En el ámbito periodístico escribir o hablar de las Madres Buscadoras de Sonora, para algunos pudiera parecer una cosa sencilla, pero por dentro saber qué decir o cómo iniciar no se percibe del todo tan fácil; presentar sólo números o las declaraciones directas no muestran necesariamente el escenario completo, sobre todo cuando hay hijas, hijos, padres o madres que hoy están faltando en miles de hogares.
El tema de las desapariciones forzadas, no sólo es delicado, es triste; a la vez que da esperanza, también enoja, es un tema tan atípico en la mente de muchos que incluso no quisieran nunca tener una conversación sobre ello.
Aún así, quienes sí hablan del tema, los hay tan variados, con tantas diferentes perspectivas, platican de cifras, hechos, involucrados en las búsquedas, hasta aquellos que solo dicen “yo conozco a alguien”, o “a mi me contaron”.
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Sin embargo, no importa lo mucho o poco que se hable del tema porque allá en el monte, en algún terreno baldío o escondite solitario, anda un grupo de mujeres con pala y pico en mano. ¿Quién habla desde su perspectiva?
El silencio de los desaparecidos
Nadie le desea esto a nadie, pero que se desaparezca repentinamente alguien a quien usted quiere, ¿cómo se lo imagina usted? ¿No lo siente como el silencio más ruidoso de sus pensamientos?
Es así, como si el silencio de esa persona desaparecida realmente hiciera tanto ruido, como eco incesante, que llama, que clama en la cabeza de las Madres Buscadoras por ser encontrados, que para ellas se hace un impulso necesario salir y buscarlos a todos y alzar la voz de los desaparecidos.
Para ellas la ausencia en la casa, esa ausencia en sus vidas se vuelve ruido, esa voz que recuerdan en su cabeza, las risas, los momentos; qué difícil tan sólo imaginar la angustia de ellas, las madres que buscan, quiénes la mayoría de las veces, en lugar de encontrar a los suyos, encuentran los restos de otros.
Así han sido los últimos siete años para Ceci Patricia Flores Armenta, fundadora de Madres Buscadoras de Sonora, un grupo civil, mujeres todas, que andan por la vida con varillas y pala en mano, además, sin duda, de una herida abierta en su corazón.
Es una herida que se niega a cerrar; sólo tienen carne viva que les duele, y que para ellas sanará cuando encuentren a ese ser querido que fue privado de su vida.
¿Quién es Ceci Flores?
“Una madre que busca a los desaparecidos por todo el país”, expresó brevemente, reponiéndose de la tos que trae, y es que últimamente ha estado tan enferma de sus vías respiratorias, que no ha podido salir a escarbar la tierra.
En 2015 inició todo, cuando su hijo Alejandro desapareció; su vida cambió para siempre con la angustia y el dolor de no dar con el paradero de su hijo, ni señales, lo que la llevó a comprar su primera pala y pico para buscar con sus propias manos, una tarea que no cesó por cuatro años.
Entonces llegó el 2019, 12 hombres armados entraron a su casa en Bahía de Kino, y sacaron a balazos a Marco Antonio y Jesús Adrián; entonces ya no era 1, sino tres los hijos desaparecidos de Ceci.
Jesús Adrián sí regresó, luego de que la buscadora le rogara a uno de los implicados de esta extracción, que le dijeran dónde estaba; le fue entregado, pero Marco Antonio no, y a la fecha sigue desaparecido, como Alejandro.
Ceci siempre ha sostenido que removerá cada centímetro de tierra si es necesario, para encontrarlos y que no se quiere morir sin traerlos a casa, así sea en “un puño de huesos, los quiero encontrar”, repite en cada entrevista.
Los hallazgos de las madres
¿Cómo ha sido este año para Madres Buscadoras?
“Igual que todos los años desde que perdimos a nuestros hijos, muy doloroso, muy doloroso porque a pesar de que hay cambios en los nuevos gobiernos, que nos atienden y no escuchan pues no hay respuesta todavía por parte de ellos, para la investigación y la búsqueda de nuestros desaparecidos y eso para nosotras pues es muy desesperante, más ahora que se enferman las madres, sin la posibilidad de salir a buscar a los desaparecidos y por lo cual no tenemos posibilidad de encontrarlos”.
De Navojoa a Agua Prieta, en el desierto, en el Centro, en múltiples ubicaciones del Estado, pero también en Baja California, Sinaloa y Jalisco, el colectivo Madres Buscadoras de Sonora, que suman más de dos mil mujeres y algunos jóvenes, ha encontrado fosas clandestinas donde yacen los restos de hombres, o niños que estaban por convertirse en hombres; también han encontrado mujeres.
Si tienen suerte pueden encontrar los cuerpos completos, ya sea en pleno estado de descomposición o bien sólo los huesos, un pantalón por ahí, camiseta rota o batida en tierra, una gorra tirada por allá, los pies descalzos, un cráneo; pero también puede que se encuentren con cenizas y algunos fragmentos de huesos humanos, lo que dificulta demasiado la identificación y entrega de esos restos a sus familiares, tarea que ya queda en manos de las autoridades responsables de hacer las pruebas y análisis correspondientes.
