Pretender revivir el Plan Hidráulico del Noroeste (Plhino), como lo anunció recientemente el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo Montaño, suena a una cortina de humo, pues este no ofrece una solución inmediata a los problemas que enfrenta Sonora por la sequía, coincidieron en señalar productores y especialista.
De acuerdo a los expertos en el tema, el Plan Hidráulico enfrenta serias dificultades que a lo largo de más de 50 años no se han podido resolver, algunas en cuanto a su viabilidad financiera, otras en materia de viabilidad social y ambiental, que difícilmente serán superadas en el corto plazo.
Por ello, los especialistas se inclinan a sugerir acciones más efectivas, que ayuden a paliar los efectos de la falta de lluvia en el corto y mediano plazo, tales como generar políticas públicas que favorezcan la optimización del uso del agua, en base al desarrollo de infraestructura hidráulica en Sonora, que no dependa de la aceptación social de otras entidades, como sí sucede con el Plhino, que depende de la buena voluntad de los nayaritas y de los sinaloenses para traer agua desde esos estados.
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Omar Alberto Guillén Partida, secretario nacional de la Alianza por el Campo en el Noroeste (Alcano) que aglutina a mil productores en el sur de Sonora argumentó que la economía del sur de Sonora está en riesgo y por el momento, hablar de revivir el Plhino, “la verdad con todo respeto, nuestra opinión es que ese comentario nos suena a una cortina de humo”.
Estimó que este proyecto generado desde la época del gobierno de Faustino Félix, “no resuelve los problemas inmediatos, como los efectos del cambio climático, la sequía que tiene al sistema de presas a menos del 15% de su almacenamiento”.
Reconoció que, si bien el Distrito de Riego del Valle del Yaqui va a lograr sacar el agua para este ciclo agrícola, si la sequía continúa, definitivamente se va a suspender el próximo ciclo agrícola.
“Y esto significará perder 12 mil millones de pesos que se inyectan directamente a la economía de la región, impactando no sólo al campo, sino al comercio y a la industria, en general a la economía de la región del sur de Sonora, si no hay economía en el campo, va a haber una catástrofe económica en el sur de la entidad, eso es una realidad”, manifestó.
Guillén Partida expresó que es preocupante por un lado que no se reconozca esta emergencia, que se haya abandonado una política hídrica de mediano y largo plazo por parte del gobierno federal y que se haya desaparecido el fondo para desastres naturales.
¿Qué sigue? Tenemos que declarar la emergencia y buscar los recursos para que de manera preventiva se pueda evitar un colapso económico y trabajar de inmediato en políticas de optimización del uso del agua, adelantó el exdiputado por Cajeme.
“Y ante esta sequía no se puede repartir lo que no alcanza, creo que es tiempo de apagar las bombas del Acueducto Independencia, porque la situación está crítica y el campo tiene los días contados, creo que no se está viendo con seriedad que se debe de ver el problema”, demandó.
“Hacemos un llamado al gobernador para convocar una mesa técnica que sea permanente, en la que participen los productores, el estado y la federación, para acordar acciones que ayuden a resistir esta sequía”, insistió.
Falta viabilidad social y ambiental
Nicolas Pineda Pablos, investigador del Colegio de Sonora, especialista en temas del uso del agua, destacó que hay diferentes tipos de viabilidad para proyectos como el Plan Hidráulico del Noroeste (Plhino)
Comentó que desde el punto de vista de viabilidad financiera este es un proyecto muy, muy caro, habría que revisar de las obras que se planteaban, cuántas ya se han hecho y cuáles faltan.
No se -dijo- si sea el momento para plantear inversiones de asociación pública-privada, habría que ver si tendría inversión de recursos internacionales, veo difícil que se haga con recursos públicos, el gobierno está muy endeudado y hay muchas presiones por las pensiones.
Pero -subrayó- la viabilidad más comprometida del Plhino es la ambiental y la social, habría que ver que opinan las etnias y los usuarios de Nayarit, sin mencionar a los ambientalistas.
El investigador del Colson recordó que este proyecto tiene una larguísima historia que se generó durante el gobierno de Faustino Félix, por la década de los 70, cuando era secretario de agricultura Alfonso Reina Celaya y se planteó como un gran proyecto de tipo agrícola para ampliar los distritos de riego; luego lo retomó el gobernador Armando Biebrich, cuyo gobierno terminó abruptamente y por ello no continuó el proyecto.
“Además, no es proyecto sólo de Sonora, pues abarca tres estados (incluyendo a Sinaloa y Nayarit), por ello se requiere el acompañamiento federal y en específico de la Conagua, y al estar terminando el actual gobierno, en este sentido no se puede pensar en este proyecto como una solución a la sequía que estamos viviendo este año”, expresó.
Pineda Pablos recordó que este programa, Eduardo Bours lo retomó en 2006 y la CEA hizo muchos estudios y hay proyectos muy detallados de lo que se requiere, pero no se adelantó, y Guillermo Padres en algún momento dijo que el Acueducto Independencia puede considerarse parte del citado plan hidráulico.
“El problema de este macroproyecto es político, como bien lo reconoció el gobernador Alfonso Durazo. En aquella época el presidencialismo del PRI era muy fuerte y en la actualidad estamos viviendo condiciones similares con Morena. Pero no es tan sencillo como se plantea la narrativa de que a Nayarit le sobra agua”, advirtió.
El investigador señaló que el Plhino afectaría el humedal más grande de México, denominado Marismas Nacionales que es un área natural protegida por ser la base de la ecología regional y de la pesca regional en Nayarit. Habría que analizar qué pasaría, sin contar con la polémica de la presa las Cruces que no es bien recibida por los efectos que tendría.
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“En Sinaloa, ya se construyeron las tres presas consideradas dentro del plan, sin embargo, es hora de que los sinaloenses no le sueltan agua a Sonora”, señaló.
“Hay una zona que podría ser distrito de riego en Masiaca, donde se construye el canal fuerte mayo, que apenas se va a concluir, y ver qué pasa, porque los sinaloenses, en lugar de compartir su agua con Sonora, crearon el distrito de riego del Carrizo y ampliaron su zona de riego en el norte de Sinaloa y el sur de Sonora sigue con problemas de falta de agua. Además, no existe la infraestructura para traer agua desde Sinaloa a las presas del sur de Sonora”, abundó.
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