A un año de haberse detectado los primeros casos positivos de Covid-19 en el país y de decretarse la cuarentena para tratar de mitigar los contagios, miles de maestros se han enfrentado a una odisea para poder seguir desarrollando su trabajo con toda la energía que los caracteriza; siendo pacientes y tratando de compartir sus conocimientos con sus alumnos y a su vez asegurarse de que realmente hayan aprendido.
Se han enfrentado a dificultades técnicas al por mayor y también a los giros emocionales propios de los jóvenes, quienes a pesar de esforzarse día con día para permanecer estudiando, se han encontrado con días grises, días en los que el ánimo y el interés se ha ido al suelo.
“En un principio teníamos muchas expectativas, pero luego nos dimos cuenta que esto no era como se creía; los muchachos perdieron mucho interés en la escuela”, señala Manuel Velásquez Figueroa, catedrático en dos universidades de la entidad, especializado en contabilidad y finanzas.
El maestro comentó que ha sido difícil adaptarse a no tener a los alumnos de manera presencial, pues en muchas de las ocasiones esto provoca que no presten toda la atención necesaria ya que algunas instituciones educativas no exigen que los alumnos tengan las cámaras encendidas, esto para tener empatía con aquellos que no tienen las condiciones económicas adecuadas para contar con un buen equipo electrónico e Internet.
“Muchos se aprovechan de esa parte de la tecnología y eso no me gustó”, dijo.
Por su parte, la maestra Lizette Olguín Nungaray, quien lleva 18 años impartiendo clases en la universidad, principalmente, señala que el tema ha sido complejo, pues tuvieron que adaptarse de la noche a la mañana a una nueva dinámica de trabajo, tanto maestros como alumnos.
En ese sentido, dijo, muchos alumnos han sido empáticos con sus profesores a la hora de entrar en los temas tecnológicos y las fallas que pueden presentarse, lo cual ha hecho la labor más llevadera, sin embargo, también se encontró con alumnos que se resistieron al cambio, al menos durante las primeras semanas o meses.
“Al principio no querían prender la cámara o me decían que no tenían bien el Internet o que se les había echado a perder la cámara”, recordó.
Un golpe a las emociones
A pesar del esfuerzo en conjunto por parte de profesores y alumnos, a la llamada ‘nueva normalidad’ se presentó un factor que quizá no estaba previsto, el de la deserción escolar y la depresión de los jóvenes.
“Lamentablemente sí se han salido alumnos porque muchos padres se quedaron sin trabajo o ellos mismos, la mayoría de mis alumnos trabajan”, explica Francisco Santoyo Ramírez, profesor universitario.
Refirió que se ha tenido un número más elevado de deserción, dado que la pandemia también afectó la economía de todos, lo que ha vuelto difícil para muchos el seguir pagando sus estudios.
“Los que no perdieron el trabajo están presionados porque ya no tienen muchas facilidades; muchos estaban becados y les retiraron la beca; el hecho de no poder hacer actividades, dinámicas, investigación de campo también les ha afectado”, dijo.
Aunado a ello, la depresión también se ha vuelto latente en muchos jóvenes al tener que permanecer tanto tiempo en casa.
“Yo he tenido alumnos que dicen que han caído en depresión muy feo porque se sienten maniatados, encerrados, etc.”, comentó Veásquez Figueroa.
Para la maestra Lizette Olguín, el tema es delicado y se ha vuelto preocupante, pues en su caso dos alumnos fallecieron por Covid-19.
“Ha sido duro y hay días que yo les pongo una tabla periódica de las emociones y les digo que sí ¿dónde están?, ¿Qué si están en alegría o frustración o en enojo?, y hay días que me dicen: ¿Maestra, no tiene un área de la tabla más oscura? Porque me siento muy mal”, explicó.
Una realidad distinta
A pesar de los esfuerzos que actualmente realizan los gobiernos y el Sector Salud para tratar de mitigar los contagios del virus y llevar la vacunación a todos los rincones del país, la realidad es que aún falta tiempo para que las condiciones mejoren.
Los maestros coinciden en que, en la ‘nueva normalidad’ será mucho más complejo e inclusive costoso el mantener las clases presenciales, ya que se tienen que acatar toda una serie de lineamientos sanitarios. También prevén que, más adelante, las escuelas exijan un documento que acredite que ya han recibido la vacuna contra el Covid-19.
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Es muy probable, dijeron, que las clases virtuales se mantengan y que se haga un esquema de educación mixto, llevando sólo algunas clases de manera presencial y el resto se mantengan en línea.
De este modo, la pandemia provocada por el nuevo coronavirus sigue afectando en muchos sectores de la vida cotidiana y, a un año de haberse decretado la primera cuarentena, la situación parece que sigue sin mejorar para muchos.
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