—¿Cuántas personas han encontrado?
“Al momento ya no contamos con esa información, falleció la compañera que llevaba ese registro y al fallecer ella nosotros perdemos toda esa información, porque no hay nadie más que nos la dé… Lilly López hizo un trabajo excepcional en el colectivo, sin embargo, la información se perdió, pero estamos trabajando en recopilar la información nuevamente”.
Según registros previos, hasta el mes de mayo de el 2022 el colectivo ya había encontrado más de 800 cuerpos en diferentes fosas clandestinas, así como ubicaciones reportadas anónimamente, también se suman más de 700 personas con vida que pudieron regresar con sus familias.
Pueden ser bastantes para mujeres civiles sin entrenamiento especial, pero cómo dice Ceci, siguen siendo muy pocos hallazgos en comparación con el número de las personas que ahora mismo se encuentran en situación de desaparecidos.
Las Madres Buscadoras no sólo exponen su seguridad e integridad física, sus manos que se llenan de callos, sus brazos y piernas que se espinan en el monte, el cansancio por caminar y picar la tierra y sacar las paladas de tierra, exponen también su vida.
¿Has recibido amenazas en tu contra?
“He recibido amenazas de muerte constantemente, y tampoco he recibido el apoyo por parte de las autoridades de investigación y dar con las personas”.
Desde hace tiempo, particularmente de julio de 2021 a la fecha, Ceci ha sido amenazada de muerte, incluso hay algunas publicaciones, en la propia cuenta de Twitter de la activista donde habla de cómo siente que su vida está en peligro, ya que han puesto precio a su cabeza para que deje de buscar, pero como lo ha expresado siempre, es lo que nunca dejará de hacer, acusa directamente al grupo delictivo de Los Salazar de ser responsables de la intimidación en su contra.
Ante esta situación, y aun con las reservas que tiene respecto al actuar de las autoridades, ha llegado al punto de tener que pedir la protección a la Comisión Internacional de Derechos Humanos, así como denunciar ante la Fiscalía General las amenazas; por lo que la Secretaría de Gobernación, la tiene bajo el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de los Derechos Humanos.
“Yo no quiero justicia, sólo quiero encontrar a mis hijos y no puedo dejar de buscarlos”, repite cada vez que le preguntan si la búsqueda acabó.
¿Sientes miedo?
“Sí, claro que sí, pero el miedo más grande es no ver a mis hijos… No me quiero ir de este mundo sin traerlos a casa”.
El alcance de Madres Buscadoras
Dentro de toda la tragedia que aqueja en el corazón de Ceci y sus madres buscadoras, no todo han sido malas noticias para el colectivo, pues este año Flores Armenta fue nombrada por la BBC de Londres, como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo en 2022, dentro de la categoría de activistas sociales, un suceso que visibiliza el problema de las desapariciones forzadas de México a nivel global, pero muy particularmente el esfuerzo de los civiles que ayudan a las autoridades encontrarlos.
El alcance que tienen es visible, en su cuenta de facebook Madres Buscadoras de Sonora tiene más de 600 mil seguidores, mientras que en twitter @madresbuscan son casi 33 mil seguidores, también están en Tik Tok como @madres_buscadoras donde suman poco más de 4 mil, y en Instagram @madresbuscadoras donde alcanzan a alrededor de 3 mil 300 usuarios de esa red social.
Si bien quienes interactúan con su contenido no puedan unirse a la búsqueda en campo, si pueden ayudar compartiendo las fichas de los desaparecidos, tanto de quienes tienen años en esa condición, como los de reciente desaparición, de ahí la importancia de compartir y dar a conocer la tarea que han venido realizando estas madres que buscan, y que no se cansarán de buscar.
—Ceci, ¿cuál es el llamado de las madres buscadoras?
—“En primer lugar a las personas que nos dejaron sin ellos, que nos los entregan, que no nos sigan cobrando a las madres algo que no les debemos”, a la sociedad “ no hay que ser tan indiferentes, muchas personas saben dónde están nuestros desaparecidos y por miedo callan”.
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Y en particular del caso de sus hijos, en sus últimas publicaciones la líder activista ha hecho el llamado directo a la organización criminal, que asegura es responsable de la desaparición de sus hijos, y a quienes les dijo que sin buscar justicia, lo único que quiere es saber dónde están sus hijos, ya que asegura que las autoridades siguen mostrando su nula cooperación en la búsqueda e investigación del caso que la ha traído hasta aquí desde el 2015.
—“No me quiero ir de este mundo sin traerlo a casa”
Y pensar que esto es algo que no sólo Ceci lo exclama, este el mismo clamor de casi todas las madres a quienes les fue arrebatado a un hijo o a una hija así, de esa manera repentina, a quienes les desaparecieron los sueños y la ilusión un día cualquiera, las madres buscadoras, que como las madres en casa, buscan y encuentran.
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