Sonora no está listo para recibir a la caravana migrante, ya que no existe un plan integral de atención al migrante, por lo que es necesario que autoridades, sociedad civil y académicos trabajen coordinadamente para actuar al respecto, aseveró Gloria Ciria Valdez Gardea.
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La doctora en Antropología Cultural por la Universidad de Arizona y profesora-investigadora de El Colegio de Sonora (Colson), señaló que la entidad tiene el potencial para ser un ejemplo a seguir en la atención al migrante, sin embargo, hasta la fecha no ha existido interés en implementar políticas públicas al respecto.
“No estamos listos, pero es importante decir que los medios de comunicación y las autoridades gubernamentales tienen un rol trascendental en el manejo que se le puede dar a la posible llegada de la caravana. En primer lugar se ha exaltado el número de personas que podrían llegar, se habla de 10 mil migrantes, pero vemos que algunos se están quedando en municipios y permisos para residir en México, entonces hay que tomar en cuenta eso”, expresó.
Asimismo, se requiere detener el discurso de odio y narrativas xenófobas hacia los migrantes, pues la exaltación de estos simplemente laceran el bienestar de las personas que dejan sus hogares en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida.
“La responsabilidad de los gobiernos es respetar los derechos de los migrantes, entre ellos está el libre tránsito. La responsabilidad de los gobiernos locales y estatales, ya una vez que los migrantes pisan territorio nacional, es salvaguardar su integridad y sobre todo la de las niñas, niños y adolescentes migrantes, ¿cómo lo están haciendo? No sabemos”, agregó.
Valdez Gardea señaló que desde este año, los menores de edad no pueden ser puestos en los centros de detención del Instituto Nacional de Migración (INM), sin embargo, se desconoce el protocolo de acción de las autoridades, además de que no existe recurso ni personal para atenderlos adecuadamente.
Con lo que sí cuenta el Estado es con acciones ejemplares encabezados por la sociedad civil, académicos y eclesiásticos; asimismo, Sonora conserva instituciones y leyes decretadas para atender el problema de la migración, no obstante, lo que ha quedado corto es la voluntad para llevarlas a la práctica.
“Sonora tiene todo para ser un ejemplo de cómo se trata a los migrantes, para salvaguardar los derechos de los migrantes. Lo que hace falta es armonizar lo que se tiene con la realidad, además de actualizarlas. Tenemos la Ley de Protección y Atención al Migrante, una ley muerta, hay que revivirla”, explicó.
Pese a que Sonora es un corredor importante en el flujo migratorio, dentro de la Comisión Sonora-Arizona formada hace 60 años no existe ningún comité relacionado con la migración, por lo que es tiempo de que las autoridades dejen de ignorar la realidad, puntualizó la académica.
Comedores se preparan
Por su parte, el padre José Gilberto Lezama, activista a favor de los derechos migrantes, mencionó que el comedor que dirige se encuentra haciendo los preparativos para atender a tantas personas como pueda, pues aunque la caravana todavía no ha arribado a la Ciudad de México, la llegada a la entidad podría ser dentro del mediano plazo.
“Han cambiado mucho las condiciones, tuvimos la pandemia por Covid-19, ahorita hay un poco más de control por parte del Gobierno federal, ya no se da el apoyo como antes cuando llegó aquella caravana hace como cuatro o cinco años”, externó.
Por ello expresó que su labor no es una solución, sino una respuesta ante la eventualidad que ha derivado del desplazamiento masivo de personas, por lo que es necesario el actuar con ayuda de las autoridades y la sociedad civil, de manera conjunta.
“Hay que recordar que esto es constante, no es nada nuevo, pero se da el paso de manera extraordinaria, esperamos que llegue pero no sabemos si será de manera masiva, parcial o de poco a poco, pero invitamos a la comunidad a estar preparados para dar una respuesta, como siempre ha sido, de manera generosa”, abundó el párroco.
La última caravana de migrantes que arribó al Estado se registró en 2018, donde miles de personas se trasladaron de manera multitudinaria en busca de llegar a Estados Unidos para mejores oportunidades y condiciones de vida.
Lo hicieron de esta forma, añadió Lezama, por cuestiones de seguridad y para visibilizar el gran problema de violencia y crisis económica por el que atraviesa la región centro y sudamericana.
