMSS; el sitio web de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH, consigna que el arquitecto independiente, contratado por el IMSS, José Verdugo Ibarra, reportó irregularidades por las que el inmueble no cumplía con los requisitos para ser una guardería. No garantizaba “la seguridad de la personas en su interior”. Y se demostró.
¿Cómo ha respondido la población?
A raíz de los hechos y las cifras de víctimas que ya se conocen; comenzó la movilización de familias y ciudadanos para apoyar a los padres de las víctimas.
Además de las 14 marchas, contando con la del 5 de junio de 2023, a unas horas de efectuarse en Hermosillo; ha habido otras movilizaciones, protestas pacíficas -a veces silenciosas- que son un grito de justicia para los niños que, como dicen en su pase de lista “no debieron morir”.
También, debido a la ineficiencia por parte de los centros de cuidado infantil, ha surgido la Ley 5 de Junio, con la que se realizan inspecciones y se suspenden guarderías que no cumplen con los estándares de cuidados que garanticen la integridad de sus ocupantes.
La exigencia también ha dado pie a la atención de los menores afectados con lesiones por el incendio de la guardería, que vulneró las garantías, según la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN, de protección a la vida, del derecho a la integridad física, algunos a la seguridad social y a la salud.
Además, los menores deben recibir una pensión vitalicia, si tienen lesiones que los incapaciten y les impida trabajar (a futuro). Los sobrevivientes tienen alrededor de 17 años, los mayores.
También las madres que perdieron a sus hijos en el incendio de la guardería deben tener una pensión.
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A 14 años del incendio, Gabriel Alvarado, abogado del movimiento Manos unidas por nuestros niños, señaló que ya hay sentencias condenatorias y que, a partir de esto, llegará la justicia para las víctimas de el atroz incendio.
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