Las tienditas de barrio, son mucho más que un simple negocio donde vas y compras lo que te hace falta, son parte fundamental del crecimiento de las colonias, son testigos de toda esa evolución que se tiene de cada comunidad, de cada familia y de las personas, son más que eso, son nuestras tienditas de confianza.
Detrás de cada una de ellas hay una historia de esfuerzo, de dedicación y que casi siempre involucra a varios miembros de la familia, puesto que es una actividad muy demandante, de muchas horas de servicio al día, tal y como reza ese viejo dicho muy de nuestra tierra: “El que tenga tienda, que la atienda”.
Ese es el caso de la tiendita “Abarrotes Centenario”, ubicada en esa colonia, en la esquina de las calles Galeana y el Bulevar Hidalgo, ahí muy cerquita de la Catedral de Hermosillo, un espacio que desde 1939 y a la fecha sigue funcionando bajo la administración de la misma gente, claro, ya con una tercera generación de la familia de Don Ceferino Cruz Encinas.
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Imagina haber ido ahí de niños, tal vez acompañados de alguno de tus abuelos, y que después de tantos años ese negocio se mantenga en pie, con la misma familia y soportando el embate de las grandes cadenas de tiendas de conveniencia, que han ido arrasando con este tipo de negocios y que los tiene al borde de la extinción.
Así nos lo describe la página de Facebook “Leyendas Sonora lds”, con un recorrido por ya más de 80 años de este negocio familiar que mantiene la fidelidad de sus clientes que de igual forma se va pasando de generación en generación y que conserva la tradición de vender alimentos preparados y sobre todo la buena atención hacia quienes los visitan.
La tradición que se mantiene con Abarrotes Centenario
“Buscando una opción para comer llegué al Abarrotes Centenario, ahí en la esquina del bulevar Hidalgo y la Galeana, atendido en ese momento por Norman Navarro Cruz. Dónde además de tener productos de abarrotes, también venden comidas del día, burritos, quesadillas, tortas, hamburguesas y mucha más variedad. Platicando con Norman me comentó lo siguiente”, dice la publicación.
Y es que en este tipo de negocios, las personas que trabajan ahí tienen nombre y apellido y ellos a su vez conocen el de la mayoría de sus clientes, algunas veces son tan cercanos que hasta abren líneas de crédito, que el cliente retribuye con su pago sin falta y no es que quien trabaje en una cadena grande no tenga nombre, sino que son empleados de una multinacional y cambian de tienda y de trabajo constantemente, no hay apego con la clientela.
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“La tienda Centenario abarrotes de mi abuelo Don Ceferino Cruz Encinas y donde después siguió mi mamá Ana Alicia Cruz Solorzano, tiene abierta desde el 1 de mayo de 1939, por lo que es considerada la más antigua de la ciudad con la misma familia. El Ayuntamiento de Hermosillo la nombró símbolo histórico por ser el negocio tradicional del Centro Histórico y que sigue en pie sin perder su esencia de tiendita de la esquina a pesar de la llegada de tiendas de conveniencia”, explicó el actual propietario.
Así que si anda por rumbos del centro de la ciudad, de los Palacios de Gobierno, Plaza Zaragoza o Catedral no dude en llegar ahí por algún refrigerio que siempre lo van a recibir con una sonrisa, y como dice aquella otra frase también muy de nosotros: “Hay que consumir local”.
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