El ser un símbolo de Hermosillo era la intención de la construcción del reloj de torre, conocido como “Reloj de Gastón”, en el bulevar Rodríguez frente al Gimnasio del Estado, en el año 1997, sin embargo, desde su realización ha estado sujeto al rechazo de la ciudadanía.
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Ignacio Lagarda Lagarda, cronista municipal de Hermosillo, afirmó que fue una obra extraña desde el principio, pues ésta se hizo con fondos de la paramunicipal Promotora Inmobiliaria al finalizar el trienio de Gastón González Guerra, con un costo de 2 millones de pesos.
“Eso ya lo hizo extraña y sospechosa, se hizo el proyecto, se trataba de hacer una especie de símbolo para la ciudad, algo así como la Torre Eiffel para París, que se constituyera en un símbolo de la ciudad”, apuntó.
Fue así como decidieron colocarlo en un lugar céntrico, sin embargo, con poca visión, ya que a pocos metros de allí está el reloj de la Ford, mismo que sigue dando la hora y la temperatura.
Cabe señalar que, el artefacto es de la marca Omega y su estilo arquitectónico no es criticable, pues éste asemeja una torre con un reloj en sus cuatro lados en su punto más alto, mismo que anunciaron que sería perfecto y no tendría una millonésima de error en muchos años.
“Dijeron que iba estar controlado con el horario de un centro de Estados Unidos y que estaba monitoreado por un satélite atómico o nuclear, palabras extrañas para la época, que daban a entender que era algo extraordinario”, dijo.
Para su operación, capacitaron al personal de Bomberos de Hermosillo y junto al Departamento de Astronomía de la Universidad de Sonora, hicieron la calibración del reloj, con el apoyo del técnico suizo Roland Vuistiner Antille.
Una vez que la obra culminó, de pronto los principales funcionarios de primer nivel del alcalde González Guerra, aparecieron con relojes idénticos, de la misma marca y del mismo estilo que el construido.
“Eso despertó sospechas de deshonestidad en la obra, que no fue concursada, fue asignación directa y la gente la empezó a ningunear, rechazar y cuestionar, se convirtió en un símbolo de corrupción e ineficiencia y la ineptitud de un gobierno y a partir de entonces se le conoció con el apodo de “El Reloj de Gastón”, refiriéndose al nombre del presidente municipal que lo mandó hacer en esa época”, comentó.
Agregó que este monumento nunca representó un símbolo de la ciudad, pues ya se contaban con varios, como Hermosillo Flash, el Museo y Biblioteca y el Cerro de la Campana.
Cuando este se puso en operación y entró el nuevo gobierno municipal, el reloj dejó de funcionar y ningún gobierno posterior se ha encargado de darle mantenimiento para que se conservara en buen estado, debido a la supuesta “maldición” a la que fue sometido por el juicio inapelable de la población.
Lagarda Lagarda señaló que actualmente presenta un avanzado estado de deterioro, tanto así que llegará el momento en que éste empiece a caer, pues se está desmoronando en su estructura.